La 34ª jornada de Segunda

Un señor triunfo

El soberbio gol de Fran Gámez doblega al Granada en un partido notable del Zaragoza a todos los niveles para dejar la permanencia vista para sentencia acumulando siete jornadas sin perder

Fran Gámez, autor del gol, y Bermejo, asistente, celebran el tanto que supuso la victoria.

Fran Gámez, autor del gol, y Bermejo, asistente, celebran el tanto que supuso la victoria. / JAIME GALINDO / ANDREEA VORNICU

Un señor triunfo, con mayúsculas además. El Real Zaragoza fue mejor que el Granada en, probablemente, su partido más completo del curso, en plena semana Santa y con un calor impropio de estos días y en el que tanto el plan de Fran Escribá como su ejecución salieron perfectos en un duelo que reconcilió al equipo con La Romareda y con el fútbol, un bloque sostenido en su sobriedad y en las líneas juntas para crecer a partir de ahí. El Zaragoza, por fin, ganó a uno de los mejores de la Liga y dio un paso de gigante hacia la permanencia, que ya queda a tiro de piedra, con nueve puntos de renta con el peligro cuando restan siete citas.

Con un bloque sólido, que maniató la calidad del Granada, mostrando sobriedad y seguridad y acelerando en las contras, donde la movilidad de Azón, de regreso al once, y Giuliano es un tesoro, lo mismo que el talento de Bermejo y la capacidad de Francho. El golazo de Fran Gámez decidió el pleito, que debió quedar sentenciado sin sufrir, pero si algo le faltó al Zaragoza fue pegada, lo que no es novedad. Lo que sí lo fue es la actuación tanto coral como individual de un equipo que suma siete jornadas sin perder y que dejó la portería a cero ante el mejor ataque de Segunda.

No era sencillo el duelo para los zaragocistas, por mucho que el Granada en su versión viajera sea mucho menos temible, pero facturó un partido notorio, en lo táctico y en la capacidad futbolística, sabiendo que este Zaragoza donde hace daño de verdad es corriendo, con el robo y la búsqueda de espacios de dos futbolistas, Giuliano y Azón, que apenas han podido jugar juntos en este curso y nadie duda de que esa dupla afila la faz de un equipo que con 11 puntos y solo tres goles encajados en esas siete citas tras el desastre de Málaga ha encontrado un camino. De hecho, el retorno de Azón es el que termina de mostrar la línea clara de esa senda.

Escribá avisó en la previa que le gustaba poner a los mejores y de salida juntó por primera vez a Bermejo, Bebé, Giuliano y Azón, este más de dos meses y nueve partidos después de su última titularidad, un cuarteto llamado a incrementar las prestaciones ofensivas de este Zaragoza en la recta final de Liga, y el técnico apostó por Grau en la sala de máquinas y no tocó la zaga para que el equipo empezara concediendo el balón a un Granada con 4-44-2 en el dibujo aunque tanto Perea como sobre todo Melendo metiéndose por dentro buscando superioridad en el medio para tratar de encontrar a Uzuni y Weissman. Escribá lo sabía, lo contrarrestó bien y en su plan fueron vitales las aportaciones por los costados.

Robo y velocidad

Y es que el Zaragoza tenía muy claro el guion, que pasaba por un juego rápido y vertical, de robo y velocidad, aprovechando la capacidad en los desmarques de Azón y Giuliano, que no tardaron en encontrarse, pero el canterano remató al aire con todo a favor y después el argentino se entretuvo en demasía tras una buena acción de su compañero de ataque. A Azón aún le reservaba el partido una ocasión más clara, pero no acertó a rematar a puerta vacía un centro de Bermejo para que La Romareda se echara las manos a la cabeza al no ver al Zaragoza por delante en un inicio en el que el Granada apenas generaba dudas en una defensa sin apenas fisuras con Jair y Lluís López y con Grau de escoba para que Francho acelerase las jugadas en busca de la verticalidad.

La trama sonreía al Zaragoza que tuvo otra contra en la que Azón acabó disparando mal con Bebé y Giuliano solos y el portugués, menos activo que otros días, no encontró la forma de irse de Quini tras una buena acción personal. Sin embargo, el equipo encontró el gol en la acción más difícil, una combinación perfecta entre Bermejo y Fran Gámez que el lateral tras el sutil taconazo del mediapunta la finalizó con un disparo magnífico con el exterior de su pie derecho, un gol soberbio, su primero de zaragocista para que el Zaragoza plasmara en el marcador su superioridad ante un Granada que no enlazaba con Uzuni y Weissman, una dupla en teoría temible y que pasó de puntillas por La Romareda, y que acumulaba una posesión insustancial.

Tras el descanso, ni el Granada ni el Zaragoza movieron fichas y tampoco se alteraron los planes. Bebé se jugó una contra con un disparo desviado y Lluís López mereció el gol en un remate de cabeza tras un buen córner del portugués que Raúl Fernández se encontró. El Zaragoza, con Nieto mostrando su gran momento, merecía más y no sufría, pero pudo encontrarse con un gol en contra en un disparo de Quini que dio en el larguero con Cristian ya batido. En el fútbol también es necesaria una dosis de fortuna... Paco López quemó naves con Bryan y con Callejón, pero Hernández Maeso, que enfadó a la grada, no vio un claro penalti por manos de Neva en un córner.

Escribá dio descanso a Azón por Puche y a un acalambrado Grau por Zapater para mantener la solidez. La recta final mostró el banquillo del Granada con Diedhiou, Bodiger y el regreso de Soro para que el cuadro nazarí se situara con tres centrales y con una apuesta muy ofensiva que solo se reflejó en un disparo de Uzuni que dio en el rostro de Perea. Sin embargo, Giuliano, peleado también con el gol y con el colegiado, se topó con Raúl Fernández y Escribá respondió a la apuesta de su homólogo con el mismo dibujo de tres centrales con la entrada de Francés que terminó de apuntalar una victoria a la que no se le pueden poner un pero posible. Un triunfo con mayúsculas.