LA GOBERNABILIDAD EN ARAGÓN

PP y Vox aceleran la negociación a 20 días de que se les acabe el plazo

Ambas formaciones continúan perfilando el acuerdo para la formación del gobierno

La intención es que el líder popular pueda tomar posesión la semana que viene

La presidenta de las Cortes, Marta Fernández, con los portavoces parlamentarios de Vox, Alejandro Nolasco y Santiago Morón. | ÁNGEL DE CASTRO

La presidenta de las Cortes, Marta Fernández, con los portavoces parlamentarios de Vox, Alejandro Nolasco y Santiago Morón. | ÁNGEL DE CASTRO / ignacio martín

Ignacio Martín

Ignacio Martín

Hace días ya que un alto dirigente popular aseguró en corrillo privado que las negociaciones con Vox serían peliagudas y que cerrar un acuerdo no sería «nada fácil». Acto seguido, no obstante, añadió: «No será fácil, pero el cambio será bueno». Seguro que en ese momento de conciliábulo sincero no creía que las conversaciones se dilatasen tantos días. Tantos que ahora hay quien los computa en versión cuenta atrás. Quedan 20 hasta el 23 de agosto, la última fecha en la que, según marca el reglamento de las Cortes de Aragón, se puede celebrar el pleno de investidura. Claro que si ese día Azcón no lograra ni la mayoría simple –es decir, si Vox votase en contra junto al PSOE, CHA, Podemos e IU–, directamente se tendría que acudir a la repetición electoral, una circunstancia posible pero que, hoy en día, nadie contempla. De hecho, las negociaciones continúan para tratar de cristalizar el acuerdo programático y el de gobierno. Si las conversaciones no se vuelven a torcer, la idea es sacar adelante la investidura la próxima semana.

Los nervios han ido creciendo desde que el 23 de julio se celebraron las elecciones generales. Tras cerrar las líneas maestras del acuerdo en Madrid con la cúpula del partido de Santiago Abascal, en el PP aragonés se aprestaron a perfilar el trazo fino con Alejandro Nolasco y la directiva de Aragón. Sin embargo, las intromisiones desde las sedes centrales fueron estropeando el proceso hasta generar un punto de inquietud en el calendario.

Sea dicho que casi nadie cree que se llegue a esa encrucijada, que por otra parte entienden que beneficiaría directamente al PSOE de Lambán. Hoy bien parecen las cuentas de la lechera tales suposiciones. Mucho más cercana está la opción de que la investidura no pase de la semana que viene.

«En cualquier momento puede llegar», insisten desde diversas fuentes, si bien en el Partido Popular no hay quién ofrezca una voz pública desde que Jorge Azcón citó a los medios de comunicación el martes de la semana pasada para informar de que ponía la directa hacia su investidura. Esa mañana descartó de manera tajante que pudiese haber repetición electoral. «En ningún caso se producirá», afirmó antes de anunciar su intención de reunirse en breve con Vox, Teruel Existe y el PAR para cerrar el acuerdo preciso. Esa misma tarde se sentó con Alejandro Nolasco y su equipo, de hecho. Y un día más tarde, en Madrid, el dirigente nacional Iván Espinosa de los Monteros aseguró que las negociaciones para conformar el gobierno en la DGA «van cogiendo color».

«No descarto ningún escenario, pero mis preferencias no han cambiado», ha repetido el líder popular en referencia a su prioridad de gobernar en solitario, una prioridad que algunos de sus socios creen que le ha perjudicado en unas negociaciones que estaban más verdes de lo que parecía cuando los equipos negociadores del PP y Vox en Aragón se sentaron a perfilar los cuáles y los quiénes. O lo que es lo mismo, qué áreas y con qué consejeros.

Y desde entonces, silenzio stampa en el PP, que tampoco se ha vuelto a poner en contacto ni con Teruel Existe ni con el PAR. Ambos han dejado clara su postura. Si bien Tomás Guitarte ha avisado repetidamente de que no conjugará con Vox, Alberto Izquierdo no traza líneas rojas por ahí. Claro que nadie va a firmar el pacto de forma gratuita. El Partido Aragonés, de hecho, ya dijo que solo votaría «sí o no» en la investidura de Azcón. Sea como fuere, se vuelve al principio. El PP necesita a Vox, al menos esa abstención que no quieren dar. Quieren «más», dicen. Más de lo que da el PP, se entiende. Y en esas andan, siguen, acelerando en la mesa de negociaciones mientras el reloj se ha puesto en modo cuenta atrás.