Opinión | CON SENTIDO/SIN SENTIDO

‘¡Viva Zapatero!’

De entre los expresidentes del gobierno de España -no contamos a don Leopoldo el Breve- a los únicos que ha respetado el tiempo es a Suárez y a Zapatero. Quizá porque antepusieron servir a su país a pasar a la Historia. Don Adolfo se perdió en las brumas tras ser expulsado por el establishment juancarlista, precisamente por creerse la democracia de la que fue comadrona. Dar nombre a un aeropuerto no vale tanto sacrificio… ZP, que tuvo una desastrosa gestión de la crisis de 2008 ha renacido como hombre de partido y algo más. Lo vi en Lo de Évole el pasado domingo con el aplomo de los preclaros senadores, de los estadistas mejorados con las añadas. Todo lo contrario que González y Aznar, dos ególatras empecinados en dejar su impronta en la Historia, aunque para ello tengan que tergiversarla hasta extremos delirantes. Felipe cumplió con el rol modernizador dentro del sistema que le dictaban la CIA y la socialdemocracia alemana, Aznar se abandonó a las mascletás del imperio yanqui y mintió para jugar con ventaja en ese terrible 11M que su inmoral apoyo a la guerra de Irak propició. Y sigue con Pedro J. erre que erre... El sentido de Estado de Rodríguez Zapatero se demostró cuando apoyó a Rajoy alineado con el PSOE susanista muchoespañol para salir de la crisis; pero, según confesó el domingo, no tardó en percatarse de que la derecha hipócrita solo busca mantener el poder a toda costa. Allí feneció Bambi ZP para alumbrar al compañero Zapatero. El presidente que había legalizado los derechos sociales que hasta muchos en el PP han aprovechado, el que había acabado con ETA, el que hizo del diálogo y la sonrisa su bandera, sacaba pecho por fin. Y sacaba también el látigo justiciero de Jesús en el templo con intervenciones mitineras con técnicas de monologuista que superan al mejor Guerra (hoy tan patético…). Y sigue sin parar, remando a favor de sus siglas, negociando hasta con el diablo... A ver si van a tener razón los italianos cuando lanzaron en 2005 la película que da título a esta columna.

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