GUARDANDO LAS DISTANCIAS

Guardando las distancias: Que no explote el ‘boom’

Este año está siendo el de las letras aragonesas y el fenómeno ya cruza las fronteras de Aragón

Galardón 8 Javier Sierra recibió el pasado noviembre el Premio de las Letras. | ANDREEA VORNICU

Galardón 8 Javier Sierra recibió el pasado noviembre el Premio de las Letras. | ANDREEA VORNICU / Monserrat

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

No es flor de un día. Eso es algo que habría que dejar claro desde el principio, pero este año que acaba de comenzar está destacando por ser el de las letras aragonesas. No tanto quizá por los logros (el Planeta para Luz Gabás es ya del año pasado) sino porque definitivamente parece que se han roto todas las barreras y el fenómeno ya aparece más allá de las fronteras de nuestra comunidad.

Sacar aquí una nómina de escritores no aportaría mucho al debate porque, además, ya están ahí y se conocen, pero sí me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que, en realidad, todo este fenómeno se ha dado sin una industria editorial potente en nuestra comunidad (no quiero que se me malinterprete porque no digo que no haya editoriales buenas en Aragón, pero desgraciadamente no cuentan con el músculo económico de otras) y, sobre todo, sin un, en mi opinión, excesivo apoyo desde las instituciones. Sí, contamos con premios literarios que, sin embargo, carecen de promoción fuera de Aragón y la realidad es que si ahora se ha dado este boom es más por el talento personal y creativo de los propios escritores que por las condiciones que se hayan podido encontrar en esta tierra.

Y, ojo, que eso no es una visión negativa del fenómeno, pero sí creo que ahora que nuestros grandes escritores –no olvidemos que algunos de ellos hace años que buscaron cobijo fuera de aquí– están siendo reconocidos como se merecen sí se impone una reflexión.

Un 'boom' a examen

Aragón es tierra de talento en muchas disciplinas artísticas, pero... ¿Cuánto estamos favoreciendo que se dé este hecho? Ahora mismo hay una generación excelsa que, en realidad, son varias porque son de edades muy distintas pero la verdadera fortaleza de este fenómeno se medirá en los próximo años comprobando si este boom sigue teniendo tirón con los escritores que han de venir por detrás.

Lo que sí es un hecho que puede determinar la fortaleza de la literatura aragonesa es la gran variedad de estilos en los que nada y que hace que no exista una etiqueta como tal de la escritura hecha en esta comunidad, lo que repercute directamente en ver este fenómeno como algo más global y, ante todo, rico en matices. El que un escritor no tenga mucho que ver con otro no hace más que refrendar que el sustento de nuestros creadores puede estar intrínsecamente ligado a la tierra pero que va mucho más allá.

Creo que, como siempre que explota algo así, deberíamos ser capaces de imponer un periodo de reflexión, no para entender el fenómeno, que también, sino para ser capaces de fomentarlo en un futuro y que las letras aragonesas no tengan que sudar tanta tinta para alcanzar el lugar que se merecen en el panorama español. Es decir, lo que lleva pasando desde hace muchos años, pero, esta vez sí, hagamos algo para que todo sea más sencillo. No sería más que lograr riqueza para nuestro territorio.

Porque, al final, cuando se habla de la importancia de la cultura para reafirmarnos como seres humanos y tener mejor conciencia de lo que somos cada uno tampoco se debería olvidar otra de las patas de la ecuación de esta importancia, la construcción de una identidad colectiva para creernos parte de una sociedad con la que identificarnos y a la que aspirar a hacer mejor. Los escritores, sin ninguna duda, son necesarios para reconstruirnos como personas y como parte de una identidad colectiva que debería ayudarnos a encontrar un lugar mejor en el mundo. ¿Vamos a ello?

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