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Decálogo de la Energía para vertebrar Aragón

Con altitud de miras, la comunidad puede convertirse en la región europea más próspera del siglo XXI

Jesús Alijarde

Jesús Alijarde

El físico danés Oersterd descubrió en 1820 que una corriente eléctrica en movimiento a través de un conductor genera un campo magnético: era el inicio del electromagnetismo. Este descubrimiento nos ha permitido evolucionar y crear enormes cantidades de soluciones técnicas con las que la Humanidad ha disfrutado los últimos doscientos años; la más conocida, posiblemente, sea el motor eléctrico.

Este principio físico también nos puede ayudar a entender una circunstancia que, de un tiempo a esta parte, se está convirtiendo en una realidad más que evidente: los territorios que sean capaces de generar energía eléctrica limpia y barata promoverán polos de atracción sobre industrias y empresas intensivas en energía eléctrica.

El Clúster de la Energía de Aragón (Clenar) lleva afirmando mucho tiempo que no hay alternativa tecnológica presente ni futura a la generación renovable de energía, y que Aragón tiene una enorme potencialidad para transformar sus recursos naturales (eólico, solar, hidráulico y topográfico) en riqueza y prosperidad. Anuncios como los realizados por Amazon y Microsoft para instalarse en Aragón confirman estos planteamientos, pero no nos dejemos eclipsar por estas gigantescas empresas: todas las presentes en Aragón están recorriendo el camino hacia la transición energética que va mucho más allá que la mera generación renovable.

La Comisión de Sostenibilidad de Clenar presentó en la II Noche de la Energía de Aragón el Decálogo de la Energía. Esta propuesta contempla diez puntos que están enfocados en generar una transición energética real y provechosa para Aragón, sabiendo entender que nuestra tierra tiene una ventaja estratégica frente a otros territorios y que es el momento de aprovecharla.

El decálogo contempla la diversificación de la matriz energética, el fomento de las energías renovables y la promoción de la eficiencia y ahorro energético para realizar una electrificación de la demanda energética y ser más eficaces en su consumo. También la promoción de redes inteligentes, el almacenamiento de energía y la investigación y desarrollo para digitalizar el sector, garantizar la operación del sistema y tener asegurado el suministro energético en todo momento con fuentes de energía renovable.

Así mismo, es preciso impulsar sistemas de movilidad sostenible y mejora de los procesos industriales con base en un consumo eléctrico renovable, y donde no se pueda apostar por vectores energéticos de origen renovable. Finalmente debemos empoderar a las personas con el fomento y apoyo de las comunidades energéticas y generando una transición justa.

Es hora de dejar a un lado la estrechez de miras, los intereses egoístas y elevar la visión mucho más lejos de lo que es habitual. Con altitud de miras y con base en la energía, Aragón puede convertirse en la comunidad de Europa más prospera del siglo XXI.

Pero la prosperidad y atracción de empresas no solo depende de la generación eléctrica limpia y barata: como en la descripción física del fenómeno básico del electromagnetismo, se requiere, además, de un conductor. Este conductor, en el caso de Aragón, es doble: por un lado, la sociedad civil, y por otro, la clase política. Es imprescindible que ambos se muevan en paralelo, coordinados y buscando la generación de fuerzas de Lorentz que atraigan las alternativas deseadas y rechace los negocios poco sostenibles. Necesitamos políticos que sean estadistas, no sólo buenos gestores. Y necesitamos una sociedad repleta de ciudadanos comprometidos, no demagogos interesados.

Clenar seguirá colaborando y trabajando con las instituciones y con la sociedad en el difícil camino de crear nuestro propio futuro, libre de ataduras o rémoras del pasado. Debemos mirar hacia adelante, con ilusión y energía que nos permitan superar todos los problemas e incertidumbres del camino. Aragón debe liderar la lucha contra el cambio climático, generar nuevos espacios de crecimiento y riqueza y contribuir a una economía más sostenible. El sector energético de Aragón rebosa de oportunidades estratégicas para un mejor porvenir de todas las personas y seres vivos que habitamos en Aragón.

La transición energética es la mayor y mejor oportunidad que hemos tenido en la historia reciente, y como ocurre con las leyes de la física –sean conocidas, ignoradas o rechazadas–, siempre se cumplen.

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