Opinión

Guardando las distancias: Seremos lo que fuimos y somos

La pirámide cultural de Aragón, por fortuna, está ampliando su vértice cada vez más

La Ronda de Boltaña, alma pura de Aragón.

La Ronda de Boltaña, alma pura de Aragón. / ANDREEA VORNICU

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Supongo que nadie pudo predecir que en el año 2023, en pleno siglo XXI, con todo lo que ha vivido la humanidad y a todo lo que se ha tenido que sobreponer, todavía haya quien dude de que la esencia del futuro (y, sobre todo del presente) está íntimamente ligada a lo que fuimos. Y ahí, en esa sucesión de acontecimientos, vivencias y pensamientos que ha ido viviendo a humanidad, no se debería dejar nunca de lado la cultura. ¿Qué es la cultura sino una manifestación cultural del tiempo que vivimos que no solo permite el goce y el disfrute sino también la reflexión y el contraponer al ser humano consigo mismo?

En los últimos meses, ha estallado el 'boom' de las letras aragonesas que llevaba ya tiempo cocinándose y manifestándose pero está claro que hasta que no llegan los reconocimientos en forma de premios parece que no se confirma nada. Luz Gabás y Manuel Vilas han hecho historia para Aragón pero no hay que olvidar todos esos escritores que conforman junto a ellos ese ecosistema de las letras aragonesas que tanto está dando que hablar en España.

Ellos conforman la identidad de una comunidad como la nuestra, pero también otras manifestaciones como las de La Ronda de Boltaña. La formación oscense que acaba de cumplir 30 años (¡quién hubiera apostado por ello!) acaba de sacar un nuevo trabajo, 'La estación de las violetas', en el que lanza una mirada femenina y feminista para convertirse también en la voz de los tiempos. La Ronda de Boltaña se ha convertido en una referencia para toda una comunidad que ha visto cómo se maltrataba a la esencia rural que tanto ha defendido el grupo del Sobrarbe y que no ha hecho más que marcar un camino. Una senda que, por cierto, tal y como se recordaron en señalar en la presentación del disco ya la habían emprendido otros como José Antonio Labordeta y Joaquín Carbonell.

Solo con esos precedentes (¿ven lo de que el presente lo marca el pasado?) han podido surgir canciones tan demoledoramente significativas como 'Mermelada de moras' o 'Un país'. La Ronda, por cierto, celebra el próximo sábado por las calles de Boltaña su Ronda de invierno, uno de los acontecimientos más festivos de la comarca que se sabe cuando empieza (a las cuatro de la tarde), pero nunca cuando se acaba. Y eso, a pesar de las inclemencias climatológicas. Para que digan que los aragoneses no somos de otra pasta.

Sin salir de la provincia también tenemos otra manifestación cultural que mejor la sociedad, que nos hace mejores personas y que lleva por bandera aquel lema de Instruir deleitando. Los Titiriteros de Binéfar son el claro ejemplo de lo que es construir un ecosistema cultural desde la educación y partiendo del mundo rural. Desde su precioso cuartel general de Binéfar (que muchos pudieron descubrir con los vídeos que realizaron en el confinamiento), el grupo creado por Paco Paricio y Pilar Amorós demuestra función tras función que se puede defender la pervivencia cultural de nuestras referencias mirando al futuro. Y lo que es más importante, introduciendo al mundo infantil en una rueda cultural a la que nadie debería estar privado de subirse.

La riqueza cultural de Aragón es enorme, no lo vamos a descubrir ahora y estos casos son solo ejemplos de una pirámide que, afortunadamente, cada vez está ampliando más su vértice. Estaría bien que comprendiéramos que sin estas manifestaciones culturales que sirven como enganche entre el pasado, nuestro presente y el futuro que llegará, no seremos capaces de mejorar como sociedad. Y camino aún tenemos que recorrer.