El Monegros Desert Festival destapa el Bajo Cinca

Una cita única en todo Aragón que congrega a más de 50.000 visitantes en torno a la música. La puesta de largo de una comarca que se apoya en un gran espectáculo para entrar en los mapas culturales

Un momento del Monegros Desert Festival.

Un momento del Monegros Desert Festival. / Jaime Galindo

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Los Monegros es uno de los paisajes más únicos de todo el país. Un desierto árido y silencioso que por 24 horas gira su imagen al resto del mundo. Las luces se encienden y la música suena: más de 50.000 aficionados a la música electrónica se juntan en medio de este peculiar ecosistema para bailar y disfrutar. Fraga, el Bajo Cinca y todo el entorno vive, por un día, toda una revolución económica y turística que los sitúa en el cada vez más amplio mapa de festivales de España.

Las 22 horas de música sin interrupciones en mitad del desierto arrancan varias semanas antes, cuando el movimiento empieza a agitar Fraga y sus alrededores. Desde el día 10 de julio se empiezan a ver vecinos poco habituales, de esos que solo vienen una vez al año y en los camiones de la organización. Operarios, montadores, electricistas y fontaneros llegan hasta la capital del Bajo Cinca.

Lo corroboran vecinos y trabajadores que descansan en una terraza fragatina a menos de un día de que los altavoces comiencen a resonar. «Tenemos a mucho trabajador comiendo a diario en el restaurante», comenta un camarero, que cree que los alojamientos están «bastante llenos». «Cuando más movimiento tenemos es en los días previos al festival, sin duda», continúa este trabajador del sector servicios, mientras despacha unos cafés que no dejan de salir de la barra: «Llevamos unos días en los que servimos muchas comidas y muchos almuerzos». Aunque la clientela es variada y se mezcla con la parroquia habitual del establecimiento, el análisis demuestra que los efectos del festival se nota en la hostelería de Fraga: «Viene gente de todos los gremios, de todo lo que se necesita para montar el festival».

Un puesto de control para evitar las intoxicaciones

Muchos de los miles de aficionados a la música electrónica acuden a festivales como el que se celebra en Los Monegros deciden tomar sustancias estupefacientes durante los conciertos. Pese a los exhaustivos controles policiales, muchos consiguen que las drogas traspasen las barreras para ser consumidas dentro del recinto. Frente a esta misión imposible, la de frenar el consumo, un intento de solución. La organización Energy Control instala un puesto dentro del festival con el objetivo de analizar la composición de las pastillas que los festivaleros tengan la intención de tomar durante las 22 horas que dura el evento. Una acción que muestra la pureza de estas sustancias y explica los riesgos de consumir alguna droga adulterada.

Poco más adelante, en una de las entradas de la localidad, Anabel Villanova, directora del hotel Casanova, termina de registrar la habitación de dos huéspedes del centro de Europa, de los pocos festivaleros que han elegido un hotel para pasar sus noches en Fraga. «Tenemos gente alojada desde el dá 10 de julio y una última tanda importante desde el día 20», detalla Villanova, que admite que desde el pasado jueves ha guardado «un par de habitaciones por si algunos de los visitantes del festival quieren dormir aquí». «Pero no te voy a engañar: el hotel está casi al 100% y casi todos son miembros de la organización y trabajadores», completa la empresaria hotelera.

30 años de Desert Festival

Los 30 años que el Monegros Desert Festival lleva poniendo la banda sonora del verano en el Bajo Cinca han creado una buena relación entre la población, la música y los efectos turísticos. «Estamos encantados con estos eventos y con todos los que vengan», comparten varios gerentes de bares y restaurantes. La mayoría coinciden en que la actividad podría repartirse mejor en varios días. «Cuando más movimiento se registra es el domingo, que los asistentes a los conciertos sí vienen a Fraga a dar una vuelta y a comer», analiza de nuevo Villanova, mientras que otro camarero apunta más claro: «Los del festival suben al desierto y bajan curados de todo... así que mucho no se paran».

Los vecinos de a pie en Fraga son los que más notan el huracán de turistas y actividad que el festival lleva hasta la ciudad, pero desde el Ayuntamiento de Fraga no quitan ojo a todo lo que sucede durante el fin de semana. «Es todo un orgullo poder acoger uno de los festivales más grandes de todo Aragón», señalan desde el equipo de Ignacio Gramún, que se estrena en la alcaldía tras vencer en los últimos comicios municipales.

«Es muy significativo que en una sola noche puedan disfrutar más de 52.000 personas», celebran desde un consistorio que tiene registrados en su censo a poco más de 15.000 habitantes. Los números, que tanto gustan para analizar los efectos de grandes actividades, son astronómicos: «La última edición tuvo un impacto económico de unos 30 millones para toda la comarca del Bajo Cinca».

Precisamente ese 30, que también corresponde al aniversario del evento, les hace mirar hacia más adelante: «Es una cita completamente asentada en Fraga y que genera mucho movimiento en la zona, además de asegurar la promoción de la localidad y de Aragón, a la que también le sienta bien el festival».

Más de 300 guardia civiles para evitar problemas

Más de 300 guardias civiles formarán el operativo especial que la benemérita ha organizado para la celebración del Monegros Desert Festival. Los agentes trabajan desde ayer para velar por la seguridad en el entorno de un recinto que ha llegado a acoger a 52.000 personas a la vez.

La Guardia Civil lleva trabajando en la configuración del dispositivo desde hace meses, un trabajo dirigido fundamentalmente a la protección de las personas, evitar la comisión de ilícitos penales, así como que se porten armas y objetos peligrosos, prevenir el consumo y tráfico de drogas, o la conducción bajo los efectos de alcohol o sustancias estupefacientes, con el fin de que el evento transcurra con normalidad.

Las recomendaciones y el trabajo efectuado por los agentes se extienden más allá de los límites del propio evento. Las carreteras han sido una de las zonas más controladas e incluso durante las horas centrales del festival se restringió el tráfico de vehículos pesados por la N-II, con carteles de aviso extendidos por las provincias de Zaragoza y Lérida.

El operativo, en el que han participado miembros de diferentes grupos de toda la comunidad, ha estado reforzado con la presencia de la Gendarmería Nacional Francesa, especialistas en Seguridad Ciudadana, todo ello dentro de la colaboración que habitualmente se lleva a cabo entre los dos cuerpos. La participación de ambos cuerpos lleva extendiéndose varias ediciones del festival monegrino.