El juez admite a trámite la denuncia por posible ‘bullying’ en un colegio de Zaragoza

La pequeña, de 9 años y alumna del Rosa Molas de la capital aragonesa, no ha asistido a clase los últimos días

El padre de la niña critica que el centro no se haya interesado por la situación de la menor

Pintada aparecida en el colegio Rosa Molas de Zaragoza. | EL PERIÓDICO

Pintada aparecida en el colegio Rosa Molas de Zaragoza. | EL PERIÓDICO / EVA GARCÍA

Eva García

Eva García

El juzgado ha admitido a trámite la denuncia por parte del padre de una niña de 9 años por un posible caso de acoso escolar sufrido en el colegio Rosa Molas de Zaragoza por parte de una compañera del mismo curso (3º de Primaria). La pequeña no ha asistido a clase los últimos días de curso por recomendación médica para evitar las situaciones que han desencadenado el cuadro actual de ansiedad por el que fue atendida a mediados de junio.

El padre de la menor, que decidió hacer público el caso el pasado 13 de junio, explica que la pequeña está en casa (no ha ido a clase desde el pasado día 15) y critica que el colegio «no nos ha llamado para preguntar» por la situación de la niña pese a que son conocedores de los hechos.

La denuncia se puso a mediados de junio debido a que el progenitor consideraba que no se estaba actuando por parte del centro educativo con la celeridad que se debería y creía que demoraban la solución a la espera del fin de curso.

Los problemas vienen de lejos, desde principios de curso, cuando se quejaba de que una niña de otra clase pero del mismo curso le pegaba y le perseguía tanto en el comedor como en el patio. Desde el primer día el padre informó al profesor pero la situación se mantuvo. Los insultos continuaron (la pequeña tiene THDA) y la acosadora le decía que «se tomara las pastillas de loca», entre otros insultos.

El centro, según cuenta el padre, ha sido consciente desde el primer momento de la situación , aunque señala que no se lo tomaron en serio hasta que aparecieron pintadas en el baño del colegio en las que se podía leer «Soy … ayuda me voy a morir» y pensaron que las había realizado la víctima, pero no era así.

Antes de dejar de ir a clase, la pequeña bajaba al patio pero para evitar que se juntara con la acosadora «no jugaba, estaba sentada en el patio», señala.

Sin embargo desde el colegio aseguraban que se había puesto medidas para que no hubiera encontronazos y «las dos niñas estén bien», contaban entonces. Además, explicaron que se había abierto el protocolo de acoso escolar y seguían las indicaciones de la Inspección de Educación, que lleva sus plazos.

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