CUARTA DE FERIA : CORRIDA DE TOROS

Feria del Pilar: Sospetillo, de El Pilar, un toro bravo de verdad

Antonio Ferrera le corta dos orejas saliendo por la puerta grande mientras Escribano se queda a un paso y El Fandi no pasa de discreto

Antonio Ferrera, con Sospetillo a sus pies, sabedor de la magnífica obra que acaba de realizar.

Antonio Ferrera, con Sospetillo a sus pies, sabedor de la magnífica obra que acaba de realizar. / JAIME GALINDO

Carmelo Moya

Carmelo Moya

El destino quiso este martes que sobre la arena de La Misericordia se cruzaran las vidas de Antonio Ferrera y Sospetillo, 151, de la ganadería salmantina de El Pilar al que se premió con la vuelta al ruedo póstuma.

La familia Fraile puede presumir de haber traído a Zaragoza una corrida de toros de respeto, quizá no la más bonita por fuera pero sí con un buen cúmulo de virtudes.

Por encima de todo, brava. En todas sus vertientes.

En su conjunto y sin excepción, espectacular en el caballo. Pronta y acometiendo con derechura, metiendo los riñones, romaneando y en ocasiones, derribando con estrépito como el sexto, que volteó como a un papelillo al caballo que montaba Antonio Prieto, desmontándolo.

Ya el jaco rendido fue embestido con saña insistentemente aunque, por fortuna, el toro no encontró blandos. Milagroso.

Muy destacable también el tercio de varas protagonizado por Curro Sanlúcar al tercero, gestionando con suma pericia el tremendo desgaste del toro, tan entregado, tirando de cuartos traseros para hacer palanca.

Cierto que no todos los toros llegaron con la misma pujanza al tercio final. El último por ejemplo, derrochó tanta entrega de bravo durante los primeros tercios que cuando llegó a la muleta de Manuel Escribano ya no le quedaba más que el honor. Se había vaciado tanto que no poseía recursos físicos ni para agotar la calidad exquisita que había destapado por el lado izquierdo desde que apareció en el ruedo.

Escribano lo había recibido de rodillas a porta gayola, allá de las rayas hacia el centro del ruedo. Largó percal por lo aéreo para vaciar al toro y, cuando se vieron las caras, el toro le regaló tres embestidas muy por abajo por el pitón zurdo. ¡Cielos!

Hoy, Los Maños

La ganadería aragonesa de Los Maños, que pasta en el término cincovillés de Luesia, constituye el gran atractivo del festejo de hoy.

La vacada, propiedad de la familia Marcuelllo, tiene procedencia genética de la estirpe Santa Coloma y se presenta con corrida de toros en La Misericordia.

Sus éxitos en comparecencias pasadas en este ruedo y en plazas de la mayor relevancia (Las Ventas, Valencia y, sobre todo, cosos franceses) con magníficos resultados le avalan.

Ante sus reses harán el paseíllo David Galván, Jua n Leal y José Garrido.

El festejo dará comienzo a las 17.30 horas.

El de Gerena lo vió y se rompió, exprimiéndolo con el capote. ¡Qué suavidad y qué cadencia! Un lujo.

En banderillas fue prontísimo y muy alegre. Escribano a esas alturas estaba loco por echarle la muleta al hocico y la moneda al aire. Pero no hubo tal.

El toro, exangüe, lo había dado todo. Al menos tuvo honorable final pues la estocada de Escribano fue a ley. Hubo petición para dos y el palco solo concedió una oreja. Bien.

Antes, en el tercero, otro toro que con más fuerza era de lío gordo estuvo insistente hasta el punto de escuchar un aviso antes de tomar la espada.

El Fandi y él habían compartido tercios de banderillas en sus primeros turnos. Un poco de rito pagano para caldear el ambiente.

Pero el granadino, un todo terreno, ayer se mostró sin fuelle y sin ideas. Estuvo átono y conformista con el segundo toro (se quedó sin ver, imperdonable) y con el quinto, el más mediocre de todos, no desplegó ni sus acostumbrados automatismos.

Antonio Ferrera, por su parte, no renunció a sus estrafalarias señas de identidad. Empezando por ese horrendo capote de seda verde en dos tonos, por sus retorcimientos continuos y, ahora también, por la amorantada moda de largar tela a la altura de los hombros. ¿Cuándo ha sido eso torear? Lo haga Morante, Ferrera o San Pedro.

Cosmético y superficial en su primero, bailó al son que le marcaba el de El Pilar.

Hasta que apareció en el ruedo ese cuarto toro que le dio la vuelta a la tarde y a la feria. Con unas hechuras muy distintas a las del resto de la corrida. Negro, acapachado de cuerna, en constante actitud de ataque por abajo, siguiendo la muleta con un un galope volcánico pero no exento de temple.

Y Ferrera lo entendió, que no es poco. O al menos quiso plantarle cara. A muchos otros los hubiera pasado por encima.

Líbreme Dios del toro bravo, que del manso me libro yo.

Con la plaza entregada, Ferrera no podía hurtar al público de su modo de entrar a matar yendo al encuentro del toro desde la larga distancia. Y lo cazó.

Se desató la locura y le fueron concedidas las dos orejas. El público no experto te dirá pasado el tiempo que vió la puerta grande de Ferrera. Un aficionado espetará: «qué gran toro Sospetillo». 

FICHA DEL FESTEJO

TOROS DE

la ganadería de El Pilar. Destacó el bravísimo cuarto (Sospetillo, 151) al que se premió con la vuelta al ruedo. El quinto fue devuelto y sustituido por otro del mismo hierro.

ANTONIO FERRERA

Ovación y dos orejas.

EL FANDI

Silencio y vuelta al ruedo tras petición con algunos pitos en contra.

MANUEL ESCRIBANO

Ovación tras dos avisos y oreja con petición.

ENTRADA

Tres cuartos. 

Presidió José Antonio Ezquerra, impecable.