CONFLICTO VECINAL

El centro Luis Buñuel: blindado tras el desalojo

Un dispositivo policial ha irrumpido en el edificio sobre las 5 de la madrugada | La actuación se ha realizado de forma pacífica y sin incidentes

Carlota Gomar

Carlota Gomar

El reloj no marcaba ni las 5 de la mañana cuando la Policía Nacional irrumpía en el centro Luis Buñuel de Zaragoza. Los agentes han entrado por una ventana, la más próxima a la puerta principal, donde dormían los cinco voluntarios que hacían guardia en la garita del hall, y en menos de una hora habían desalojado el antiguo instituto e inspeccionado sus tres plantas

El desalojo se ha desarrollado sin incidentes y de forma pacífica. El alcalde, Jorge Azcón, anunció en el último pleno que era algo inminente, cuestión de días. Y tanto que ha sido así porque el ayuntamiento recibió la autorización del juez el pasado lunes, día en el que se lo comunicó a la Delegación del Gobierno de Aragón que, en poco más de 24 horas, ha procedido a expulsar a los okupantes de las instalaciones. 

Ahora el centro permanece bajo el control de la Policía Local, que vigilará el inmueble día y noche para evitar que vuelva a ser okupado. Aun así, desde las brigadas municipales han tapiado con placas metálicas todas las ventanas de la planta calle, mientras otro equipo se ha dedicado a retirar las barricadas que se habían preparado en la puerta de acceso al patio del centro desde el paseo Echegaray y en los pasillos del interior del Buñuel. 

Desalojo del Luis Buñuel

Jaime Galindo

'In fragantis' y en plena noche

En el momento del desalojo había cinco personas en el interior. Desde que venció la fecha anunciada por el ayuntamiento para abandonar las instalaciones, el pasado día 23 de enero, los colectivos hacían guardias por turnos a sabiendas de que más pronto que tarde tendrían que abandonar el Luis Buñuel. Rebeca, del grupo de hackers, era una de ellas. «Estábamos durmiendo y hemos oído un ruido y nos lo hemos imaginado», explicaba esta mañana, una vez que se había recompuestos del susto. «Ha sido todo pacífico, pero pasas miedo», admitía.

Según su relato, los agentes les han identificado y registrado y los han mantenido «retenidos» en la entrada del Buñuel durante una hora, «sin poder utilizar nuestros móviles ni hablar entre nosotros», recordaba mientras hacía guardia a las puertas del Buñuel. Junto a una treintena de personas han permanecido hasta el mediodía en la plaza Santo Domingo, como Carolina, una de las que «salió pitando» de casa de madrugada. «En cuanto me han avisado he venido a la plaza corriendo. Siento mucha rabia e impotencia porque llevamos muchos años trabajando por este proyecto y por una decisión política se ha ido al traste», decía. 

Apoyo vecinal

También rondaba por la plaza el propietario de la Papelería Aries, en la calle Santa Lucía, que ha cerrado su tienda «como muestra de solidaridad». «No formo parte del Buñuel ni he participado en ninguna actividad, pero sí que puedo decir que dan vida a la plaza y al barrio y que han demostrado que con colaboración se pueden hacer muchas cosas», decía junto a Teresa Iriarte, una vecina que acudió a la plaza para defender el proyecto y apoyar a los colectivos. «Lo que tiene el Buñuel es que es de todos y para todo. Aquí no se excluye a nadie, sea de donde sea y como sea», aseguraba.

En el centro todos sabían cuál iba a ser el final. El Gobierno de Azcón quiere reconvertir las instalaciones en un centro de mayores y tiene previsto sacar a licitación en los próximos días el proyecto. Es posible que este jueves se apruebe en la sesión del Gobierno de la ciudad. Mientras, las brigadas retirarán todos los restos y enseres que quedan en el interior del centro y dejarán diáfanas las salas para comenzar con los trabajos de adecuación y renovación. 

Los colectivos buscan nueva casa

En las últimas semanas, varios colectivos han ido buscando alternativas y otros espacios donde desempeñar su actividad. Es el caso de la Olla Solidaria, que ha trasladado su cocina a un local de la Asociación de Vecinos Lanuza, o el colectivo Garbanzo Negro, que utiliza un almacén de una tienda de costura del barrio para hacer acopio de los productos que compran y venden a precios más económicos. 

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, ha defendido que se ha dado cumplimiento a «una promesa, dentro de la legalidad» y sin incidentes. Ha insistido en que se había «recuperado lo que es de todos los zaragozanos» y, añadió, «no solo los de la izquierda y extrema izquierda». El concejal de Participación Ciudadana, Javier Rodrigo, subrayó que, una vez que reabra al centro municipal, «todos los ciudadanos» podrán hacer uso de las instalaciones.  

El grupo municipal de Zaragoza en Común (ZeC) ha exigido al Gobierno PP-Cs que se siente «de manera urgente» con los colectivos implicados del Buñuel para buscar una alternativa que permita la gestión comunitaria de este espacio. «No existe ninguna razón más allá de las puramente ideológicas para cerrar este proyecto, y utilizar como coartada la apertura de un centro para personas mayores no tiene ninguna justificación cuando se mantiene cerrado a pocos metros el Centro de Mayores ubicado en la Casa de Amparo o cuando allí mismo se encuentra el Centro de Día del IASS, entre otros recursos», ha lamentado la candidata a la Alcaldía de ZeC, Elena Tomás. 

Para el PSOE, el desalojo es un «nuevo fracaso del señor Azcón», que «movido exclusivamente por el interés electoral y por el sectarismo ideológico ha renunciado al diálogo» ha decidido «imponer desde el autoritarismo su visión alicorta de la participación ciudadana».

La concejales de Podemos, Fernando Rivarés y Amparo Bella han mostrado su apoyo a los colectivos acompañándoles durante su protesta matutina e improvisada a las puertas del centro.