POESÍA

Crítica de 'Jaula de grillos': Viaje al centro de una voz poética llena de energía

Carmen Aliaga muestra una tensión entre contrarios que paradójicamente refuerzan también esa idea unitaria, ya que confluyen en el mismo lugar

La escritora Carmen Aliaga es la autora de 'Jaula de grillos'.

La escritora Carmen Aliaga es la autora de 'Jaula de grillos'. / CARTVE

Miguel Ángel Ordovás

Una nota al final del libro advierte de que los textos que contiene 'Jaula de grillos' “forman un solo corpus poético”, así concebido (atención a esta palabra) por su autora, Carmen Aliaga. Está bien esa precisión, aunque a nada que el lector se introduzca por sus páginas se dará cuenta de que este poemario publicado por Olifante posee sin duda una sólida unidad regida por la expresión de la poeta, que consigue convocar todo un arco de matices, “de la serenidad / al espanto”. Una serie formas recurrentes contribuyen a cimentar esa unidad, como el apelativo “¡Ay, Amor!” (con alguna variante) con el que empiezan varios de los poemas, que dan además al libro un regusto tradicional, intensificado por el uso de versos de arte menor, casi siempre en torno al heptasílabo.

A lo largo de todo el poemario Carmen Aliaga muestra una tensión entre contrarios que paradójicamente refuerzan también esa idea unitaria, ya que confluyen en el mismo lugar: “Grande y pequeña, yo”. Allí resuena una voz tan poderosa como perpleja, que contagia al lector la maravilla de lo que nombra con una energía vital que apetece siempre consumir a pesar de ser en ocasiones abrumadora. Y en esos casos “busco antídoto, / cura, / la prescripción correcta / para mi propio yo”.

Destellos poéticos

El itinerario que propone Carmen Aliaga va por un camino minado de destellos poéticos, con los que se retrata continuamente. Unas veces desde dentro: “Soy un mapa abrasado, / una lumbre de pueblos, / una mujer que busca / su cabeza”; otras desde fuera: “Soy ceguera, desuello, / última voluntad. / Espero agazapada / en el viejo pinar / el disparo de gracia”. Y en ese mirarse en un espejo que devuelve distintos reflejos resuena la jaula de grillos que da título al libro, ubicada en “esta luna redonda / de mi cerebro”. Con ella van, además, otras mujeres que, una vez más, refuerzan el sentido unitario que posee el libro, que efectivamente puede leerse como un canto a la maternidad, desde la concepción misma hasta el sonido de las zapatillas de una madre que ahora “camina entre las nubes”.

'JAULA DE GRILLOS'

Carmen Aliaga

Olifante

45 páginas

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