La opinión de Sergio Pérez

Edgar, Bebé, Guti y la detonación final de Cordero

Detonación final debería haber de aquí al cierre del mercado. Habrá que ver de qué dimensión y de qué alcance. Juan Carlos Cordero lleva entre manos varias operaciones complejas y difíciles de cerrar que han requerido esperar a los últimos días de esta ventana. En la Liga, el Zaragoza está estabilizado y marca una ligerísima tendencia ascendente. Pero la plantilla necesita más argumentos y, después, lanzarla a jugar con más ambición.

Juan Carlos Cordero llega a las instalaciones de la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.

Juan Carlos Cordero llega a las instalaciones de la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

La estrategia del Real Zaragoza en este mercado de enero salta a la vista del observador más despistado. El propio Raúl Sanllehí, director general, la sugirió públicamente en la presentación de Edgar Badía. La contratación rápida de un portero era una prioridad absoluta para el club ante el agujero negro abierto bajo los palos con el retraso en los plazos de la recuperación de Cristian Álvarez, pospuestos más allá de la vuelta de la Liga a mitad de enero.

Edgar Badía lleva ya a sus espaldas tres encuentros, los tres saldados con una buena nota, sobresaliente en Elda, donde fue determinante con sus paradas para sumar un punto, notable contra el Andorra (el poco trabajo que tuvo en su debut en La Romareda lo solventó de manera muy seria, especialmente un cabezazo peligrosísimo de Scheidler) y firme otra vez en Alcorcón, donde tampoco encajó. Con sus actuaciones ha venido a dar la razón a esta primera maniobra de la SAD. Hacía falta un guardameta como el comer: Poussin y Rebollo fueron dos apuestas fallidas.

Desde la llegada de Edgar han ido pasando los días y el Real Zaragoza se ha mantenido en la siguiente actitud ante el mercado: a la expectativa pero con las garras perfectamente afiladas, las presas bien identificadas y listos para intentar pegar varios mordiscos de aquí al cierre de esta ventana invernal. El objetivo del club es también público: fortalecerse en enero, no debilitarse. Ha traído ya un portero y, en un plan ideal, necesitaría un lateral izquierdo, jugadores rápidos para las dos bandas y capaces de marcar, otro perfil de centrocampista y gol. Quedan también alguna o algunas salidas pendientes.

Para ello ha puesto los ojos en futbolistas de perfil medio-alto, hechos o con un recorrido sólido a sus espaldas. Ha sido el caso de Badía, un veterano con mil batallas capaz de integrarse y de rendir desde el minuto uno. Era el de Arnau Puigmal, fichaje frustrado por una inoportuna lesión, joven pero con 33 partidos en Primera y otros tantos en Segunda con el Almería. Y son los casos de Bebé y Raúl Guti, con los que el Real Zaragoza tiene abiertas negociaciones, con ellos y con sus clubs de origen, el quid de ambas cuestiones.

La primera vuelta empezó a una velocidad supersónica, con un pleno de cinco triunfos en cinco jornadas. A partir de entonces, el equipo se cayó de la zona de ascenso directo, luego del playoff y continuó su cuesta abajo hasta alejarse de los puestos que marcan su objetivo para un año con el sexto límite salarial de la categoría. Ahora mismo se encuentra en una fase ligeramente ascendente, frenada en Alcorcón no tanto por el punto como por la manera tan poco ambiciosa de jugar.

Los resultados de los últimos meses han estado condicionados por varias lesiones en hombres claves, malas decisiones deportivas y técnicas, rendimientos individuales bajos y un cierto desaprovechamiento de algunos recursos. El Real Zaragoza tiene argumentos para pelear por su meta, pero sería conveniente que tuviera más porque los rivales también los van a tener.

Detonación final debería haber. Habrá que ver finalmente de qué dimensión y de qué alcance. Juan Carlos Cordero lleva entre manos varias operaciones complejas, difíciles de cerrar, que han requerido esperar a los últimos días. El objetivo de la SAD es acertar y enriquecer la plantilla con más razones, calidad y argumentos para aspirar, al menos, a la promoción de ascenso a Primera de aquí a mayo.