Tranquilidad, mirada optimista y tener muy claro el diagnóstico y las consecuencias. Por ahí pasa la receta que da Juan Señor a Dwamena en estos momentos tan difíciles del delantero. Él vivió un episodio similar, aunque el problema cardiaco era distinto, en 1990, cuando tuvo que dejar el fútbol, aunque él ya tenía entonces 31 años y un dilatado palmarés, tanto en el Real Zaragoza como en la selección.

«No sé exactamente lo que sufre Dwamena, pero yo lo que tuve fue lo que se denomina un soplo, que lo tienen muchos futbolistas y con el que se puede jugar al fútbol. Consiste en que se produce ese escape sanguíneo de ventrículo a aurícula, pero a mí se me complicó porque el ventrículo se engrosó por dentro, en su pared interna, y tuve desmayos», relata el excentrocampista, que se fue a Trento, a la consulta del doctor Franco Furlanello, tras un desmayo en febrero de 1990.

Tras varios meses de estudios y pruebas, ya en agosto, Señor decidió dejar el fútbol, porque «me dijeron de seguir un tratamiento y con él se demuestra que baja el engrosamiento a unos niveles más normales. Pero me dicen que, si vuelvo al deporte de alta competición, es muy factible que ese engrosamiento se vuelva a dar. Y pensé que no merecía la pena arriesgar para volver a esa máxima exigencia», explica.

En el caso de Dwamena, de 24 años, su carrera tiene todavía mucho recorrido de fútbol en teoría, además de que su problema es distinto, puesto que al jugador ghanés se le implantó un holter hace unos años para regular esa frecuencia cardiaca. «Conmigo no había aparecido nada anteriormente, pero en este caso, por lo que tengo entendido, ya le detectaron algo antes de fichar por un club», explica Señor. Ese club fue en el 2017 el Brighton.

Sin embargo, la sensación de dudas y de sentir el miedo a un suceso de carácter cardiovascular que pueda constituir un peligro para su vida si sigue jugando al fútbol de élite es la misma en ambos casos: «Por la cabeza del futbolista aparecen en este tiempo dudas y una inquietud enorme hasta que sabe definitivamente lo que tiene, cómo se ha producido y la posterior repercusión en su carrera; si es fácil de superar y te va a permitir seguir jugando o si hay un riesgo estando en la exigencia de la máxima competición», asegura el exzaragocista.

Importa la persona

«Necesita un periodo de tranquilidad, que las pruebas, elija el sitio que elija, se las haga con esa calma. Tiene que estar claro tanto el diagnostico como los riesgos que conlleva», incide Señor, que tiene claro que lo importante en estos casos es «la persona, el jugador, aunque el club, además de darle todo su apoyo, sigue también su marcha y debe decidir, por ejemplo, si la baja es de larga duración y va a plantearse la posibilidad de buscar algún refuerzo, porque Dwamena es un futbolista importante».

Señor tardó algo más de seis meses en tomar la decisión de dejar el fútbol, una determinación dolorosa que en su caso trató de verla por el lado más positivo, por pensar en que lo importante era que ese problema no había tenido más graves consecuencias para él y que la vida en todos los demás aspectos, al margen de la alta competición deportiva, continuaba: «A mí se me plantean una serie de circunstancias y veo que ya he jugado lo suficiente y que no quiero tener ningún riesgo que me impida llevar una vida normal. Con el riesgo de la competición, con las dudas de que me cause un mal mayor, pues decidí retirarme. Y lo miré por el lado más positivo, por pensar qué hubiera pasado de haber seguido jugando. Es que no queda otra que verlo así», concluye el exfutbolista.