EL TRIÁNGULO

Los 45 de la infamia

Carolina González

Carolina González

Grábense el nombre de los siguientes países: Albania, Australia, Bulgaria, Cabo Verde, Camerún, Canadá, Chipre, Dinamarca, Estonia, Etiopía, Finlandia, Georgia, Alemania, Grecia, Haití, Islandia, India, Irak, Italia, Japón, Kiribati, Letonia, Lituania, Mónaco, Holanda, Palaos, Panamá, Macedonia del Norte, Filipinas, Polonia, Korea, Moldavia, Rumanía, San Marino, Serbia, Eslovaquia, Sudán del Sur, Suecia, Túnez, Tuvalu, Ucrania, Reino Unido, Uruguay, Vanuatu y Zambia.

Estos 45 países tan distintos culturalmente, tan alejados espacialmente y con sistemas políticos opuestos, tienen algo en común. Conforman la lista de la infamia. Sus representantes políticos se han abstenido en la votación de la Asamblea General de Naciones Unidas para exigir un alto el fuego inmediato e incondicional en Gaza, así como la entrega de ayuda humanitaria. La resolución sometida a votación la presentó Jordania y, afortunadamente, salió adelante gracias al apoyo de otros 120 países presentes.

En este mundo hipócrita en el que intentamos mantenernos en pie, a días a duras penas, soportamos actuaciones como estas y no pasa nada. 45 naciones, algunas viviendo en su propia tierra el terror de una guerra como Ucrania, pretenden no pronunciarse ante la barbarie que se está produciendo en la Franja de Gaza y la aniquilación del pueblo palestino por parte de Israel. Quieren mantenerse equidistantes en un conflicto que no deja de ser el aplastamiento de dos millones de personas obligadas a huir desde que tienen uso de razón. La ignominia que están sufriendo los palestinos ante la indiferencia del mundo debería estudiarse en los libros de historia dentro del capítulo de exterminios mundiales.

Imaginarán que en cada intervención de los asistentes a esa votación hubo un matiz. Estados Unidos esgrimió la legítima defensa por parte de Israel ante el ataque de Hamás y señaló que si la petición de una tregua no iba acompañada de una condena al terrorismo de Hamás no podía posicionarse a favor de un alto el fuego. Como si fuera incompatible criticar el ataque de Hamás y demandar el fin de la masacre en Gaza. El país de Joe Biden fue uno de los 14 que votaron en contra de la resolución. No trataron de resultar tibios, fueron más honestos que los que abstuvieron. Se alinearon con Israel sin medias tintas. Por eso a ellos no les señalo.

España se posicionó a favor de acabar con esta masacre. Igual que millones de ciudadanos que han salido a la calle para pedir parar el genocidio que se está cometiendo y retransmitiendo por televisión. Ahora nadie podrá decir, como en el nazismo, que desconocían lo que ocurría. Una vez más, todo se resume en un alarde y demostración de supremacismo.

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