UN ECOSISTEMA TRANSFORMADOR

La economía social gana visibilidad en Aragón y supera la facturación del turismo

El sector emplea en Aragón a 21.000 personas y alcanza unos ingresos de 3.355 millones al año

El modelo registra una evolución positiva y se hace más visible ante la sociedad y los poderes públicos

La jornada 'Economía social, una aliada para el desarrollo', organizada por Cepes Aragón la semana pasada en el Paraninfo.

La jornada 'Economía social, una aliada para el desarrollo', organizada por Cepes Aragón la semana pasada en el Paraninfo. / EL PERIÓDICO

La economía social ha salido del armario del olvido en Aragón, donde está exhibiendo como nunca todas sus potencialidades. Las cooperativas agroalimentarias o de trabajo, las sociedades laborales, los centros especiales de empleo, las empresas de inserción, las asociaciones de la discapacidad, las fundaciones o las oenegés forman parte de este sector que hasta hace unos años pasaba desapercibido a los ojos de la mayoría. A diferencia del resto de la economía, en este modelo priman las personas o los fines sociales sobre el capital. Un ecosistema que ha ganado visibilidad en los últimos años tanto en la esfera institucional como a pie de calle.

Las cifras que atesora hablan por sí solas. Este sector está formado actualmente en la comunidad por 7.521 empresas y entidades que generan más de 21.000 empleos y una facturación de 3.355 millones de euros, según el último informe anual de la economía social en Aragón elaborado por la Universidad de Zaragoza. Este volumen de negocio es mayor incluso que el de la pujante actividad turística, lo que da una idea de la envergadura y trascendencia de un sector que está más presente en nuestras vidas de lo que parece a simple vista.

La cifra de ingresos de la economía social equivale al 9,51% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad autónoma, un peso desconocido que pone de relieve la importancia de un modelo más resistente y resiliente frente a las crisis y que pone a las personas y sus problemas en el centro de sus acciones.

"La comunidad autónoma cuenta con 7.521 empresas y entidades que forman parte de este tejido"

«Vivimos un momento interesante. Estamos recogiendo todo el trabajo sembrado en los últimos años», señala Adrián Serrano, presidente de Cepes Aragón, una asociación que agrupa a las empresas y organizaciones que forman parte de este tipo de economía, también llamada tercer sector. Esta organización, creada hace ahora nueve años, ha jugado un papel fundamental a la hora de articular y visibilizar este espacio. Desde entonces se han dado grandes pasos en el objetivo de hacer más perceptible el sector ante la sociedad y los poderes públicos, también en el plano legislativo.

Del trabajo desarrollado «codo con codo» con la DGA vio la luz el pasado año una ley autonómica de Economía Social, un marco normativo que da cobijo a esta realidad. Este hito vino precedido de un plan de impulso del tercer sector que contempla el lanzamiento de 70 acciones concretas hasta 2025, algunas de las cuales ya se han puesto en marcha. La iniciativa germinó además tras un proceso de diálogo con los agentes implicados, según destacan desde Cepes.

Cada vez más dentro de las instituciones

Aragón se ha convertido así en pionera en la promoción de este tejido económico junto a comunidades como Navarra. A raíz de la ley, además, se ha constituido este año el Consejo Aragonés de Economía Social, un órgano para interlocución con la Administración de los principales agentes de este ecosistema.

El Ayuntamiento de Zaragoza también cuenta desde 2018 con una estrategia que sienta las bases para el fomento del sector, aunque Serrano consideró necesario «retomar y actualizar» este plan. Otro de los hitos que se ha producido en los últimos años fue el nombramiento de Teruel como capital española de la economía social en el año 2021, designación que fue concedida por el Ministerio de Trabajo y Economía Social y que dio lugar a un plan del consistorio turolense para el impulso de esta actividad.

Desde Cepes recalcan los valores y bondades que encierra esta manera diferente de hacer economía, que se caracteriza por tener un empleo «más estable y de calidad» que el resto y una gestión «más democrática», además de regirse por la defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad. «Es un modelo más igualitario entre hombre y mujeres y más preocupado por la sostenibilidad ambiental. Está calando entre la gente joven y poco a poco va ganando adeptos», sostiene Serrano.

Carmen Marcuello, catedrática en el departamento de Dirección y Organización de Empresas de la Universidad de Zaragoza, conoce bien la realidad de este conjunto de actividades económicas y empresariales. «Es un modelo que sigue demostrando que es más resistente a la crisis y que tiene capacidad de recuperación y de dar respuestas a las necesidades de las personas», subraya. Aunque valora los avances logrados para su fomento, tanto a nivel autonómico como estatal, y que por fin «existe un reconocimiento mundial» por de la OIT o la OCDE sobre su valor y la enorme contribución a la economía, cree que queda «un largo camino por recorrer».

En este sentido, aboga por incidir en cambiar las tornas desde la base: «La mayoría de las instituciones educativas están preparadas solo para crear empresas ordinarias. Apenas hay formación e instrumento para emprender en este modelo que tiene un gran potencial».

La economía social representa un 3,58% del empleo en Aragón

Marcuello dirige la cátedra de cátedra Cooperativas y Economía Social del citado centro académico, que elabora un informe anual que analiza las características, dimensión y evolución del sector en Aragón. Según el último estudio, del año 2021, las entidades de este tejido daban trabajo a 21.967 personas, lo que representa un 3,58% del empleo total, un 0,19% más que el año anterior. Las fundaciones activas y las cooperativas son las que más puestos generan, con 6.656 y 6.359, respectivamente, seguidas de las entidades asociativas (2.801).

Desde el año 2016 se observa una evolución positiva del número de empresas y entidades que nutren este segmento en Aragón. En 2021 eran 7.249, lo que supone el 8,18% del total de compañías aragonesas, un 2,43% más que en 2020. En cuanto a la facturación, el sector alcanza los 3.355 millones de euros, de los que la mayor parte corresponden a las cooperativas (2.369 millones, un 69% del total), seguidas por las sociedades agrarias de transformación (641 millones, un 20%) y las fundaciones (204 millones de euros, un 6%).

En opinión de la experta, están surgiendo y creciendo nuevos e interesantes proyectos bajo el prisma de la economía social en Aragón, como fenómenos como los alojamientos colaborativos de personas mayores o cohousing senior, un modelo alternativo al de las residencias tradicionales y que resulta atractivo para quienes viven en soledad. Hasta seis propuestas con esta fórmula se está promoviendo actualmente en la comunidad.

Entre los casos de éxito se encuentra el albergue rural L’Almada de Yebra, de Yebra de Basa (Alto Gállego), promovido por Tararaina Sociedad Cooperativa, que fue galardonado en los III Premios Edelweiss que concede el Clúster de Turismo Sostenible Aragón. Entre los pioneros de la economía alternativa en Zaragoza destaca La Veloz, una ciclomensajería que ya cumple este año su 30 aniversario y que ha servido de faro para otras iniciativas de economía social.