Opinión | CON SENTIDO / SIN SENTIDO

La supervivencia de los más ricos

Dos libros más o menos recientes ponen en la picota el sistema de explotación contemporáneo que promueven los Bezos, Zuckemberg, Elon Musk y compañía. En La Supervivencia de los más ricos Rushkoff denuncia el imperio de la «Mentalidad», un Gran Hermano global alentado por magnates sin escrúpulos que con la excusa de hacernos la vida más fácil se la están poniendo imposible a sus «esclavos». La argentina Josefina Martínez en Amazon desde dentro: el secreto está en la explotación hace, desde su experiencia laboral en esa empresa, una radiografía demoledora del modus operandi laboral del gigante de la distribución globalizada. El algoritmo sirve aquí, como ya en tantas otras empresas, para controlar a sus trabajadores y exprimirlos al máximo. Cuenta Josefina que los objetivos estresantes que les imponen llegan a tal nivel que hay empleados que no tienen tiempo ni de parar un minuto a orinar y lo hacen en una botella. Esa masa laboral procede de las más diversas culturas y nacionalidades, para que no se entiendan, organicen y sindiquen (los sindicatos tradicionales no se hacen eco de este precariado, porque se han estancado en las nóminas del siglo XX). Pero Amazon, en lugar de mandar guasaps intimidadores a periodistas «preciosas», como el señoro MAR, lo que hace es vender el libro en su plataforma a 14 euros. No hay manera más efectiva de desactivar la disidencia que ofertándola con desparpajo en el gran bazar digitalizado: ¡a ver si aprende el airado Jefe de Gabinete de Ayuso! El cinismo es la marca de estos nuevos señores que han impuesto lo que Yanis Varoufakis (¿se acuerdan del ministro de economía griego que plantó cara al austericidio?) llama tecnofeudalismo en otro libro homónimo con sugerente subtítulo: el sigiloso sucesor del capitalismo (también pueden comprarlo en Amazon). Pero hay que ser mucho más que cínico para propiciar este nuevo Medievo hipertecnológico; pongas ustedes el calificativo a estos tipos que miran desde sus cohetes salvíficos cómo ardemos en el Infierno de su algoritmo.

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