ESCÁNDALO EN LA POLÍTICA MUNICIPAL ARAGONESA

El caso Víctor Chueca "no coge por sorpresa" a Magallón

Los vecinos de la localidad reflexionan sobre lo sucedido con su exalcalde y se cuestionan qué ha podido pasar para llegar hasta esta situación tan complicada

La vida sigue tranquila en Magallón pese a los escándalos de su exalcalde.

La vida sigue tranquila en Magallón pese a los escándalos de su exalcalde. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

En la primera mañana verdaderamente fría en toda la comunidad, los corrillos del café en Magallón se centran en tan solo dos conversaciones. La primera, una que se repite cada año, tiene que ver sobre el menú de Navidad y en cómo se van a pasar las próximas fiestas. La segunda, que desean que no se tenga que repetir nunca más, versa sobre Víctor Chueca, el exalcalde socialista de la localidad, del que hace tan solo un par de días se supo que guardaba fotografías y vídeos de contenido sexual en el ordenador municipal, además de un preservativo usado y un cedé con rayas blancas.

No es agradable para ningún vecino hablar sobre el tema y muchos se escapan de las preguntas. «Ya sé por lo que vienes, ya», dicen los más rápidos, que prefieren no responder ni escondidos tras el anonimato: «Somos un pueblo pequeño y aquí nos conocemos todos». El censo de Magallón no alcanza los 1.200 vecinos y las calles contaban con pocas personas que se dedicaban a realizar las tareas cotidianas. También en el ayuntamiento, al que pudo acceder a este diario: el personal y los representantes trabajaban con normalidad, intentando obviar el clima que rodea al pueblo en los últimos días.

Tras veinte años en la Alcaldía, el exregidor del PSOE vivió en el último año uno de los períodos más convulsos de su vida. A unas semanas de las elecciones, todos sus concejales dimitían y le dejaban solo en el consistorio. Algunos vecinos que sí quisieron hablar aseguraban que los ediles «dimitieron y contaron a la gente de su partido los problemas del alcalde», pero sus peticiones fueron ignoradas. Chueca volvió a ser el candidato socialista en los comicios municipales.

No logró, sin embargo, revalidar una alcaldía que llevaba su nombre desde hacía dos décadas. Aire Nuevo Magallón, una agrupación electoral, ganaba las elecciones y llevaba hasta el puesto de regidor a Esteban Lagota. Para muchos vecinos, este nuevo partido «había desmontado el cortijo de Chueca», cambiando el panorama político y social en la localidad. «Llevaba toda la vida como alcalde y el cambio es importante», reflexionaba una vecina, que pensaba incluso si la base de toda la polémica que rodea a Chueca se sustenta en el tiempo que había permanecido al frente del Ayuntamiento de Magallón: «Te hace pensar en cuánto tiempo tiene que estar un político en el cargo. ¿Con ocho años no es suficiente?».

La sensación en el paseo por las principales calles de Magallón refleja la mezcla de sentimientos que los habitantes del municipio tienen desde que se descubriese el contenido del ordenador de Chueca y los medios de comunicación se hiciesen eco de la situación. «Estás con rabia porque ha hecho mucho daño al pueblo», cuenta una vecina, que razona que el clima se empezó a ensuciar poco después de las elecciones, cuando se conocieron las deudas que quedaban por asumir en el consistorio: «La convivencia ya no es la misma que antes y ahora cuando hablas de según qué temas tienes que mirar al lado, para no ofender a alguien que pueda escuchar la conversación». Reconocen, eso sí, que el trabajo de Chueca aún se nota en el pueblo, «porque en los primeros años hizo mucho por el municipio y cambió las cosas a mejor». A la vez, admiten que el tema ya era runrún en el pueblo: «Nos sabemos hasta las pastillas que toma el vecino, como para no saber que había algo raro con el exalcalde».

La crisis que se desató dentro del PSOE en la localidad, con la renuncia de sus concejales, pudo ser el punto final antes de este desagradable epílogo. «Se podría haber arreglado hace tiempo y haber terminado de buena manera», señalan otros habitantes de Magallón, que afean a los concejales de ahora «que hayan renunciado a los cargos en el partido pero no al ayuntamiento, porque deberían irse de todo».

Este mismo grupo valora negativamente algunos apartados de su última gestión, como el cobro del 30% al coto de caza: «El ayuntamiento es como una casa y dependes de lo que ingresas, así que no puedes dejar un agujero para después porque se acaba notando».

Es pronto para llegar a conclusiones fuertes sobre cómo afectará al futuro próximo del pueblo esta polémica en torno a su histórico exalcalde. «Estás en la peña y no se habla de otra cosa, es una pena porque quieres charlar de los temas de siempre», comenta, apenado, un vecino, que señala que «te llaman familiares y amigos extrañados por todo lo que ha pasado en el pueblo».

El impacto mediático para Magallón tras este suceso no es muy positivo. «Da pena que solo salgamos en las noticias por cosas como esta», cuenta una vecina, mientras que otra opina que «en el pueblo pasan cosas buenas y mucho más importantes que sí merecen ser contadas». Quién más quién menos, todos saben que el chaparrón de noticias pasará más pronto que tarde. Aunque hay una visita de la prensa que no les importará que se repita: «A ver si venís este viernes para contar que nos ha tocado el Gordo».