Aunque las autoridades sanitarias esperan que la prohibición del tabaco en lugares públicos tenga consecuencia directa en la disminución del consumo de tabaco, lo cierto es que por el momento el negocio no se ha resentido. Aunque es pronto para realizar valoraciones, ya que apenas ha pasado una semana desde que se puso en vigor el veto al tabaco, los estanqueros consultados por este diario aseguran que el consumo se mantiene. Los fumadores apuestan, eso sí, por marcas más baratas o por el tabaco de liar, cuyo consumo ha aumentado en el último año un 50%.

Los últimos datos oficiales son anteriores al último encarecimiento de los impuestos sobre el tabaco, que han gravado especialmente el de liar, incrementando su precio en un 45%. Por eso quizás esta tendencia se revierta durante el 2011. Hasta que llegue este momento la picadura ha vivido su época de oro. Los aragoneses compraron hasta noviembre del 2010 un total de 114.459 kilos de este tabaco, un 53% más que el mismo consumo acumulado en el año anterior, cuando se vendieron 74.666 kilos.

"La aplicación de la ley antitabaco no se ha notado nada en las ventas. La gente sigue fumando lo mismo, lo único que se quejan mucho por el precio. Por eso, la forma de fumar ha cambiado y bastante. Como muestra, yo antes tenía solo media docena de marcas de tabaco de liar y ahora tengo veinte", explica Maite Cebollada, responsable de una expendeduría de la calle Espartero de Zaragoza. Tampoco en el estanco de José Corral, en el camino Miraflores, han notado una disminución de las ventas. "La cosa chuta, el tabaco de liar lleva disparado dos años, pero a ver qué pasa con el incremento de precio" apunta.

El pasado mes de diciembre se aprobó una subida de los tributos especiales del tabaco con la que el Gobierno prevé ingresar 780 millones de euros adicionales y que recogía, entre otras, un alza del 28% en el impuesto mínimo, que pasa de los 91,3 a 116,9 euros por cada mil cigarrillos. Asimismo, incrementó el tipo impositivo específico desde 10,2 hasta 12,7 euros por mil cigarrillos, según recoge el Real Decreto aprobado, cuya finalidad principal es reducir su consumo para proteger la salud de los ciudadanos, aunque no cabe duda de que la obtención de ingresos tributarios adicionales contribuirá también a la consolidación de las finanzas públicas.

Esta subida de precios no es lo único que enerva a los estanqueros. La prohibición de la ley incluye también la ampliación de la venta de tabaco a 15.000 puntos nuevos, una concesión del Gobierno a las tabacaleras --y a su propio bolsillo--. "Esto es totalmente incongruente", apunta Cebollada.