Mundial de Rugby

Mundial Francia 2023 | Réquiem por el rugby que conocimos

Una controvertida decisión del videoarbitraje condicionó el Inglaterra-Argentina, dejando a los ingleses con 14 pese a lo que ganaron a los pumas con solvencia (27-10)

Georgia apretó las bisagras de la delantera australiana, pero no le llegó con eso para ganarles (35-15)

Paseos de Irlanda ante Rumanía (82-5) e Italia ante Namibia (52-8)

Juan Cruz es atendido tras su choque con Tom Curry.

Juan Cruz es atendido tras su choque con Tom Curry.

Fermín de la Calle

Segunda jornada del Mundial de rugby y primera controversia seria. El inglés Tom Curry fue expulsado en el partido ante Argentina a los tres minutos de juego. Vio la amarilla por un choque de cabezas con el puma Juan Cruz Mallía. El zaguero argentino cazó una pelota en el aire y al pisar suelo aterrizó contra Curry, que le esperaba para placarle. El infortunio quiso que las cabezas de ambos chocaran en una jugada tan peligrosa como involuntaria. El inglés no hizo nada por atacar el espacio del sudamericano tras su aterrizaje, más al contrario, recibió la embestida del portador que por la inercia del movimiento chocó con él que le esperaba en el suelo bien plantado.

Decisión inexplicable del búnker

Ya pareció excesiva la amonestación, que se explicaría por la espectacularidad y la sangre que corrió. Pero mucho más inexplicable fue que se revisase en el búnker y se tomase la decisión de expulsar definitivamente a Curry con una roja a los tres minutos. Es inexplicable, por más que la regla hable de expulsión en jugadas de peligro para preservar la integridad de los jugadores. Si en directo ya resultaba difícil de argumentar la amonestación al inglés, que no había hecho gesto alguno de abalanzarse sobre el argentino y se limitó a esperarlo en el aterrizaje para placarlo, la decisión de la expulsión tras ver el vídeo era surrealista. Una jugada de mala suerte en la que la inercia del salto y la carrera provocaba que Juan Cruz invadiese el espacio natural de su adversario. En ningún caso se podía interpretar voluntariedad alguna de Curry.

Pero este nuevo rugby con TMO, revisiones en el búnker y la defensa de la integridad del jugador como bandera ha provocado un deporte nuevo que no reconocemos quienes lo hemos jugado en tiempos pasados. El rugby es un deporte de contacto y como tal existe y debe haberlo. A veces más nítido y estabilizado, en otras menos y más inestable. Lo ocurrido en esta jugada retrata además que no se aplica el sentido común en la revisión del búnker, esta última nueva medida integrada en el juego que permite revisar durante ocho minutos una jugada en vídeo para ver la peligrosidad de un lance. Si esto es roja, acabarán echando a los primeras líneas por arrasar en las melés a sus rivales porque ese lance sí que puede ser peligroso para la integridad de los jugadores, o a un defensa por un placaje contundente que pueda hacer daño a un portador. No es rugby esto que están reinventando. No al menos el que hemos conocido.

Una jugada que además, a los tres minutos de juego, condicionó el juego para el resto del partido. Pero lejos de lo que todos pensábamos, para detrimento de los Pumas y no de Inglaterra. Con un jugador menos, con los pronósticos en contra y con toneladas de críticas en contra, ya advirtió el seleccionador Borthwick “nos han echado del Mundial antes de empezar a jugarlo”, Inglaterra se encontró con el ambiente más hostil posible. Justo el contexto que más le gusta. Y ahí salió el peso de su camiseta, el orgullo de su delantera y la jerarquía del escudo de la rosa.

Defensa en embudo y Rugby 10

Bortwick ordenó una defensa en embudo y obligó a los argentinos a atacar por el eje, donde su delantera se remangó y comenzó a disfrutar. Los Itoje, George, Genge, Cole, un Lawes descomunal, Earl y hasta un Manu Tuilagi reconvertido en flanker, se pusieron las botas. Los de la Rosa fueron laminando a la delantera de los Pumas, muy desdibujada todo el choque, que entró en el cuerpo a cuerpo, justo donde querían los ingleses. Y todo bajo la dirección del único 10 clásico que Borthwick incluyó en la lista y el jugador que siempre fue su apertura en su club, George Ford.

Con un rugby de toda la vida, de ese en el que un choque de cabezas se resuelve con vaselina, puntos y vendas y sin rojas revisadas, Inglaterra comenzó a crecer mientras Marsella parecía Bath con el ‘Sweet Low, Swing Chariot’ en las gradas. Los ingleses desplegaban el rugby más reconocible posible, el 'Rugby 10' con delantera y el pie de su apertura, Ford, que rescataba la vieja suerte del drop, olvidada en este rugby en el que las patadas tácticas olvidan que al fondo están los palos. Hasta tres drops clavó el apertura de los Sharks, los dos primeros de enorme rango, con los ingleses jugando a ser ingleses y los Pumas queriendo ser más ingleses que los propios ingleses con sus ‘leñadores’ Kremer, Matera, Lavanini o Gallo.

Al descanso se llegó con 9-3 y la sensación absoluta de orfandad de una Argentina sin líderes en el campo y sin ideas en el banquillo. Cheika estaba siendo aplastado por el planteamiento de Borthwick, el gurú de los básicos, que blindó su melé y su touch y reclutó a sus tres cuartos para una jornada épica. Los ingleses desayunaron napalm y merendaron pumas.

La segunda parte siguió con el festival de dirección y pateo de Ford, tres de tres en drops y cinco de cinco en golpes de castigo, que se reencarnó en Jonny Wilkinson. El 27-10 final dispara la peligrosidad de una Inglaterra que aún recuperará a Owen Farrell y Billy Vunipola, que lo vieron en la grada, entre otros. Los de la Rosa han dado un puñetazo en la mesa y, sin ser favoritos a nada, pueden hacer daño a cualquiera. Pero uno sospecha que su peligrosidad se circunscribe a este tipo de partidos en los que el rival les subestima. Los Pumas, equipo ciclotímico por antonomasia, han pasado de ser candidatos al Mundial a cuestionarse que pueden ser apeados de los cuartos si pierden ante Samoa o Japón. Un animal herido que sale muy tocado anímicamente de esta derrota por la forma en que se produjo. Cuando en realidad han perdido el único partido que podían perder. Ahora toca recomponerse.

Georgia hizo trabajar a Australia

En los otros partidos del día Irlanda evidenció que Rumanía pasa por sus días más oscuros (82-8) pese a que los robles se adelantaron con un ensayo inicial que convirtió el marcador en un lindo espejismo (0-5). Italia se divirtió agitando el árbol ante Namibia (52-8) y Australia dominó a una digna Georgia (35-15) cuya delantera le hizo dos ensayos y pudo sumar un tercero. Los Lelos sometieron en las fases estáticas a unos wallabies que confirmaron que les falta paciencia con la pelota en las manos. No por nada son el equipo más joven del Mundial. Y el más ansioso.