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Cuando Felipe V conquistó Zaragoza

Felipe V de España, por Miguel Jacinto Meléndez, 1712.

Felipe V de España, por Miguel Jacinto Meléndez, 1712. / EL PERIÓDICO

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

El 25 de mayo de 1707 y en mitad de la Guerra de Sucesión Española, las tropas de Felipe V de Borbón (Felipe IV de Aragón), tomaron Zaragoza al bando austracista del archiduque Carlos de Austria. Al comienzo de la guerra, los territorios de la Corona de Aragón habían jurado lealtad al Borbón, pues este había sido designado como su heredero por parte de Carlos II el Hechizado, el último monarca de la Casa de Austria. Pero con el paso de los años, diferentes actuaciones de la nueva corte fueron provocando un gran malestar en amplios sectores del reino de Aragón, del principado de Cataluña, del reino de Valencia, y en el conjunto de Estados que componían la Corona aragonesa. En el caso de Aragón son los llamados «agravios» o greuges, los cuales debían ser tratados y solucionados por el monarca en las Cortes.

Ya venía de lejos el sentimiento entre las élites gobernantes de que Aragón quedaba prácticamente excluido de la Monarquía Hispánica, teniendo poco peso en la toma de decisiones y siendo la mayoría de los altos cargos miembros de la nobleza castellana, llegando muy pocos aragoneses a las altas esferas. El continuo ninguneo desde Castilla venía calando profundamente en el sentimiento aragonés, lo que ayudó a que en mitad de aquella guerra por la sucesión al trono que se estaba librando, Aragón acabara pasándose a apoyar al bando austricista. También se veía con muy malos ojos que desde el comienzo de su reinado, el nuevo monarca otorgara importantes cargos en la corte a consejeros franceses que le habían acompañado desde Versalles, temiéndose que la Monarquía Hispánica pasara a ser un títere de la política del Rey Sol, Luis XIV de Borbón, quien a la postre era el abuelo del propio Felipe V. 

Así pues, entre octubre y diciembre del año 1705, una gran ofensiva de los aliados austracistas logró tomar Cataluña y Valencia para su causa, lo que provocó el nerviosismo dentro de los sectores aragoneses que preferían a Carlos como rey. De hecho, se produjeron algunos motines en Zaragoza con la muerte de soldados franceses. Además, algunas zonas de Aragón como Calatayud, Daroca o Teruel eran afectas a los Austrias en un momento en el que el reino de Aragón se convirtió en frente de guerra y en zona de paso de las tropas francesas que llegaban desde Madrid y desde Francia para atacar Cataluña y Valencia. Ante esta situación, comenzaron a ser habituales los desórdenes provocados por los militares franceses contra la población civil, aumentando hasta un punto crítico el descontento.

Desde mediados del siglo XIX se exhibe en el Museo de bellas Artes de Xátiva un cuadro del rey Felipe V, el primer Borbón español, boca abajo como acto de venganza por la quema de la ciudad de Xátiva tras la batalla de Almansa.

Desde mediados del siglo XIX se exhibe en el Museo de bellas Artes de Xátiva un cuadro del rey Felipe V, el primer Borbón español, boca abajo como acto de venganza por la quema de la ciudad de Xátiva tras la batalla de Almansa. / JOSÉ ALEIXANDRE

Así pues, y con todo ese caldo de cultivo previo, en la primavera de 1706 fracasó la ofensiva del rey Felipe V sobre Cataluña, mientras que poco después una ofensiva del archiduque Carlos de Austria desde Portugal logró tomar Madrid. Precisamente, la llegada de la noticia de la toma de Madrid por los austracistas provocó que ese mismo 29 de junio de 1706 se proclamara por primera vez en Zaragoza al archiduque como Carlos III de España. En ese momento, prácticamente todo el reino de Aragón, que siempre estuvo sometido a los vaivenes de la guerra al carecer de ejército propio, se pasó entonces al bando austracista salvo localidades fronterizas con Francia o Castilla como Jaca, Borja, Tarazona, y otras como Caspe o Fraga. Lo cierto es que, ante el avance de las tropas austracistas en 1706, Aragón no ofreció apenas oposición armada, ya que la resistencia al archiduque se consideraba imposible.

Comenzó así el primer gobierno de Carlos de Austria sobre Aragón prometiendo el respeto a los fueros, el gran caballo de batalla del bando austracista frente a los siempre centralistas franceses. Al contrario de lo que habían hecho hasta entonces los mandos borbónicos, el archiduque Carlos procuró mantener regimientos de tropas por el territorio para defenderlo e incluso logró tomar algunas plazas que se mantenían fieles al bando borbónico como Borja, Tauste o Mallén. Pero el dominio del archiduque sobre el reino de Aragón no llegó al año. Y es que el 25 de abril de 1707 se libró la Batalla de Almansa (Albacete), en la que el ejército borbónico derrotó al austracista provocando el derrumbe del frente, la ocupación del reino de Valencia y el abandono, por considerarlo indefendible, del reino de Aragón, replegándose así hacia Cataluña. Finalmente, el 25 de mayo del año 1707, Zaragoza fue tomada por las tropas borbónicas entrando al día siguiente Felipe V en la ciudad. No sería esta la última vez durante la Guerra de Sucesión en la que Zaragoza fuera la protagonista, ya que apenas tres años más tarde ambos pretendientes al trono se verían de nuevo las caras en la llamada Batalla de los Montes de Torrero, una de las más importantes de toda la guerra en su frente español.

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