Uno de los momentos más esperpénticos de la legislatura fue cuando el PP y el PAR derogaron la Ley de Lenguas aprobada en la legislatura pasada para suprimir cualquier reconocimiento al catalán de Aragón, lengua hablada por más de 100.000 habitantes de la comunidad. La nueva ley, que no se ha desarrollado y deja en mala situación al aragonés y al catalán, solo hablaba de lenguas aragonesas propias del Aragón oriental, lo que en determinados sectores se bautizó con el acrónimo de lapao. Esto originó situaciones ridículas para negar el catalán, en contra de la opinión de la comunidad académica.