Real Zaragoza

El séptimo de caballería

El Real Zaragoza alcanza las siete jornadas sin perder con el mejor duelo de esta magnífica racha. Gran partido coral de todos al que solo le faltó la guinda del gol de Azón

Gámez dispara con el exterior en la jugada del único tanto del duelo

Gámez dispara con el exterior en la jugada del único tanto del duelo / Jaime Galindo / Andreea Vornicu

Arturo Pola

Arturo Pola

Siete son las jornadas que acumula el Real Zaragoza sin perder en una racha que ha llegado en el momento quizá más inesperado, tras las dos derrotas sonadas ante Alavés y Málaga y cuando en el calendario asomaban los equipos más temibles de la categoría. Y el séptimo partido fue, además, el mejor de todos ellos y a la altura de los mejores de la temporada. La incontestable, y corta en el marcador, victoria ante el Granada sirve para dar un salto de gigante hacia la salvación tras los pequeños pasitos de las últimas fechas y hace inevitable preguntarse qué hubiera sido de este equipo si las lesiones y el infortunio no hubieran protagonizado gran parte del curso de los aragoneses.

Ante los andaluces todo que podía salir bien, salió bien. Bueno, casi. Cumplió su palabra Fran Escribá, fue valiente, salió con todo y no se dejó nada en el banquillo. Y los resultados de esa apuesta se comenzaron a ver de inmediato. Acostumbrada La Romareda a los clásicos minutos de tanteo por parte de los dos equipos, sorprendió el eléctrico inicio de partido por parte de un Real Zaragoza que al cuarto de hora de juego podía ir perfectamente con un par de goles o tres en su cuenta. No lo consiguió porque la vuelta a la titularidad de Iván Azón estuvo marcada por sus fallos de cara a puerta que, por fortuna y gracias al gran encuentro de los de Escribá, quedarán en anécdota.

No consiguió el canterano rematar un gran centro de Giuliano para adelantar a los suyos. Ese error solo era el preludio de lo que estaba por llegar. El espíritu de Marco Pérez visitó La Romareda cuando Azón prácticamente sacó de dentro un espléndido pase de la muerte de Bermejo cuando era mucho más fácil meter el balón a la red que alejarlo. Un gol de Iván hubiera sido la guinda para coronar un partido redondo. No obstante, y a pesar de esos fallos volvió a demostrar que con él en el ataque el Zaragoza es otro, uno mucho mejor.

Con el que también es un equipo mucho más peligroso es con Bermejo, que, tras su gol en Valencia, encadenó un segundo duelo de mucho nivel partiendo desde la banda y jugando entre líneas. De sus botas y de su talón nació la jugada de la tarde. Un perfecto taconazo del madrileño dejó un apetitoso balón que Fran Gámez colocó en la escuadra con un disparo perfecto con el exterior. Necesitaba reivindicarse el lateral, al que tras su renovación automática Marcos Luna le había ganado el puesto y que la lesión del canterano le ha permitido recuperar. Además del tanto de la victoria, Gámez no paró de correr con acierto hacia arriba y hacia abajo durante todo el choque.

Clave fue el lateral para dejar a raya al Granada como igual de importantes fueron el resto de sus compañeros de la zaga. Nieto volvió a cuajar un gran encuentro y Jair y Lluís López desbarataron todos los intentos de un Granada impotente. Tanto es así que el Real Zaragoza ni sufrió para certificar un triunfo que disfrutó La Romareda y certifica virtualmente la salvación de los aragoneses. Una salvación que parece que va a permitir un final tranquilo de curso y que, visto lo visto este sábado, sabe a poco.