La actualidad del Real Zaragoza

La otra cara de la mediocridad en el Real Zaragoza

El Real Zaragoza suma menos puntos con Real Z LLC (42 %), en los casi dos años desde su llegada en mayo de 2022, que con la Fundación (46 %), que estuvo ocho, desde 2014

Los números económicos, con 35 millones invertidos, son indiscutibles, pero en el césped el equipo tiene un perfil aún más bajo

El presidente, Jorge Mas, entre los accionistas Juan Forcén y Gustavo Serpa el director general, Raúl Sanllehí.

El presidente, Jorge Mas, entre los accionistas Juan Forcén y Gustavo Serpa el director general, Raúl Sanllehí. / JAIME GALINDO

Se consumó en el final de la temporada 21-22, concretamente el 24 de mayo de 2022 la entrada de Real Z LLC en el Real Zaragoza comprando el paquete accionarial que controlaba César Alierta, más del 50%, además de los de la familia Yarza y Carlos Iribarren, ya que Juan Forcén quedó integrado en el grupo inversor, en la nueva propiedad. Tras una temporada y más de dos tercios de la segunda con los nuevos accionistas, que superan el 98’3% del capital social, el Zaragoza ha visto sanear sus cuentas, con una deuda ya oficial por debajo de los 49 millones en 2023, con una inversión de más de 35, y que la nueva Romareda sea una realidad muy cercana, a unos meses vista ya solo del comienzo de las obras. Sin embargo, la realidad deportiva ha cambiado muy poco, pero lo ha hecho a peor. Basta un dato para ilustrarlo: el Zaragoza de la Fundación, en ocho temporadas, desde 2014 a 2022, consiguió el 46,42% de los puntos en 256 partidos de Liga en Segunda; el de Real Z LLC en 71 encuentros tiene un promedio más bajo, solo el 42,25%.

En lo deportivo ese desembarco, el mensaje ambicioso que siempre da Jorge Mas, presidente del Zaragoza y accionista de ese grupo, no se ha visto reflejado en absoluto. Con la Fundación, que cogió un club al borde del abismo, con 106 millones de deuda oficial con Agapito Iglesias, el Zaragoza rozó subir en la 14-15, en la 17-18 y en la 19-20, en las tres ocasiones por la vía de la promoción, alcanzando la final en la primera de ellas, contra Las Palmas, y cayó en la primera eliminatoria con Numancia y Elche en las otras dos. 

Y también firmó varias temporadas mediocres, luchando por evitar el peligro de descenso que era también el pasaporte a una casi segura desaparición en la 16-17, en la 18-19 o en la 20-21, siendo en esta última donde más cerca estuvo de la tragedia. Con Real Z LLC, salvo en el inicio de este curso, en las cinco jornadas iniciales de liderato y marcha imparable, solo ha habido mediocridad.

En ocho temporadas con los anteriores dueños, el Zaragoza hizo 468 puntos del total de 1.008 que puso en juego, lo que da ese porcentaje que supera el 46%, mientras que la nueva propiedad ha firmado 90 sobre un total de 213 posibles, algo más del 42 %, cuatro puntos por debajo en estos momentos. El equipo zaragocista terminó la última Liga de la Fundación, con JIM a los mandos, en décima posición, con 56 puntos en esa temporada, muy lastrada además en su configuración por el eterno proceso de venta y el desembarco fallido de Spain Football Capital, mientras que en el primer curso de los recién llegados se firmaron 53 puntos, con la decimotercera posición y una por debajo circula el Zaragoza en estos momentos, con solo 37 en el zurrón en 29 jornadas disputadas. 

