Polémica a nivel nacional

Una pareja, tras ser padres por maternidad subrogada: "La gestante dijo en el juicio que estaba feliz por ayudarnos"

Acaban de tener un niño nacido por un vientre de alquiler en México. Están a la espera de conseguir el pasaporte del bebé para poder volver a España

«La gestante dijo en el juicio que estaba feliz por ayudarnos» | X

«La gestante dijo en el juicio que estaba feliz por ayudarnos» | X / EVA GARCÍA

Eva García

Eva García

La noticia de que Ana Obregón ha sido madre por un vientre de alquiler en Miami ha vuelto a reabrir el debate sobre la maternidad subrogada en España, donde no es legal. Sin embargo, cientos de parejas españolas viajan al extranjero cada año para ser padres. Una pareja zaragozana, Juan y Pedro (nombres ficticios) se han convertido en padres recientemente por este método en México, aunque el retraso en la expedición del pasaporte del bebé hace que lleven casi cinco meses en el país azteca y dos esperando «a salir de aquí», cuentan.

Ambos tenían claro que querían ser padres, pero nunca pensaron en la adopción. En ese caso, señalan, «la base es la protección del menor» pero cada uno «elige cómo quiere llevar a cabo su paternidad» y por eso optaron por la maternidad subrogada. Estuvieron años informándose, hablando con padres, meditando y después de mucho tiempo, comenzaron el proceso. Eligieron México porque, pese a lo que se piensa, «todo está regulado».

La pareja realizó dos viajes, en el primero recibieron de una clínica de Ciudad de México todas la información y dejaron su carga genética «para que fuera posible el nacimiento». El óvulo fue una donación anónima por lo que el bebé no tiene carga genética de la gestante.

Han vivido el embarazo a distancia y tenían información todos los meses, con las visitas al ginecólogo, ecografías, informes médicos, etc. El tiempo pasa lento y ese tiempo lo llevaron «bien y mal, porque nos hubiera gustado estar más en el día a día, sintiendo con nuestra gestante, con nuestra amiga ese embarazo. Cogerle más de la mano y esa es nuestra pena, no haber estado más cerca», explica Pedro.

La pareja lleva ya cinco meses en México, de los que dos están esperando para salir del país. «Todo ha ido rodado» pero «imprimir el pasaporte es lo que se está retrasando», señalan, aunque también aseguran que la media es esa.

Proceso «transparente»

Insisten ambos en la regulación que existe en el país. Tras el nacimiento tiene lugar un juicio, en el que se entrega toda la documentación que pone de manifiesto que el proceso «ha sido limpio, transparente y legal». La pediatra presenta un informe, la clínica e incluso la gestante viene al juicio. En este caso, declaró que «no podía estar más feliz de que nuestro hijo hubiera nacido y de que tuviera los padres que tenía, muy feliz por el proceso y con ayudarnos», señala.

Las gestantes pasan por diversas pruebas «psicológicas», en las que queda claro «si están preparadas y un psicólogo certifica que no ve riesgos de que se pueda echar atrás», aunque si lo hubiera hecho «lo hubiéramos aceptado». También tiene que demostrar que tiene una red de apoyo (en su caso está casada, tiene un hijo, su marido un buen trabajo y ella lo dejó para cuidar de su primogénito).

Tienen ganas de volver a casa porque en Ciudad de México viven como pueden. Pueden teletrabajar, aunque en el caso de uno de ellos estuvo a punto de perder el empleo (ahora está de baja laboral pero «no cobra el subsidio por baja paternal) y no son pocas las parejas en las que uno tiene que dejar el país. La vida en México es «muy cara» y están viviendo en uno de los barrios más seguros pero «no por capricho, porque el apartamento es muy modesto» sino por «recomendación».

No dicen cuánto les ha costado el proceso, pero aseguran que ha sido importante el «apoyo económico». «La gente se piensa que el lobby gay cuando se aburre quiere tener un niño» y no es así, ya que esta pareja ha pedido un crédito, dinero a varios miembros de la familia y están «hipotecados de por vida» pero la familia «ha entendido nuestro deseo de formar una familia».

«No es una compra»

Les molesta el término de pagar por el niño porque «no puedes comprar un bebé que lleva tu carga genética, pagas el proceso que es muy complejo» y cuentan que en España a las mujeres que donan óvulos también se les paga.

En México han coincidido con muchas parejas que están en su misma situación. «Son gente trabajadora que hace un gran esfuerzo para pagar el proceso», señala.

De momento, siguen en México y mantienen relación con la gestante, que está «feliz con su familia». Cuando vuelvan a casa «no saldremos de ella», cuentan entre risas pero les cuesta visualizarlo porque «si no, te derrumbas». Quieren estar con su familia y que «recuperen el tiempo perdido de nuestro pequeño, porque no lo han visto crecer. Tienen cuatro meses y sus abuelas y tíos no lo han tocado y es duro».

Cuando vuelvan «tendrán que repetir todo el proceso legal», empezar de cero, reiteran. «Tenemos derecho a tener nuestra familia y la ciencia y la generosidad de muchas personas nos lo permite».

Gracias al caso de Ana Obregón aseguran que "la sociedad está viendo la realidad" porque antes "había mucho hate y ahora aunque lo hay no es tanto". Ya hay muchos aragoneses que conoce casos por lazos sociales, laborales que han llevado a cabo el proceso y "se dan cuenta de que lo que se dice no es cierto". Les da tristeza que haya "políticos que busquen incendiar, polarizar, y que nos consideren una familia de segunda". De momento no reciben ningún apoyo por parte del consulado y "nos sentimos desamparados".

A la pareja le parece curioso que se "ponga en tela de juicio la edad de Ana Obregón" cuando ha habido más famosos en edad avanzada" hombres a los que no se ha criticado y "dado titulares", como Clint Eastwood o George Lucas. Creen que parte del feminismo critica el proceso "y la edad" y están siendo "machistas". Creen innecesario este odio porque "se puede hablar y debatir y es positivo que se abra el debate" y se de a conocer otra información que "cuentos no ciertos" porque "cuando dos partes eligen libremente llevar a cabo el proceso, ¿quién es nadie para juzgar esto?", concluyen.

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