La opinión de Sergio Pérez

La influencia de Víctor Fernández en el Zaragoza 23-24 y su mano en el Zaragoza 24-25

Numéricamente, la influencia de Víctor en su primer mes ha sido pobre: 4 puntos de 12 posibles. Eso sí, da la impresión de que el técnico ha sembrado bien para recoger frutos en próximas fechas. El equipo ha mejorado. Su influencia será mucho mayor en el Zaragoza 24-25: la SAD se entregó a él y la nueva plantilla será hija suya, no adoptada como la actual.

Víctor Fernández, en el banquillo de La Romareda.

Víctor Fernández, en el banquillo de La Romareda. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

En el deporte no hay trampa ni cartón. Siempre hay un número, o unos números, que te dicen quién eres, dónde estás y cómo ha sido el viaje. Al final de la Liga, el puesto de un equipo en la clasificación define su temporada más allá de calificativos, argumentos y justificaciones. En el mientras tanto, los balances parciales van contestando todas las preguntas.

Víctor Fernández llegó hace un mes al Real Zaragoza y en cuatro partidos ha sumado cuatro puntos de doce posibles. Ha ganado un partido, empatado otro y perdido dos. Es un bagaje estadístico pobre con el que el propio entrenador no estará satisfecho. Desde ese prisma no ha habido un efecto muy significativo con el cambio en el banquillo, sí una ligera mejoría porque el equipo que dirigía Julio Velázquez era una máquina de perder en sus últimas semanas en el club.

Fruto de todo ello, el Zaragoza sigue más o menos donde estaba y a una distancia similar de la zona de peligro. Hasta hoy, los números son los que son. Eso sí, Víctor ha empezado a sembrar y lo normal sería que pronto comenzara a recoger frutos en mayor cantidad que en este primer mes. Su equipo ha ido incorporando registros y ha cambiado de dirección: ahora busca el área rival, la pisa, genera más fútbol y oportunidades. Tiene una personalidad más valiente y su juego ofensivo es mucho más rico, aunque se está encontrando con los muros contra los que ha chocado todo el año. Salvo contra el Tenerife, la eficacia ante la portería contraria ha seguido en niveles bajos. Defensivamente también ha concedido.

Por lo tanto, aunque numéricamente la influencia de Víctor haya sido pequeña por el momento, futbolísticamente ha ido incorporando parte de su ADN al grupo. El Real Zaragoza es hoy mejor que hace un mes. De eso no hay duda. La tarea que el técnico se ha encontrado es muy ingrata. El equipo todavía no está a salvo a falta de ocho jornadas, algo que produce la lógica inquietud y le hace seguir muy alerta.

Sin embargo, en este contexto y con esta dinámica, el Zaragoza de Víctor no debería tener problemas para asegurar la permanencia en las próximas fechas a pesar de que le espera un calendario complejo ante el que debe estar con las orejas tiesas. Y, a partir de ahí, con el futuro asegurado comenzar la tarea de planificación de la próxima temporada, que será la duodécima consecutiva en Segunda.

La influencia de Víctor será absoluta entonces. La SAD recurrió a él ante la extrema peligrosidad de la situación y a él se entregó de manera total para lo que queda de temporada y en el futuro próximo. El aragonés pilotará el Zaragoza 24-25 con su estilo y sus decisiones. Ese nuevo equipo sí será hijo legítimo y completamente suyo, no como el que se ha encontrado ahora, adoptado sobre la marcha y al que, eso sí, aún tiene la cuenta pendiente de hacerle sumar más puntos.