Sala de máquinas

Tumbas con historia

Juan Bolea

Juan Bolea

Hay en este libro de Peter Ross, Una tumba con vistas, historias y glorias de cementerios (editorial Capitán Swing) momentos muy especiales.

Uno de ellos, cuando el autor casi se tropieza con la tumba de Sheridan Le Fanu (fallecido en 1873) en un cementerio de la capital irlandesa. En cuya gótica lápida pudo leer: «Aquí yace el príncipe invisible de Dublín, novelista y escritor de cuentos de fantasmas». Ross se detuvo ante su tumba y recordó con respeto al hombre que, libre de su eterna cárcel, vivió y creó historias que hoy se siguen leyendo con tanta admiración como su Carmilla, pionera de una «literatura de vampiros» que poco después pondría definitivamente de moda la aparición del Drácula de Bram Stoker.

No será el de Le Fanu el único nombre de magnos escritores que ilustrará este descriptivo relato y sus paseos por cementerios británicos en cuyas avenidas y panteones, nichos y tumbas comunes se entrelaza la historia de sus grandes urbes. Como la de aquel Londres cuyas callejuelas y miserias, tabernas y camposantos describió Charles Dickens con insuperable realismo, denunciando, al mismo tiempo que novelaba, la desidia, el abandono, la falta de mantenimiento e higiene de aquellos cementerios londinenses donde las lluvias hacían aflorar restos humanos, cráneos y fémures, manos y pies emergiendo del barro como la horrible devolución de una muerte que se negaba a almacenarlos, retornándolos en dantescas imágenes capaces de helar la sangre a los lectores de Dickens y a todo aquel que hubiera tenido la desdicha de visitar aquellos infectos recintos, arriesgándose a ser víctima de alguna fiebre o epidemia.

Pero también visitará el autor tumbas más modernas, como las de los militantes del IRA, más de setenta, que dieron sus vidas por su causa. Destacando entre ellas la lápida de aquel icónico Bobby Sands que en 1982 se dejó morir en huelga de hambre en una prisión inglesa.

Una tumba con vistas acumula infinidad de historias, recuerdos y anécdotas de tumbas y cementerios, relatándolas con tal viveza que los muertos parecen más vivos que antes, dispuestos a recordarnos sus canciones, sus historias de amor, sus aventuras y sueños, las razones por las vivieron tan intensamente y por las que merecen ser recordados.

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