La actualidad del Real Zaragoza

Bloqueo absoluto en el Real Zaragoza

El Real Zaragoza está paralizado en el mercado por no tener fichas libres y James, Petrovic y Jairo apuran los días sin avances en su adiós, mientras la despedida de Manu Molina, la más factible de todas, es la única que ahora garantiza liberar margen salarial

Juan Carlos Cordero y Raúl Sanllehí, en la rueda de prensa de presentación del director deportivo.

Juan Carlos Cordero y Raúl Sanllehí, en la rueda de prensa de presentación del director deportivo. / ANDREEA VORNICU

S. Valero

Solo hace nueve días el Real Zaragoza tenía otros dos compañeros de viaje en Segunda a la hora de poseer todas las fichas cubiertas, el Ibiza, colista, y Las Palmas, segundo clasificado y en ascenso directo. Nada ha cambiado en el club aragonés, que no ha podido dar ni una sola salida que permita a la entidad liberar una ficha con la que incorporar el añorado extremo. El Ibiza, por contra, ha hecho hueco con hasta 5 salidas (Goldar, Armando Shashoua, castel, Poveda y Miki Villar) y a Las Palmas la lesión de larga duración de Benito Ramírez le ha dado una vía abierta. El Zaragoza, en un bloqueo absoluto e incomprensible, sigue sin tener ni una sola desde que por obligación tuvo que inscribir a James Igbekeme el pasado 13 de enero.

Ni el nigeriano ni Petrovic ni Jairo Quinteros ni Vigaray, las salidas deseadas, han cruzado el umbral, tampoco el senegalés Pape Makhtar Gueye, algo que ya se asumía por su enrevesada cesión desde el Oostende, y, de hecho, el que más cerca está de hacerlo es Manu Molina porque es el único jugador que en estos momentos libera su salario y supondría más margen del escaso que hay ahora.

Al Zaragoza se le han escapado ya opciones para fichar por una planificación en verano que, de la mano de Raúl Sanllehí, director general, y las sinergias y con Miguel Torrecilla como director deportivo, solo dejó una ficha libre al acabar el mercado. Juan Carlos Cordero ha heredado una situación más que difícil (en el Tenerife, por ejemplo, él dejó tres fichas libres al acabar el mercado el 1 de septiembre) y de momento el Zaragoza no ha salido del laberinto. Con Lasure se llegó a un acuerdo por la voluntad del jugador y abonando lo que quedaba de contrato hasta junio y eso permitió inscribir a Alarcón, que llegó con el total aval de Cordero, pese a que no había desembarcado el director deportivo en el club cuando se cerró su cesión desde el Cádiz.

El extraño caso de James

Así, con el reloj imparable hacia la noche del martes 31 de enero, fecha límite del mercado, el Zaragoza no ha podido encontrar acomodo para James Igbekeme, que regresó de de su cesión en Columbus Crew, no ejecutada la compra pese a ser de muy bajo coste, en octubre y se incorporó a finales de diciembre a los entrenamientos sabiendo que tenía nulas opciones de quedarse, aunque lo primero que dijo a Escribá y a Cordero era que se veía con opciones y que quería seguir. Salió a la MLS con un año más, hasta 2024, en una renovación incomprensible por parte de Torrecilla, por lo que su despido pasa por abonarle todo el contrato, que es de unos 350.000 euros anuales, es decir en torno a medio millón. El Zaragoza le tuvo que dar el dorsal 25 porque no se puede tener un jugador sin baja médica en la plantilla sin inscribir y para el club que no lo hace la única salida es el despido abonando todo el contrato.

Así, su cesión es la vía más factible, opción en la que el Lugo está interesado, aunque no llega a las cantidades por ahora. Mientras, el Moreirense, líder de Segunda en Portugal, lo quiere con la carta de libertad, pero para eso la rescisión tendría que ser ventajosa para el jugador. Del entorno de James el mensaje es que no esperan una novedad inminente, antes de este fin de semana, por lo que la salida se iría para principios de la próxima, en un claro pulso con el club.

Petrovic y Jairo

La salida más ventajosa del nigeriano liberaría unos 175.000 euros y mucho más, 300.000 euros, lo haría la de Petrovic, ofrecido por ahora sin suerte en no pocos países árabes y asiáticos por diferentes agentes y con mercado para regresar a Serbia. El centrocampista prefiere esperar y en su caso a los 33 años no es descartable para nada que apure su contrato y en junio decida destino. Con todo, el club mantiene la esperanza de que salga antes del martes 31. Jairo Quinteros, con un salario ligeramente superior al mínimo de Segunda, saldría cedido a un Primera RFEF o al extranjero, pero su adiós, que libera menos de 50.000 euros, implica la llegada de un central, una operación que no sería económica y solo deportiva, ya que Escribá ha pedido si es posible un refuerzo para el eje que eleve el nivel.

Manu Molina solicitó la rescisión de su contrato hace ahora algo más de una semana y la versión oficial, defendida por el Zaragoza y por el entorno del jugador, es que no sale. Por ahora, claro está. La realidad es que esa opción puede coger mucho cuerpo a partir del domingo o el lunes, con el Tenerife, de largo, como el más interesado en él y donde apunta a irse, ya que la opción del Albacete es menos atrayente. Con el club isleño, una vez que se desvincule, el acuerdo sería rápido. Para Escribá es un jugador útil y que puede aportar, pero ahora mismo su salida es la única que libera margen (tiene contrato hasta 2024) y el club apunta a darle vía libre en los próximos días.

Con Vigaray, que solo ha jugado 19 minutos, en el Carlos Belmonte el 5 de diciembre, desde mayo de 2021 por una grave lesión de rodilla la única vía es la rescisión y abonar lo que le queda de contrato hasta junio con un año opcional al que el lateral accedió para rebajar masa salarial en verano, por lo que si el club no lo ejecuta deberá indemnizar esa parte también. Resta Gueye, salida de manual por su rendimiento y números, que nadie contempla en el club, aunque se hayan buscado fórmulas legales, por una cesión con opción de compra en teoría solo en caso de ascenso que exige mucho más al Zaragoza al ser una operación del grupo inversor propietario del club. Así, salvo cambio que nadie espera, el senegalés, como mínimo, acabará la temporada en La Romareda.

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