REAL ZARAGOZA

El Real Zaragoza de Escribá se desinfla al final

El Zaragoza hubiera terminado undécimo, a seis puntos del ‘playoff’ y nueve por encima del descenso, en las 27 jornadas con el alicantino

De estar rondando los puestos de descenso a estar más cerca del playoff que de la Primera RFEF. Ese es el cambio experimentado por el Real Zaragoza desde la llegada de Fran Escribá al banquillo aragonés a partir de la jornada 16 del campeonato. Y eso que la trayectoria con el técnico alicantino apuntaba a cotas todavía más altas, pero la despedida oficiosa de objetivos más ambiciosos hizo que el equipo pinchara al final.

Porque el Real Zaragoza acumulaba 10 partidos consecutivos sin perder y mantenía la esperanza de alcanzar la promoción de ascenso después de una segunda vuelta irregular pero con un punto claro de inflexión, la derrota por 3-0 frente al Málaga. A partir de ahí el conjunto aragonés se olvidó de perder durante diez partidos, si bien en las últimas seis jornadas el equipo aragonés solo sumó seis puntos de los dieciocho posibles, desinflándose hasta quedar en decimotercera posición, nueve puntos por encima del descenso y a 14 del sexto clasificado.

El partido en Eibar, entonces líder, saldado con un empate contra un rival en inferioridad, fue el otro punto de inflexión para el pinchazo final del Real Zaragoza, rematado con otro empate a uno en la siguiente jornada frente a Las Palmas, que también pugnaba por el ascenso directo. Esos dos partidos supusieron el frenazo definitivo a la ilusión que se había instaurado en el zaragocismo con la mejor racha del equipo.

Clasificación de Segunda desde la llegada de Fran Escribá al banquillo del Real Zaragoza.

Clasificación de Segunda desde la llegada de Fran Escribá al banquillo del Real Zaragoza. / EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

No obstante, la mejora fue evidente, en números y en capacidad competitiva. Cuando Fran Escribá llegó al banquillo de La Romareda, el Real Zaragoza era decimoséptimo, solo tenía dos puntos de ventaja sobre el descenso y ya había perdido nueve de renta con respecto al playoff, en solo quince partidos, los que duró Juan Carlos Carcedo como primer entrenador. Teniendo en cuenta los resultados desde la jornada 16 a la 42, el periodo en el que Escribá ha sido responsable del Real Zaragoza, el equipo aragonés hubiera sido undécimo con 37 puntos de 81 posibles, con nueve de ventaja sobre el descenso que hubiese marcado la Ponferradina con 28 puntos y a seis del sexto, el Oviedo con 43.

La clasificación de estas 27 jornadas la encabeza el que, finalmente, también fue campeón de Segunda, el Granada, con 53 puntos. Segundo hubiera sido el Levante, con 46, seguido de Las Palmas, Eibar y Albacete con 45 y con el Oviedo cerrando el playoff con 43. Poca diferencia con la clasificación final, con Las Palmas como segundo clasificado y no el Levante y el Alavés completando la promoción de ascenso en lugar del Oviedo. Por abajo, los peores habrían sido el Lugo con 17 puntos, el Ibiza con 22, el Burgos con 27 y la Ponferradina con 28. El Málaga se hubiera salvado con 34 puntos. El Huesca hubiera finalizado decimoséptimo con solo 29 puntos, uno más que los descendidos.

En el Real Zaragoza, tan evidente fue la mejora con el técnico alicantino como la irregularidad del equipo aragonés, que le apartó de cotas mayores. Durante 23 partidos, el Zaragoza de Escribá solo sufrió cuatro derrotas, únicamente una en casa, cifras de las que no podían presumir ninguno de los otros quince técnicos del equipo aragonés en esta negra etapa en Segunda. El borrón final dejó ese balance en seis derrotas, completado con 8 victorias y 13 empates. Esos 37 puntos de los 81 que peleó Escribá y que hubieran dejado al Real Zaragoza en la zona media de la clasificación. Un poco mejor de lo que terminó en realidad pero, un año más, lejos de la pelea por el ascenso y por devolver al club donde debe estar.