La quinta puntuación

La actual puntuación es la quinta a estas alturas de las 10 desde 2014 (51 en la 19-20, 45 en la 15-16 y 43 en la 17-18 y la 14-15 le superan) y los 34 que llevaba el equipo el año pasado en estos momentos, la octava. Como se ve, la mediocridad es absoluta. Además, no se ha abandonado la inestabilidad en el banquillo ni en los despachos. La Fundación tuvo cuatro directores deportivos (Martín González, Narcís Juliá, Lalo Arantegui y Miguel Torrecilla) y hasta 13 entrenadores (Víctor Muñoz, Ranko Popovic, Lluís Carreras, Luis Milla, Raúl Agné, César Láinez, Natxo González, Imanol Idiakez, Lucas Alcaraz, Víctor Fernández, Baraja, Iván Martínez y JIM).

La Fundación tuvo cuatro directores deportivos y trece entrenadores en ocho temporadas y la actual propiedad suma en casi dos años dos encargados de la parcela deportiva y tres técnicos

El ritmo de ese movimiento no ha bajado ni de lejos con la nueva propiedad, que ya acumula dos directores en menos de dos años, con Torrecilla, al que se renovó en ese desembarco de los nuevos, y Juan Carlos Cordero, con tres entrenadores por el momento, Juan Carlos Carcedo, Fran Escribá y un Julio Velázquez muy cuestionado que se juega el puesto en Valladolid, por lo que Real Z LLC puede sumar su cuarto míster distinto antes de su segundo aniversario en el Zaragoza. Haciendo una multiplicación fácil en ambos casos se ve claro que el ritmo de cambios en ambas parcelas supera con creces al de la anterior propiedad en los ocho años que tuvo.

Con esos números tan grises vive el nuevo Zaragoza, con el desencanto de una grada en todo lo alto y que quedó patente ante el Amorebieta o que se vio ya antes en La Cerámica o en el momento del despido de Escribá tras la derrota ante el Huesca en el derbi, pero que también es la misma afición que recibió con los brazos abiertos a los nuevos propietarios y que lo mantuvo en este curso, con el número de socios más alto en esta etapa en Segunda, agotando todos los carnets que el club puso a la venta, hasta 28.882. 

Real Z LLC ha invertido en torno a 35,4 millones de euros en estos dos años. La compra del club ya supuso un desembolso de 9 millones y hay que añadir las tres ampliaciones de capital, de 14,6, 6,7 y 5,1 (casi 26,5 millones en total)

Sin embargo, la parcela económica es indiscutible. El grupo inversor, en el que están hasta cinco sociedades, con presencia del Atlético de Madrid (Pablo Jiménez de Parga, en la sociedad mayoritaria), y el Fondo Ares Management (Jim Miller y Mark Affolter), sobre todo, pero también Joseph Oughourlian, Jorge Mas, Jim Carpenter, además de Juan Forcén, la única representación aragonesa de ese grupo, ha invertido en torno a 35,4 millones de euros en estos dos años. La compra del club ya supuso un desembolso de 9 millones, de los que alrededor de 8 fueron a parar a la familia Alierta por sus acciones (casi 3,2), el préstamo participativo convertible de 3,8 que tenía y la prima de mayoría, mientras que el resto fue el pago de las acciones a la familia Yarza y a Carlos Iribarren.

A esos 9 millones hay que añadir las tres ampliaciones de capital, de 14,6, 6,7 y 5,1 (casi 26,5 millones en total), esta última anunciada en la pasada Junta General de Accionistas celebrada el 20 de diciembre y que aún no tiene efecto en las últimas cuentas de la entidad, que señalan una deuda de 48,9 millones, cuando a la salida de la Fundación estaba por encima de 67, por lo que se ha reducido sin contar esa última ampliación en el 27%.

El mayor límite salarial

Esas ampliaciones han ido a parar al capital social y, tras la última, este ya se encuentra en 32,85 millones, de los que solo medio millón pertenecen a los pequeños accionistas. A la salida de la Fundación el capital social era de 6,361. Las cifras económicas son, pues, muy relevantes y esa reducción de la deuda, que incluyó la liquidación total de lo que quedaba de la de Hacienda después de que la Fundación fuera cumpliendo religiosamente todos los plazos de pago, ha supuesto el mayor límite salarial desde 2014, de 10,7 millones en enero, pero en la clasificación, en el césped, la vida sigue igual. O peor... 

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