Real Zaragoza

Problema resuelto. El Real Zaragoza soluciona su conflicto con el gol de antaño

El equipo aragonés, que ha marcado en todos los partidos, deja atrás la estrechez ofensiva de las últimas temporadas

Maikel Mesa celebra el tanto marcado ante el Valladolid y que finalmente fue anulado por fuera de juego.

Maikel Mesa celebra el tanto marcado ante el Valladolid y que finalmente fue anulado por fuera de juego. / Jaime Galindo.

Jorge Oto

Jorge Oto

El gol venía siendo el eterno problema de un Real Zaragoza al que se le hacía de noche cada vez que asomaba la nariz por el área rival. A lo largo de las últimas temporadas, el equipo aragonés llegaba poco y mal, lo que le ha venido situando entre los menos realizadores del campeonato tras haber marcado menos de un tanto por partido en los tres últimos cursos (40 el pasado, 39 en la temporada 21-22 y 37 la anterior).

Pero todo aquello parece ser historia ya. La profunda transformación del Real Zaragoza se ha ubicado, principalmente, en su parcela ofensiva, donde han llegado la mayoría de los refuerzos. El director deportivo, Juan Carlos Cordero, tuvo claro desde el principio que el ataque zaragocista tenía que ser el epicentro de una remodelación en la que se precisaba, sobre todo, gol. Y, de momento, la ingente tarea está dando resultados.

Porque el Zaragoza ha marcado en los cuatro partidos disputados desde el inicio del campeonato. El dato adquiere una mayor relevancia al advertir los serios problemas con el marco contrario de una escuadra que ha tardado poco en demostrar que ha encontrado el camino hacia el gol. Solo otros cinco conjuntos (Espanyol, Levante, Racing de Ferrol, Amorebieta y Burgos) también han hecho pleno de celebraciones, si bien solo los vascos (8 tantos) y los catalanes (7) han hecho diana en más ocasiones que un Zaragoza que acumula media docena.

No lograban los aragoneses marcar en todos los encuentros a estas alturas desde antes de la pandemia. Fue en la campaña 19-20, cuando, de la mano de Víctor Fernández, celebró siete tantos en sus cuatro primeros envites (2-0 ante el Tenerife, 1-1 en Ponferrada, 1-0 al Elche y 0-3 en Alcorcón). La irrupción de la pandemia dio al traste con un ascenso que parecía en el bolsillo de un equipo que acabó la temporada con 59 goles, una cifra inferior a los 64 con los que finalizaría el Zaragoza actual en caso de ser capaz de mantener el actual promedio realizador. Sería la cantidad más alta lograda por la escuadra blanquilla en las once temporadas consecutivas que acumula ya en Segunda División.

De hecho, el equipo aragonés solo había marcado en las cuatro primeras jornadas en dos campañas previas a la actual: la referida 19-20 y en la 16-17, cuando celebró nueve tantos (3-1 al UCAM Murcia, 3-3 en Lugo, 1-0 al Huesca y derrota por 4-2 en el Ciutat de Valencia ante el Levante).

Además, la aportación procede ya de todas las zonas del campo. Han marcado los delanteros (Azón el pasado domingo frente al Eldense), los centrocampistas (Maikel Mesa y Francho ante el Villarreal B) y los defensas (Francés y Jair para firmar las victorias contra Valladolid y Tenerife, respectivamente). En esa nómina de anotadores se va echando de menos a Sinan Bakis, titular en los cuatro encuentros y llamado a ser una de las referencias ofensivas del equipo, que aún no se ha estrenado.

La diferencia

Pero las cosas, definitivamente, están cambiando. Atrás queda el solitario tanto marcado por el Zaragoza en las cuatro primeras jornadas del curso pasado. O los dos de la 21-22. El Zaragoza, decidido a hacer borrón y cuenta nueva, es otro en el apartado ofensivo. Puede que no llegue mucho más, pero, desde luego, llega mejor.

Porque hasta ahora los aragoneses tan solo hacían daño a la contra. Sin espacios ni velocidad, el Zaragoza tenía casi imposible hacer gol más allá del balón parado como consecuencia de sus serias carencias en el juego posicional. El sufrimiento en la generación de juego en estático era una constante, así que el directo se erigió en recurso de máxima necesidad.

Por eso, el crecimiento del Zaragoza de Escribá no solo se sustenta sobre la fortaleza defensiva. Ya lo dijo el propio técnico en la víspera del partido ante el Eldense. «Si mantenemos la portería a cero será difícil que no ganemos porque en casi todos los partidos vamos a marcar». De momento, así ha sido. Problema resuelto.