Hostelería

Así tendrán que ser las 'cocinas fantasma' en Zaragoza

El Ayuntamiento de Zaragoza defiende la regulación de estos negocios para evitar problemas de convivencia

Cocinas fantasma en el Teatro Barceló de Madrid

Cocinas fantasma en el Teatro Barceló de Madrid / EUROPA PRESS

El Periódico de Aragón

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Zaragoza ha puesto coto a las dark kitchen o cocinas fantasmas. Un modelo de negocio que vio su oportunidad en la pandemia, cuando crisis sanitaria obligó a cerrar los bares, que fueron recuperando la normalidad de forma progresiva. Ahora, el ayuntamiento ha decidido regular estos negocios para evitar que proliferen sin control en las zonas residenciales y se conviertan en un problema. «Lo que hacemos es anticiparnos», ha explicado el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, que este jueves elevará a la comisión de su área la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que regula este tipo de equipamientos, que incluye a los supermercados fantasmas, esos en los que se hace la compra online y te la llevan a casa.

Como adelantó EL PERIÓDICO, en la modificación se plantea la creación de una nueva categoría dentro de la normativa urbanística en la que quepan este tipo de negocios, que se asimilarán a una actividad industrial y no comercial, por lo que no podrán establecerse en según qué zonas residenciales.

También conlleva condiciones. De esta manera, las cocinas fantasma solo podrán situarse en zonas urbanas cuando se integren en local de planta baja siempre que el local no sobrepase los 100 metros cuadrados. Además, tendrá que tener un acceso directo desde una calle que no sea peatonal y con anchura mínima de 12 metros, con el ánimo de molestar lo menos posible a los peatones.

Aún hay más porque en ningún caso podrá haber dos dark kitchen en la misma calle, salvo que la distancia entre ambos locales sea mayor de 100 metros y haya zonas de espera para repartidores que estén separadas de las áreas de manipulación de alimentos.

Los 'supermercados fantasma'

Por su parte, los almacenes o tiendas fantasma podrán estar en zona residencial siempre y cuando estén en locales de planta baja, con una superficie máxima de 300 metros cuadrados, y cuyas zonas de vehículos de repartos no ocupen ni más de 10 metros cuadrados, ni más del 10% de la superficie construida del local.

Los establecimientos ya instalados en la ciudad tendrán un plazo de un año desde la entrada en vigor de esta modificación, cuando su aprobación sea definitiva, y se exigirá la adaptación si efectúan obras de reforma o ampliación del local.

Serrano explicó que entre los problemas que provocan estas actividades destacan la gran cantidad de vehículos ligeros de reparto que acuden a estos negocios; los humos, olores, ruidos y riesgos de incendio de las cocinas y el peligro de la expansión y primacía de estos locales en las plantas bajas reduciendo la vida social y comercial de los barrios.

«Queremos dejar las reglas del juego marcadas, protegiendo a nuestros vecinos, pero a la vez garantizando la actividad económica y los nuevos modelos de distribución y consumo hacia los que se encaminan las ciudades en un futuro», resumió Serrano, que confía en que esta propuesta salga adelante con el apoyo de todos los grupos.