MÚSICA

Flamenco en las fiestas por Javier Losilla: Tres golpes en las puertas del tercer cielo

Rocío Márquez y Bronquio actuaron en el Jardín de Invierno el jueves y Tomás de Perrate en la Estación del Norte

Rocío Márquez, en una imagen de archivo, actuó el jueves en Zaragoza.

Rocío Márquez, en una imagen de archivo, actuó el jueves en Zaragoza.

Javier Losilla

Javier Losilla

Más allá de quevedos y bisbales (no juzgo a los seguidores que llenaron sus conciertos) merece la pena atravesar la ciudad desde el parque Labordeta hasta la Estación del Norte y viceversa, pese al colapso provocado por la Ofrenda de flores y las lamentables previsiones municipales en asunto de transporte urbano. Merece la pena si quien actúa en la Estación del Norte es Tomás de Perrate, y quienes ofrecen un concierto en el Jardín del invierno son Rocío Márquez y Bronquio. Flamenco transversal, diríamos, en un doble sentido: artístico y de movilidad. 

Rocío y Bronquio presentaron las canciones de 'Tercer cielo', el disco que grabaron juntos en año pasado, un artefacto sonoro en el que el que el que lo jondo rompe las costuras de la mismísima disensión flamenca para instalarse en un estadio brutal y hermosamente impreciso en la que la voz melismática de Rocío dialoga con las creaciones electrónicas del productor Bronquio. Un espectáculo que parte del contenido del álbum mencionado, pero que se ofrece como un 'work in progress'; una propuesta que se va construyendo día a día, concierto a concierto, tanto musical como escenográficamente, pues también rompe con la quietud flamenca del canon.

Conexión desde el cante

Surge entre Márquez y Bronquio una conexión que asume el cante como parte del universo musical nuevo y, la música, como integrante de una manera, igualmente radical, de decir el garrotín, los tangos, el pregón, la rumba, los verdiales, la toná… Rocío es el impulso del tiempo, del compás que mantiene el pulso, de la voz infinita; y Bronquio es el huracán, atemperado cuando es necesario, de vientos que cortan el tópico como la navaja de Ockham. Juntos mueven los rumbos de la veleta de la libertad. 

¿Y Tomás? Tomás es Perrate, cantaor, dije en una ocasión, de voz intensa y cerebro inquieto. 'Tres golpes', su álbum de 2022, fue una forma clara de enfrentarse al hecho flamenco con la crudeza del blues primitivo, pero con la intención de indagar en los recovecos de la Historia para asentar el futuro. Un viaje a músicas que en el Renacimiento y en el Barroco contribuyeron a la formación del flamenco que ha llegado hasta nuestros días, y una mirada a ritmos negros que reconfirman la influencia africana en lo jondo.

Tal vez el espacio (al aire libre) de la Estación del Norte no era la mejor ubicación para el espectáculo de Perrate, pero no es Tomás cantaor al que amilanen los contratiempos. Llegó acompañado por tres grandes instrumentistas (Paco de Amparo, guitarra; Antonio Moreno, percusiones; y el jovencísimo Pepe Fernández, piano y teclados) para una actuación de búsquedas y hallazgos, de rupturas y pasiones profundas a través de la toná, del romance, la segurilla, el fandango, la chacona, la bulería de amplísimo espectro y un glorioso tributo al añorado Bambino con música de Piazzola y letra de Roberto Goyeneche 'El Polaco', tanguero argentino descendiente de vascos, todo un maestro en el lenguaje del arrabal. 

Perrate y Márquez, Márquez y Perrate. Sí merece la pena atravesar una ciudad de colapso y desidia municipal para arder, como un pecador pilarista, en las llamas del flamenco más perturbador.