SEMANA SANTA DE TERUEL

El Bajo Aragón se rasga al unísono a golpe de tambor y bombo

Los siete pueblos de la Ruta rompieron la hora cuando el reloj marcó las doce / Calanda es el único que no realiza este acto de noche, sino a mediodía

Momento de Romper la Hora desde Andorra.

Momento de Romper la Hora desde Andorra. / Aitor Pes

Como cuando el velo del templo se rasgó en dos por la muerte de Cristo. En el momento en el que el reloj marcó las doce de la noche un toque de corneta dio el aviso de un sismo que se sintió ayer en siete pueblos del Bajo Aragón y muy especialmente en Andorra que fue este año el escaparate de todos los que forman la ruta salvo Calanda, que lo hará hoy a mediodía. 

La plaza del Regallo y sus calles adyacentes del municipio andorrano se tiñeron de rojo y negro para romper la hora con más ganas que nunca porque, tal y como reconoció Aitor Pes, presidente de la cofradía del Cristo de los Tambores y Bombos, «todos los ojos están puestos en nosotros y es una responsabilidad». Él estaba en el balcón en el que el alcalde Joaquín Bielsa junto al presidente de Aragón Javier Lambán dieron el primer toque al que siguieron miles de tambores y bombos en toda la comarca que no pararon ni de noche ni de día. Hasta el Sábado Santo que no se realice el silencio de toque no pararán. 

Para los andorranos como para los vecinos de Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén los minutos previos fueron de nerviosismo por una espera de todo un año. 

César Quílez es el mejor exponente de ello. César Quílez es el mejor exponente de ello. Este andorrano trabajaba en la mina de Escucha pero cuando cerró fue trasladado por la empresa a Palencia. Eso no ha evitado que diez años después haya dejado esta tradición de romper la hora con su esposa Juani, sus hijos Hugo y Raúl de 11 años y su cuadrilla. «Es pasión, es hermandad. No podría dejar de venir y que el bombo de mi padre se quedara sin sonar», destaca, mientras no puede evitar recordar a su madre María Pilar que falleció hace doce años «y que nos preparaba a todos la cuadrilla una sopa calentita o unos buñuelos para aguantar toda la noche». 

César y Javi, una de las cuadrillas que rompieron la hora.

César y Javi, una de las cuadrillas que rompieron la hora. / EP

«Da igual que esté en Palencia, tenemos que venir y disfrutar de esta noche. Mi primer regalo a mi mujer, que es de Foz-Calanda, fue un tambor para que aprendiera y se viniera conmigo a vivir este momento», señala Quílez, quien reconoce que se llevó un instrumento para «entrenar los toques antes de emprender viaje, pero que dejó de hacerlo por los vecinos porque no lo entendían. «Lo que hacemos es ir unos días antes y repasar», apunta. 

Junto a él estaba Javi, uno de sus amigos. La cuadrilla se fue ampliando con las nuevas generaciones y las parejas. En su caso con su mujer Natalia y con el pequeño Mario de 9 años. «He tenido un susto horas antes porque se me rompió el bombo y están muy cotizados, fui a la tienda y pedí el parche para arreglármelo yo. No podía faltar aquí», asevera, mientras incide «en el sentimiento de unión». «No hace falta que digamos dónde quedar porque sabemos cuál es nuestro sitio. Este día es muy especial para todos. Hay con gente de mi familia que nos vemos hoy y que en navidades ni podemos coincidir». «Cada uno viene aquí por sus razones. Algunos por fe, otros por tradición, otros porque les encanta tocar y otros por eso de estar con los tuyos. Es muy bonito», explica Javi. 

Unos toque que en Andorra se interrumpió durante unos minutos a las 02.00 horas cuando los vecinos acudieron a la ermita de san Macario y recogieron al Cristo de Tambores y Bombos con el que realizaron la procesión de las antorchas. Tras dejarlo en la iglesia las calles de Andorra volvieron a vibrar al unísono.

La Puebla de Hijar es otro de los pueblos de La Ruta del Tambor que en la noche del Jueves Santo retumba hasta altas horas de la madrugada. Minutos antes de las 00.00, la palabra era una: nervios. «Para nosotros lo que significa es mucho. Es el acto mas importante de las tradiciones de nuestro pueblo. A pesar de que michos vivimos fuera del pueblo hoy es cuando siempre nos juntamos todos. Todos los años. Es algo mas que un acto religioso. Une a varias generaciones. Es parte de nuestra cultura», comentan Manuel Guallar y Brigi Artal. Otra de las participantes, Asún Monge Pasamón, señala:«La primera vez que vine fue una emoción enorme. Pero luego aún me ha gustado más. Escuchar de repente todo el ruido de la plaza… y luego parar todos es una emoción que hasta llorarías. No se puede expresar». 

Antes de La Rompida, las calles eran ríos de gente dirigiéndose hacia la plaza mayor. Todos tambor o bombo en mano. Pequeños y grandes. Veteranos y novatos. 

Calanda lo hará hoy y el primer toque lo realizará a directora de cine Eulalia Ramón, viuda de Carlos Saura, recientemente fallecido. Alcañiz es el único municipio de la ruta en el que no se rompe ha hora y en el que el único instrumento que se toca en procesiones y actos es el tambor, no el bombo.

De este modo celebran en estas localidades turolenses la Semana Santa, fiesta de Interés Turístico Internacional desde el año 2014, en la que se combinan las procesiones y el recogimiento con el ambiente festivo más propio de la rompida.

En 2018, la Unesco incluyó a las ‘Tamboradas, toques de tambor rituales’ en su lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, englobando a 17 localidades españolas, entre ellas las nueve de Teruel.