Entrevista | Pelegrín Títere del Teatro Arbolé de Zaragoza

Pelegrín: "Soy valiente y cobarde, simpático y un gamberro"

El títere está pasando las Fiestas del Pilar actuando en la barraca de la calle Moret

Pelegrín está pasando las Fiestas del Pilar en la barraca de la calle Moret

Pelegrín está pasando las Fiestas del Pilar en la barraca de la calle Moret / El Periódico de Aragón

Con casi medio siglo de experiencia a sus espaldas, Pelegrín sigue sorprendiendo a grandes y pequeños en su pequeño gran escenario. Desde el Teatro Arbolé ha conseguido que varias generaciones de niños y niñas siguieran sus aventuras en las miles y miles de actuaciones llevadas a cabo junto con sus fieles compañeros. Las Fiestas del Pilar las pasa en la carpa de la calle Moret con actuaciones todos los días.

De cara angulosa, narizón, de ojos grandes y con un embudo en la cabeza, su primer casco de caballero andante, Pelegrín traspasó el telón por primera vez un 24 de abril de 1983 y es en realidad el mismo personaje que puede ser Polichinela, que puede ser Guiñol, Don Cristóbal, Petrushka y todos los títeres populares de Europa. Y como no podía ser de otra forma, no hemos querido perder la oportunidad de conocer un poco mejor a esta estrella de los escenarios. Además, para recordar todas las formas que adopta el protagonista, Teatro Arbolé acoge una exposición con más de una treintena de versiones diferentes de la marioneta.

No creo que haya alguien en Zaragoza que no conozca su nombre, pero Pelegrín, ¿cómo se define usted?

Pues como un títere de cachiporra de toda la vida. Estoy acostumbrado a correr todas las aventuras que se me ponen por delante, no tengo miedo a actuar en ningún lugar. Plazas, calles, mercados… allí donde sea bien recibido, allí estaré.

Es el verdadero protagonista, pero ¿héroe o antihéroe?

Por supuesto que antihéroe, sigo la más pura tradición de títeres populares. A veces soy valiente y a veces cobarde, en ocasiones simpático y en ocasiones soy un verdadero gamberro. Me identifico con las personas que vienen a verme, soy uno más.

Lleva 40 años sobre las tablas, ¿ha cambiado mucho el mundillo de los títeres?

Cuando comencé era todo más sencillo, el mundo de los títeres era muy incipiente, esa tradición se había perdido durante la posguerra, por lo que títeres y titiriteros trabajamos mano a mano para reflotarlo de nuevo. Desde entonces ha ido evolucionando a pasos agigantados, de las técnicas más sencillas como los títeres de guante hasta técnicas más sofisticadas apoyadas en las nuevas tecnologías. Ha sido adaptación, pero también crecimiento, cuanta más gente se involucra más novedades se ponen en marcha.

Si algo no ha cambiado es el público, ¿son los niños una audiencia difícil?

A veces sí y a veces no. Si al público infantil le presentas ideas sencillas, responden bien porque las entienden a la primera, pero si algo no les interesa porque les parece aburrido o complicado, pierden la atención. Es necesario ir jugando con los diálogos y las acciones para que eso no ocurra.

¿Y qué pasa con los adultos que acuden también?

Los niños son el público predilecto, pero no el único, también hay títeres para adultos con espectáculos más complejos. Al fin y al cabo, cuando todo esto comenzó eran los adultos los que dejaban la voluntad en el bote al terminar la función, entonces las marionetas iban dirigidas a ellos. Y aunque eso sea diferente ahora y estemos más centrados en los niños, los mayores lo siguen disfrutando.

¿Se podría decir que los niños sacan alguna enseñanza de las funciones?

Siempre se muestran unos valores, buenos o malos, se intenta dar a los niños las herramientas necesarias para que los propios niños lleguen a unas conclusiones. Siempre quedan alguna enseñanza y siempre se darán las explicaciones que hagan falta para ello.

Usted se ayuda de la cachiporra para ello, según dicen.

Solo un poco, hay gente que tienen la cabeza muy dura y necesita que alguien se la ablande para que las ideas puedan fluir mejor. La cachiporra es un elemento de catarsis, nunca violento, es un objeto de juego. Es algo que me ayuda a resolver situaciones, aunque de una forma un poco estridente.  

¿Cómo ve el mundo de los títeres de aquí en adelante?

No sé qué pasará y si cambiará mucho, pero yo creo que las funciones de títeres seguirán existiendo. Son una actividad muy divertida y perfecta para hacer en familia. Puede que sí que varíe el tipo de público porque cada vez los niños son más pequeños. Antes venían niños de tres años, ahora son apenas bebés. Pero la intención de entretener y de sacar lo mejor de nosotros mismos, Pelegrín siempre estará ahí para conseguirlo.