Por qué nos matan

Marian Rebolledo

Marian Rebolledo

Este año se cumplen cuarenta de la primera legislatura de las Cortes de Aragón. En aquel entonces solo había cuatro mujeres diputadas. Tres eran del PSOE: Carmen Izquierdo por Huesca; Soledad Navarro por Teruel y María Jesús Quintín por Zaragoza. Y también estaba Luisa Fernanda Rudi (PP) por Zaragoza. He propuesto recordar a estas mujeres pioneras en lo suyo a distintas instituciones, y hasta hoy. La propuesta incluía recuperar también a las pioneras en los principales ayuntamientos, para que veamos cuánto hemos cambiado: en 2023 los bastones de mando de Zaragoza, Huesca y Teruel los ostentan tres mujeres. Si comparan con la constitución de aquellos primeros ayuntamientos, la diferencia es abismal. Cuento todo esto porque me da rabia que motivos partidistas hayan opacado el recuerdo de las pioneras en hacer política en Aragón. Con algunas de las que he hablado me cuentan lo que tuvieron que pasar, como el ser examinadas por los señores de sus partidos como si fueran tontas, justo antes de comparecencias o entrevistas. Las cosas han ido a mejor para las mujeres, qué duda cabe. Aunque no demos nada por hecho. Este fin de semana, en una magnífica entrevista, la flamante presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, se despacha de lo lindo y niega con todas las letras la existencia de la violencia de género. Es verdad que mi visión del feminismo no coincide con la de Luisa Fernanda Rudi, tampoco con la de Irene Montero. Sin embargo, jamás he sentido que con sus manifestaciones ninguna de estas dos políticas atentara contra lo que para mí es fundamental: que nos matan por ser mujeres. Lo de Fernández, en cambio, ya es otro nivel. Y todavía lo estoy digiriendo.

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