La opinión de Sergio Pérez

La lengua sin pelos de Fran Escribá

Tras el frustrante empate contra un Levante en inferioridad, el entrenador lo volvió a hacer con el caso de Vada. Escribá ha elegido hablar a pecho descubierto, sin ningún pelo en la lengua. Eso sí, cada vez que lo hace, algo chirría en la estructura del Real Zaragoza

Fran Escribá, en la banda del Ciutat de Valencia.

Fran Escribá, en la banda del Ciutat de Valencia. / JM LÓPEZ

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Acababa de concluir un partido que el Real Zaragoza pudo perder, pero en el que debió ganar y que finalmente solo empató, otra vez más. Un encuentro que terminó en superioridad numérica, equilibrado en la segunda mitad con un magnífico golpeo de zurda de Bermejo desde fuera del área y que tuvo de todo: un mal árbitro, un Alarcón sobreexcitado y sin capacidad de control sobre sí mismo, un par de disparos del Levante al larguero, la expulsión de Saracchi en el minuto 69, un cambio de sistema de Fran Escribá para luego recuperar el tradicional, el regreso de Iván Azón después de dos meses ausente y un final alocado y anárquico desaprovechado con todas las cartas ganadoras en la mano.

Con 1-1, en inferioridad, dos puntos a punto de volar de su estadio, fundido físicamente y un grado de ansiedad alto, el Levante decidió suicidarse y jugar a todo o nada. Con multitud de espacios por todos lados, el Real Zaragoza dejó a su rival con vida de manera incomprensible tras malgastar una importante colección de contragolpes claros pero ridículamente ejecutados, en los que hubo una combinación fatal de egoísmo individual en las acciones, malos pases y horrorosas finalizaciones.

Acababa de concluir ese despiporre y Escribá se sentó delante del micrófono para hacer sus valoraciones. Así, de repente, el entrenador explicó que nadie le había comunicado que Vada, al que eligió para reemplazar a Alarcón antes de que se pasara de frenada, había entrado al campo con un vendaje, y por lo tanto, con alguna molestia. El argentino tuvo que retirarse al poco lesionado. Escribá lo calificó de error grave sin responsabilizar directamente a nadie pero haciéndolo indirectamente.

No es la primera vez que el técnico tira dardos en una rueda de prensa. De hecho, es algo bastante habitual en su etapa en el Real Zaragoza. El valenciano ha elegido ese camino: habla sin esconderse, con un tono pausado, suave y blanco sobre negro. Se le entiende todo. Lo volvió a hacer en el Ciutat de Valencia con el caso de Vada y lo había hecho otras veces, por ejemplo con Bebé y su poca predisposición para defender, con Jair y Francés en un día para olvidar, con el tiro en el pie de Huesca con la expulsión de Zapater y hasta con Cristian Álvarez, aunque aquello igual pareció lo que no fue.

A los más clásicos, este tipo de declaraciones altisonantes no les gustan nada. Para eso está el vestuario, para lavar la ropa sucia. A quienes les vaya el mambo, con Escribá estarán encantados. Si buscan, en el fútbol encontrarán de todo: equipos que ganan con entrenadores con la lengua larga y equipos que empiezan a perder en las salas de prensa. De todo ha habido y de todo habrá. Escribá ha elegido hablar a pecho descubierto, sin ningún pelo en la lengua. Eso sí, cada vez que lo hace, algo chirría en la estructura del Real Zaragoza.