La opinión de Sergio Pérez

El Zaragoza diésel sin Francho y la 'Valera-dependencia'

También la de Nieto, pero la baja de Francho le ha hecho mucho daño al Real Zaragoza. La plantilla no tiene otro medio con sus condiciones físicas y el centro del campo juega de manera previsible, lenta y con poca generación de fútbol y de espacios por piernas o talento. Ahora mismo, la única nota diferenciadora la pone Valera, que representa todo lo que falta: verticalidad, imaginación, desborde y atrevimiento. El equipo se ha parado, con un punto de nueve. Es el momento para que Escribá dé con soluciones tácticas, resitúe a algunos jugadores y los centrocampistas y los delanteros, en horas bajas, digan esta boca es mía

Valera pelea un balón en el partido contra el Mirandés.

Valera pelea un balón en el partido contra el Mirandés. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

La primera parte contra el Mirandés, once contra once todavía como vara más justa de medir, fue una buena fotografía de cuál y cómo es el momento por el que transita el Real Zaragoza recién estrenado octubre. Dominio de la posesión, juego en campo contrario pero demasiado espeso, lento, a veces hasta parsimonioso, sin velocidad de balón, movilidad escasa entre líneas, poca agresividad y limitada capacidad de sorpresa. Aun con todo, con un fútbol previsible y de baja generación, el equipo bien pudo adelantarse en el marcador en una ocasión muy clara de Iván Azón.

De ese juego predecible, sin acciones auténticas ni intuitivas, todo demasiado mecánico y con un exceso de pases de seguridad, fácilmente controlables, el único que escapó fue Germán Valera. Actuando a pierna cambiada, su presencia en la banda derecha inclinó el campo hacia su lado y todo el peligro local nació en sus botas (luego, al inicio de la segunda mitad, ya en inferioridad por la expulsión de Enrich, Lecoeuche produjo por el otro costado la gran oportunidad de la tarde, que acabó en un cabezazo de Azón al larguero).

En una carrera al espacio tras un maravilloso servicio de Borge, Valera dejó atrás a su par, filtró un pase de la muerte y Azón no lo remató por milímetros con el portero batido. Después de un cambio de orientación de Grau, un control con el pecho le bastó al extremo para regatear al defensa, tocar línea de fondo y servir el balón hacia atrás sin encontrar finalizador. Al poco, en una internada por velocidad pidió penalti tras caer en el área. Y al filo del descanso, en el balcón del área, se hizo espacio en una cuadrícula, disparó con su pierna mala y el balón se marchó por poco. Que el extremo tiene gol pero que no es un goleador de cuna se le percibe en estas situaciones.

Valera es, ahora mismo, la nota diferenciadora del Real Zaragoza, el hombre con el que pueden suceder cosas cuando toca la pelota. Su fútbol es de agitación constante, siempre molesto, atrevido e incisivo. Todo lo contrario a lo que le viene sucediendo al juego del equipo en estas últimas semanas, diésel, sin turbo ni imaginación.

También la de Nieto, cuyo inicio de temporada estaba siendo extraordinario, dando empaque al lateral izquierdo y amplitud por ese costado, pero sobre todo la baja de Francho le ha hecho mucho daño al Real Zaragoza. La plantilla no tiene otro centrocampista con sus condiciones físicas: despliegue constante, ir y venir, pulmón y piernas, salida de balón en vertical y a alta velocidad, conducción de 15 metros para romper líneas… Un interior perfecto para el plan de Escribá.

De modo que el equipo se ha parado coincidiendo con su ausencia. No es casualidad. Ahora mismo, la capacidad de sorpresa se reduce prácticamente a las acciones de Valera y a las consecuencias de la pelea de Azón. Demasiado poco para una plantilla tan larga a la que un par de bajas han dejado bajo los efectos de la desorientación.

En nada, el jueves, el Zaragoza vuelve a escena en Andorra. Lo que hacía con todos, a Escribá le valía para ganar y ganar. Lo que ha estado haciendo sin Nieto y Francho, no ha sido suficiente. En las tres últimas jornadas, el equipo ha tirado solo cinco veces a puerta. Es el momento del técnico: de pensar cómo salir de este bache y de encontrar los mejores lugares para sus mejores futbolistas. Escribá ha de dar con soluciones tácticas, pero también ha de haber pasos adelante individuales, con mención especial para todos los centrocampistas disponibles, a los que el Zaragoza necesita en un nivel superior al que están ofreciendo, metiendo una marcha más y poniendo el turbo al juego.