una iniciativa de la dph

En Chimillas la clave está en el contador

EL PERIÓDICO charla en el municipio oscense con los protagonistas del proyecto Agua de Vida

Josefina muestra el contador de agua digital que tiene su casa.

Josefina muestra el contador de agua digital que tiene su casa. / Servicio Especial

Judit Macarro

Judit Macarro

La vida rural se enfrenta diariamente a grandes retos. Uno de ellos es la soledad no deseada, que va de la mano de la inseguridad de los habitantes más vetustos. Para hacer frente a este problema surgió el proyecto Agua de Vida, que la Diputación Provincial de Huesca (DPH) ya ha puesto en marcha en un pequeño pueblo de la Hoya de Huesca, Chimillas. Su funcionamiento es muy sencillo, se trata de la colocación de un contador digital con el que, si los usuarios no consumen agua durante 24 horas, «se envía una señal a una plataforma de la diputación que informa sobre cualquier complicación», explica Miguel Torres, alcalde del municipio. El único requisito, y que limita su aplicación en muchos pueblos de Aragón, es que los usuarios vivan en zonas donde llegue el 4G.

Por ahora, el programa está aún en «fase piloto», apunta el alcalde, y durante unos meses se pondrá a prueba su funcionamiento y capacidades. «Según vayan avanzando los días se ajustará, por ejemplo, el periodo temporal en el que se manda la señal a la diputación. Ahora el límite son 24 horas sin que haya corriente de agua en las casas, pero podría reducirse a 12 horas o menos si fuera necesario», añade Torres. Los tres protagonistas, con quienes se hará esta prueba, son Jesús Pallás, María Abadías y Josefina Laguna, de 76, 82 y 90 años, respectivamente.

La conversación

En la calle Parque de Chimillas vive Josefina. Al igual que José y María, pasa sus días en soledad. «Aunque tengo a mis hijos y vecinos que me vienen a ver todos los días», asegura. Su rutina es muy sencilla, consiste en estar en casa esperando a que alguien pase a verla y, por las tardes, «tengo clases de gimnasia en el pabellón del pueblo, con mis amigas». Después del deporte, acuden todas al bar, donde se juntan con otros vecinos a jugar al guiñote.

En el bar del pueblo, Jesús, María y Josefina se sientan juntos para hablar sobre el nuevo contador que les han puesto en sus casas, un aparato que puede salvarles la vida. El orgullo de que Chimillas haya sido el pueblo pionero para la instalación del proyecto es el tema del día entre los asistentes a la partida. «¡Chimillas existe!», exclama entre risas una de las vecinas que se encuentran en la sala.

Jesús Pallás, Josefina Laguna y María Abadías, los tres protagonistas de la prueba de la DPH, en el bar Chimillas

Jesús Pallás, Josefina Laguna y María Abadías, los tres protagonistas de la prueba de la DPH, en el bar Chimillas / Servicio Especial

Ahora, los tres protagonistas parecen un poco más sonrientes de lo normal porque «estamos tranquilos, tenemos más protección», explica María. «Es una seguridad más para nosotras, que estamos solas y nos puede pasar cualquier cosa», coincide Josefina. Sin embargo, Jesús se muestra un poco más escéptico ante el sistema.

Para él la seguridad del contador todavía es limitada, aunque sí está contento con que la diputación y el alcalde de Chimillas hayan pensado en él. «Pero claro, si me muero y me encuentran a las 24 horas que salta el dispositivo... poco podrán hacer ya por mí», apunta el vecino.

Josefina, alarmada ante su crítico pensamiento, le manda callar. «Hombre, no digas eso. Más seguros estamos, por ejemplo, si nos caemos en casa». Él le mira resignado y acepta sus palabras, aunque no parece del todo convencido.

José vive al lado de Josefina y, hasta la llegada del contador, siempre se han preocupado por la salud del otro. «Sé que ella está bien porque veo si enciende las luces por la ventana», menciona. Josefina lo secunda asegurando que «nos cuidamos mucho los unos a los otros porque vivimos la misma situación. Somos muy amigos».

Sobre el funcionamiento y la duración de la prueba piloto es algo desconocido para los tres. «No nos han explicado mucho, solo aparecieron un día para avisarnos de que nos ponían el contador», explica María y añade que, para ella, no supone ningún problema porque «no ha cambiado mi día a día, salvo por que me siento más segura», incide.

El proyecto de la DPH no solo ha cambiado la vida de estos tres vecinos. Ahora, sus familiares pueden estar más tranquilos. «Mis hijos están muy contentos porque saben que estoy más protegida y, si me pasa algo, ahora les avisarán enseguida», declara Josefina. H