La 37ª jornada de Segunda

Una pena de punto

El Real Zaragoza deja escapar la victoria en campo del líder con ventaja en el marcador y ante un Eibar con 10. Jair, tras una jugada de Bebé, puso el gol antes del descanso y el equipo de Escribá no supo jugar otra vez en superioridad, aunque aumenta a nueve las jornadas sin perder

Bermejo pugna por un balón con Corpas en un momento del partido.

Bermejo pugna por un balón con Corpas en un momento del partido. / Carlos Gil-Roig

S. Valero

Más allá de la casi quimera que suponía el sueño del playoff, el Real Zaragoza se marchó del campo del líder con el sabor más agrio que dulce de un empate que pudo ser un triunfo porque el equipo tuvo todo de cara para ganar en Ipurua, para asaltar el estadio del líder, demasiado intenso y hasta agresivo en su juego, con un gol de Jair justo antes del descanso, con la expulsión de Vadillo a falta de 25 minutos cuando más atacaba el conjunto armero y con una ventaja que no se supo conservar después también por los tardíos cambios y al no saber gobernar el pleito en ese momento. Hay que darle valor a empatar en el feudo del mejor equipo de Segunda, pero fue una pena de punto.

El Zaragoza, con esas tablas, se queda a siete puntos de la promoción, de la sexta plaza, a la espera de lo que hagan los rivales y con 15 por jugarse. Demasiado espacio y poco por dirimirse ya en 5 citas para pensar en otra cosa que no sea en terminar de la mejor manera posible la Liga y eso lo está haciendo el cuadro zaragocista, que suma ya 9 jornadas sin perder y con 15 puntos en ellas.

Fue un partido, con los casi medio millar de zaragocistas haciéndose muy presentes en Ipurúa, que tuvo varios dentro del mismo, cambios de guion con el gol de Jair, con la expulsión y con un empate en la recta final que llegó en sendos despistes de Bermejo y Bebé que afearon el buen nivel defensivo global ante un Eibar muy nervioso y ansioso, a veces hasta agresivo con el consentimiento arbitral.

Buen inicio

Escribá apostó, como no podía ser de otra manera, por el mismo once por tercera semana seguida y el Eibar de Garitano reforzó defensivamente los laterales, con Sergio Álvarez y Arbilla tras el retorno de Berrocal al eje y el partido comenzó nivelado, con el Zaragoza bien asentado y con un aviso de Giuliano, que se fue de Venancio y su centro no llegó a Azón.

El Eibar, bien manejado por Matheus desde la medular, empezó a volcar el juego por la banda de Corpas donde Nieto se encontraba demasiadas veces en inferioridad por las pocas ayudas de Bebé. Bautista no llegó al primer envío y Matheus disparo mal en la ocasión posterior. Otra jugada de Rahmani y una nueva internada de Corpas aumentaron la sensación de peligro local, sobre todo por sus alas y tras el buen arranque del Zaragoza, que cedió después el balón a su rival.

Con todo, con el Eibar acumulando posesión y empujando a su área al equipo zaragocista, los minutos caían sin grandes ocasiones del enemigo por la firmeza zaragocista, en particular de sus dos centrales, salvo un disparo de Matheus que provocó la parada de Cristian tras una acción de Rahmani y un rechace de Grau. 

Un gol psicológico

Bautista volvió a rozar un envío de Corpas y, con lo que parecía el aumento del agobio zaragocista, llegó el golpe en el descuento. Fue un córner de Bebé, con el mal remate de Azón y la jugada del portugués tras llegarle de nuevo el balón ante Rahmani para poner un centro que Luca rechazó y que Jair empujó desde el suelo a la red sin que el VAR tras la revisión viera otra cosa que un gol más que vital para el Zaragoza.

Garitano apostó por Tejero en el lateral derecho y por Vadillo en la otra banda buscando aún más profundidad, sobre todo por el carril diestro, en el que el Eibar empezó a percutir con el exzaragocista y con Corpas. Un centro de Tejero que despejó Jair, otro cruce providencial de Lluís López ante Corpas, el envío de Tejero que no cabeceó Vadillo o el remate de Bautista a la media vuelta que rozó en Jair para marcharse a córner... Los centrales se multiplicaban y el equipo mantenía el orden a pesar de la tormenta armera.

El partido cambió en el 66 cuando Ocón Arraiz llamó al poco atento Caparrós Hernández por una entrada de Vadillo a Giuliano con los tacos por delante y en la espinilla. Roja de manual que al colegiado no le quedó más que señalar para dejar al Eibar con 10 y el partido de cara para los de Escribá, que no supieron jugar en superioridad y no tuvieron el control. Otra vez.

Azón no pudo pillar el mal despeje de Luca, Giuliano se ofuscó con Bermejo solo y Garitano apostó por Ríos Reina y Arana antes de que el lateral, más profundo que Arbilla, se aprovechara del despiste de Bermejo tras su primer centro para poner un balón en el que Bebé no siguió a Tejero para el empate. Escribá tenía ya listos para sacar a Zapater, Vada y Gueye , que lo hicieron con empate y con el susto de un penalti de Bermejo a Arana que Caparrós se quiso inventar y el VAR le hizo corregir. Puche, en un disparo al lateral de la red, y Nieto, de cabeza, como antes Bermejo en un centro de Gueye, tuvieron una victoria que daba algo de realidad a los sueños. El punto, en casa del líder, se quedó en pena tremenda.