ARTÍCULO DE FIRMA INVITADA

Parar la discriminación, una asignatura pendiente

Sara Giménez

Desde la Fundación Secretariado Gitano hemos publicado nuestro XIX Informe Anual ‘Discriminación y Comunidad Gitana’, en el que visibilizamos una muestra del rechazo social que sigue sufriendo el pueblo gitano. Una muestra de cómo la discriminación está enraizada en nuestra sociedad y hasta qué punto atraviesa las vidas de las personas.

Así ocurre, cuando una persona gitana quiere alquilar una vivienda o acceder a un bien o servicio. Y, todavía en los colegios, niños y niñas gitanas sufren segregación escolar. Es la discriminación cotidiana que provoca, de partida, la vulneración del derecho fundamental a no ser discriminado, y que impide el acceso a muchos otros derechos, genera desigualdad de oportunidades y ataca directamente la dignidad de la persona.

Junto a ello, presentamos parte del discurso de odio antigitano en redes sociales e internet, con más de 200 casos registrados en este último informe. Son discursos que impactan directamente en nuestra dignidad y que reproducen un ideario antigitano que está en la base de las discriminaciones que enfrentamos las personas gitanas.

Hemos obtenido sentencias referentes de los juzgados de lo social que declaran nulo un despido por vulneración de los derechos fundamentales, resoluciones judiciales en el ámbito penal por discurso de odio o varias sentencias protegiendo los derechos de familias gitanas frente a desalojos ilegales en asentamientos chabolistas o de infravivienda, como la reciente del barrio de La Pomecia, en Teruel.

Aunque nuestro trabajo tiene cierto impacto, queda mucho por hacer para que las personas gitanas dejen de normalizar la discriminación, la denuncien y sientan que las instituciones están de su lado. Por ello, es vital que el Gobierno ponga en marcha la Autoridad independiente para la Igualdad de Trato y no Discriminación, que establece la Ley Integral de Igualdad de Trato y no Discriminación. Es una de las herramientas esenciales para defender a las víctimas y para combatir la infradenuncia.

Además, el informe también analiza un tema relevante, que evidencia algunas reacciones colectivas que nos convierten en una sociedad indecente. Me refiero al hostigamiento colectivo antigitano que vivieron hace dos veranos las familias gitanas en los pueblos andaluces de Íllora y Peal de Becerro, una reacción que se produce cuando una persona gitana está supuestamente implicada en la comisión de un delito.

Para el resto de la ciudadanía, la responsabilidad penal es individual. Pero, para las personas gitanas, ¿es colectiva? Se producen manifestaciones antigitanas, quema de viviendas y se obliga a que todas las familias gitanas se tengan que ir de la localidad. Son hechos injustos y alarmantes que, en una democracia avanzada, deberían indignar al conjunto de la sociedad.

El rechazo social y la discriminación nos hacen peores como sociedad, impiden que nos enriquezcamos de la diversidad y son contrarios al respeto a la diferencia. Por ello, tenemos que continuar sensibilizando a nuestra sociedad, en beneficio de toda la ciudadanía.