ENTENDER+ CON LA HISTORIA

Domingo electoral

Hoy se celebran los comicios de la XI Legislatura de la Comunidad Autónoma de Aragón, así como las elecciones municipales

Fernando II entre dos escudos del Señal Real de Aragón.

Fernando II entre dos escudos del Señal Real de Aragón. / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

El año 2023 se va a caracterizar por lo que se denomina un superaño electoral, ya que este domingo no sólo se celebran las elecciones en doce de las diecisiete comunidades autónomas de España así como en las ciudades de Ceuta y Melilla. También se elegirá a alcaldes y concejales de miles de municipios de todo el país, por no mencionar que a finales de año tocarán las elecciones generales. En el apartado regional y local ya no es, afortunadamente, algo novedoso, pues justo a principios de mes, el 8 de mayo, se cumplió el cuarenta aniversario de las que fueron las primeras elecciones autonómicas de un Aragón que recuperaba así cierto autogobierno, algo de lo que realmente ha gozado durante casi toda su existencia a lo largo de sus 1.200 años.

Y es que hay que recordar que las antiguas Cortes del reino de Aragón fueron parte del germen de lo que con el paso del tiempo se ha denominado como el «parlamentarismo». En los diferentes reinos, condados, señoríos o principados europeos fueron surgiendo Cortes o sistemas similares en los que estaban representados los diferentes estamentos privilegiados de la sociedad feudal, como los nobles, el clero y los grandes potentados y comerciantes que atesoraban un importante poder económico en las ciudades.

Pero en ciertos lugares, esas Cortes adquirieron un mayor poder que conseguía en cierta medida controlar el poder del monarca de turno. Sus inicios los encontramos en el reino de León, en cuya capital se celebraron en el año 1188 unas Cortes convocadas por el rey Alfonso IX en la Basílica de San Isidoro y que desde 2012 la misma Unesco reconoce como el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo.

El siguiente caso es la Carta Magna que se vio obligado a conceder el rey Juan sin Tierra de Inglaterra en el año 1215 y que se considera como el inicio del parlamentarismo inglés. Después de ello volvemos de nuevo a la península Ibérica, pues fueron las Cortes del reino de Aragón las siguientes en alcanzar un importante desarrollo. Además, el aragonés es un caso curioso a nivel europeo, pues sus estamentos no estaban divididos en tres, como era habitual, sino en cuatro brazos, que era como se les denominaba, ya que la nobleza estaba dividida en dos grupos: los nobles de mayor importancia y rango y después, en otro grupo, la baja nobleza.

Con el paso de los siglos, las Cortes de Aragón fueron adquiriendo una gran importancia e influencia con respecto a la monarquía como institución, ya que limitaban su poder y en numerosas ocasiones si el rey deseaba conseguir dinero, normalmente para financiar algún conflicto bélico, primero debía convocar a las Cortes y escuchar los greuges o agravios que los privilegiados le presentaban y a los que el monarca tenía que dar solución.

Pleno en las Cortes de Aragón.

Pleno en las Cortes de Aragón. / ANGEL DE CASTRO

En algunos momentos incluso se trató de ir más allá con la formación a finales del siglo XIII de la Unión de Nobles, en la que también participaban algunas ciudades importantes y que llegaron a arrogarse el derecho a destronar al rey si este iba en contra de sus privilegios e intereses. Hasta dictaminaron que las Cortes del reino debían reunirse todos los años, algo que de todas formas se dejó de cumplir enseguida ya que era algo inasumible dada la larga duración de estas reuniones que solían alargarse meses.

Obviamente tampoco debemos caer en el romanticismo y pensar que Aragón era una especie de Arcadia feliz y un paraíso democrático, ya que como comentaba al principio, estas Cortes tan sólo representaban los intereses de unos pocos cientos de privilegiados a los que poco o nada les importaba lo que les ocurría a sus vasallos.

Pero por algo se empieza y por ello sistemas como este dieron pie a que muy lentamente y con el paso de muchísimo tiempo se fueran creando las bases para que ya en el siglo XIX se fueran desarrollando los inicios de los sistemas democráticos de los que hoy gozamos y que son actualmente la norma en Europa, algo que no se podía decir no hace tanto tiempo. Unos sistemas en los que, con sus virtudes y sus defectos (que por supuesto los hay), aseguran la representación en las instituciones de una voluntad popular sobre la que descansa la soberanía nacional.

Suscríbete para seguir leyendo