REAL ZARAGOZA

La crónica del Atzeneta-Real Zaragoza: Bochorno en la Copa (2-1)

El Real Zaragoza cae frente al Atzeneta, de Tercera, y Escribá se queda contra las cuerdas

Los jugadores del Real Zaragoza se disculpan por la derrota ante los aficionados zaragocistas.

Los jugadores del Real Zaragoza se disculpan por la derrota ante los aficionados zaragocistas. / MOISÉS CASTELL / PRENSA 2

El Periódico de Aragón

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La Copa del Rey no solo no fue un bálsamo sino que hundió un poco más al Real Zaragoza en su crisis cayendo apeado por el Atzeneta, un Tercera RFEF (2-1), en otro partido más que preocupante del equipo aragonés y que deja a Fran Escribá sin argumentos que le sostengan como entrenador del conjunto aragonés mucho más en el tiempo. Se puede mirar a Poussin, autor de otro fallo incomprensible en un profesional, se puede señalar a Escribá y su incapacidad para recuperar al equipo, se puede cuestionar cómo una plantilla de Segunda es incapaz de mostrar un poco más de fútbol y de amor propio para imponerse, o al menos asediar hasta el último instante, a un equipo, el Atzeneta, que juega tres categorías por debajo. La cuestión es que este Real Zaragoza, ahora mismo, no le gana a nadie.

No ganar en la Liga es preocupante, no hacerlo frente a un rival de Tercera es un oprobio más que sumar a la larga y negra lista que acumula el Real Zaragoza en esta última década de desgracias. Caer eliminado de esta manera, con la sensación de no poder hacer más y de no estar tampoco muy preocupado por ello, es un ridículo sin paliativos para un club como el Real Zaragoza, en cuya camiseta luce la escarapela con el seis que recuerda el número de títulos ganados en otra vida pero cuyo fútbol desluce no ya la historia de la entidad sino también cualquiera de los discursos de tranquilidad y confianza de los últimos días.

Hasta ahora el club ha respaldado a Fran Escribá y lo sigue haciendo, pero este golpe es muy duro para un técnico que no está consiguiendo la reacción de su equipo, más bien lo contrario. El valenciano se estrenó cayendo en la Copa frente al Diocesano, de Segunda RFEF, hace un año y ahora esta derrota, aún peor, frente a un Tercera le deja más que tocado con el derbi llamando a la puerta. La ley del fútbol está escrita hace muchos años, el Real Zaragoza necesita urgentemente una reacción y, si no la consigue desde dentro, con lo que tiene, tendrá que buscarla desde fuera con nuevas ideas y argumentos.

Porque la crisis continúa y un partido como el de anoche solo hace ahondar en las inseguridades y dudas de un equipo que es un flan, que aun cuando está bien sabe que va a fallar y, cuando lo hace, le tiembla hasta el escudo. Le volvió a suceder en El Clariano porque el partido tuvo dos partes bien diferenciadas y un punto de inflexión, el segundo tanto local. En la primera, más tanteo que otra cosa, poco balón para el Zaragoza, un gol para cada uno. En la segunda, el equipo aragonés sí tuvo el dominio frente a un Atzeneta que se replegó a la espera de sorprender a su rival, aunque sin grandes ocasiones, hasta que en el minuto 69 Uclés aprovechó un nuevo regalo de Poussin para poner el 2-1 que noqueó al Real Zaragoza. Escribá sacó toda su artillería y acabó con defensa de tres, pero ni por esas.

Tras el gol encajado el Real Zaragoza solo fue capaz de crear una ocasión, que Iván Azón remató por encima de la portería, hasta que en el descuento Mouriño la sacó fuera desde el área pequeña y Francho tampoco acertó en el último suspiro. Llegadas más por inercia que por fútbol, porque el Real Zaragoza ni siquiera puso empuje. No acabó volcado en el área rival, no asedió al Atzeneta, no le hizo sufrir más de la cuenta. El problema del equipo no es solo futbolístico, que también, y no señala solo al técnico sino a todos los jugadores.

Porque ni siquiera con el viento a favor es capaz de remar en conjunto. En un primera parte sin ningún dominio, sin ningún control del juego ni del balón, la calidad individual permitió adelantarse al Real Zaragoza. Valera y Bermejo cocinaron una acción por la banda derecha que Mollejo, otra vez Mollejo, introdujo en la portería de Ferri. En lugar de ir hacia arriba a partir de ahí y asomar la cabeza definitivamente, el equipo volvió a pegarse un tiro en el pie.

Cuatro minutos después de adelantarse, un fallo defensivo en cadena de Luna, Lluís López, Mouriño y Poussin permitió a Brandon igualar el encuentro y devolver todo a la casilla de salida. Incluso pudo marcar el segundo el Atzeneta, pero lo impidieron el palo y el portero galo. Desde entonces, y pese a que en la segunda parte el Zaragoza sí tuvo el balón, la mejor ocasión fue un disparo al larguero de Juan Sebastián en el minuto 54. Nada más de un Real Zaragoza demasiado pobre, incapaz siquiera de forzar la prórroga. La Copa se le ha vuelto a atragantar al equipo y a un Fran Escribá cada vez más en la cuerda floja.