Opinión | EL ARTÍCULO DEL DÍA

Una lección de nuestra historia

Preguntaban a los emigrantes por qué salían de España, y la respuesta era contundente: el hambre

Hablaré hoy de un hecho de hace unos 60 años. Versa de las vicisitudes sufridas por un documental titulado Notes sur l’émigration. Espagne 1960, realizado por el español Jacinto Esteva Grewe y el italiano Paolo Brunatto, dos estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Ginebra en Suiza, que estaban interesados en descubrir las causas de la emigración española hacia el extranjero, con el objetivo de facilitar su inserción en la sociedad helvética.

Esteva le preguntó a su amigo Juan Goytisolo dónde podían rodar en España para conocer su situación socioeconómica. Este le prestó un ejemplar del relato Campos de Níjar y su novela La resaca ambientada en las chabolas y barrios míseros de Barcelona. Y asumiendo muchos riesgos, Esteva y Brunatto con una cámara de 16 milímetros rodaron un documental de unos 19 minutos en el barrio La Chanca de Almería; y en la aglomeración de chabolas del barrio de la Barceloneta. El documental técnicamente rudimentario y muy expresivo denuncia la situación socioeconómica en España. Refleja calles sin asfaltar, llenas de fango, casas sin luz ni agua corriente, sin servicios sanitarios y educativos; niños desnudos y famélicos con el vientre hinchado. Aparece una corrida de toros con un abundante derramamiento de sangre del toro. Se inicia con una entrevista a unos emigrantes españoles en la estación ferroviaria de Ginebra, los cuales muestran sus dificultades de adaptación en Suiza por el idioma y por el alojamiento; y a la pregunta: ¿por qué salen de España? La respuesta es contundente: el hambre. La escena final es muy emotiva: la despedida al padre en el andén por parte de la esposa con varios hijos pequeños. Todos estos emigrantes con sus divisas devueltas a España posibilitaron el desarrollo de la economía en los años 60 y 70.

Recuerda el trabajo de John Berger en su libro Un séptimo hombre, escrito en los años 70, un ensayo sociológico y reportaje periodístico –también incluye poesía– que describe las condiciones de vida de los emigrantes llegados del sur del continente en los años 70. Además, incorpora las extraordinarias fotografías de Jean Mohr.

Las vicisitudes de este documental las describe el libro de investigación de 2011 Notes sur l´émigration-Espagne 1960. Apunts per a una película invisible de Luis E. Parés, donde aparece el testimonio de Juan Goytisolo de su libro En los reinos de Taifa: «El once de febrero de 1961 estaba en Roma y, tras unos días de promoción editorial y encuentros con escritores amigos, me trasladé a Milán, donde Feltrinelli organizaba una velada cultural en el Teatrino del Corso. Mi asesor literario Valerio Riva había aprobado mi sugerencia de ilustrar el tema expuesto en mi novela La resaca –con una trama ambientada en los barrios de barracas barceloneses habitados por gitanos y andaluces– con un documental sobre la emigración».

Nada más comenzar la proyección, hubo dos explosiones y se llenó de humo la sala. Cundió el pánico, los asistentes salieron. Alguien dijo: «Un herido». De repente dos enfermeros con una camilla transportaron a la presunta víctima con una manta. Mientras todos estaban sorprendidos, Brunatto y Esteva salieron de la cabina de proyección, diciendo que se había sustraído la película.

Al día siguiente, la prensa italiana con grandes titulares imputaba la fechoría a los grupos fascistas milaneses, estrechamente vinculados a sus correligionarios de España. La película robada en Milán fue proyectada el 27 de febrero por TVE, acompañada de una respuesta contundente de José Antonio Torreblanca calificando a Goytisolo de impostor mercenario y otras lindezas. En realidad, fue una versión trucada con una banda sonora y comentarios que a trechos divergían del original. La complicidad de sus autores con las autoridades hispanas no ofrecía dudas: cuatro días después, la totalidad de la prensa nacional ligaba lo sucedido en Milán a un reciente atentado contra el consulado de España en Ginebra y un mitin antifranquista en el teatro Barbizon de Nueva York bajo la presidencia de Waldo Frank y de Álvarez del Vayo, como prueba de una «conspiración comunista contra España».

En el Viejo Topo de marzo de 2012, escribe Daria Esteva, la hija de Jacinto Esteva, fallecido en 1985, que había llegado a sus manos un documento sobre el caso, gracias al historiador Javier Muñoz Soro que, a lo largo de 2010, visitaba el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores por estar trabajando sobre las relaciones entre el franquismo e Italia. Era la carta de 22 de febrero de 1961 de José María Doussinague y Teixidor, entonces Embajador de España en Italia, dirigida al Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mª Castiella, que evidenciaba la implicación del gobierno franquista en el atentado del Teatrino del Corso, el robo de la película y su posterior falseamiento y descalificación a través de TVE. No tengo datos, dice Daria, sobre la identidad del «hispanófilo» –que no hispanista– que obtuvo en primer lugar las latas de cine de manos de uno de los asaltantes. En todo caso, según la misiva, se las entregó al Cónsul en Milán que era Jaime Jorro y Beneyto, Conde de Altea.

Las escenas de este documental a muchos españoles de hoy les parecerán prehistóricas o del Tercer Mundo. Pero, son veraces. Por ello, deberíamos verlo. Porque como dijo Américo Castro: «Hoy día los españoles no están habitando su propia historia; es decir, no saben en realidad quiénes son, pues ignoran quiénes fueron».

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