Volar a la 'ciudad más fea' del mundo es posible desde Zaragoza
Dos conexiones semanales unen la capital aragonesa con el Aeropuerto de Charleroi, a 50 kilómetros de Bruselas, destino final de la mayoría de viajeros
Los aragoneses siempre están atentos a las novedades en la parrilla de vuelos desde el Aeropuerto de Zaragoza porque evitan tener que desplazarse hasta Madrid o Barcelona y añadir un gasto más a su presupuesto. Los destinos de los vuelos suelen cambiar cada cierto tiempo, aunque hay algunos que no han cambiado en los últimos años. Lo que sí que muda son las preferencias del viajero. Los turistas, a veces, prefieren no salir de España mientras que hay épocas en los que su hambre de viajar no se sacia ni pasando más de diez días en una de las capitales europeas más bonitas.
Actualmente, desde el aeropuerto de Garrapinillos se puede viajar por Europa con París, Londres, Milán, Venecia, Bruselas, Venecia, Bucarest y Cluj. También se puede volar a distintos puntos de la Península Ibérica como Santiago de Compostela, Palma, Menorca o Gran Canaria y Tenerife. En ocasiones, los viajeros no se conforman ni con los monumentos ni con los encantos de la playa o la montaña y les gustan otro tipo de curiosidades que esconden las ciudades.
Por ejemplo, desde Zaragoza se puede volar hasta la ciudad más fea del mundo para gran parte de los internautas. Y es que cabe recordar que la capital aragonesa está conectada con Bruselas dos veces por semana (viernes y domingos). Sin embargo, el aeropuerto belga, especializado en aerolíneas de bajo coste como Ryanair, se encuentra en Charleroi, considerada por muchos especialistas en viajes como una de las urbes menos agraciadas de todo el planeta junto a Luanda (Angola), Los Ángeles (Estados Unidos), Guatemala o Amán (Jordania).
Vacío industrial
Charleroi está aproximadamente a 50 kilómetros de Bruselas, que absorbe junto a Brujas y Gante la gran mayoría de turistas que ponen los ojos en Bélgica. La ciudad fundada en el siglo XVII por Carlos II es la gran metrópolis de la región de Valonia, la parte francófona del país. Los rumores sobre la fealdad de Charleroi comenzaron hace ya más de 15 años cuando uno de los periódicos referentes de Países Bajos la eligió como la ciudad más fea del mundo.
La localidad, excepcionalmente comunicada por todos los medios con el resto del país, es una de las tantas que sufrió las consecuencias de las crisis económicas de este siglo y ha ido perdiendo población por lo que muchos símbolos de su pasado industrial en las afueras han quedado abandonados. Al triste paso del tiempo han sobrevivido algunas casas típicas belgas en el casco viejo junto al río Sambre, la basílica y el castillo de Monceau-sur-Sambre. Sin embargo, son los propios ciudadanos, más de 200.000, los que admiten poca oferta de ocio en la ciudad calificándola de aburrida.
En los aspectos positivos, Charleroi es la cuna del cómic belga y en ella es posible encontrar a Spirou, al Marsupilami o a Lucky Luke paseando por el centro o en el metro.
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