LA SANGRÍA DEL SECTOR PRIMARIO

El campo de Aragón pierde 200 autónomos familiares al año

Las cifras descienden en el último lustro por la falta de relevo generacional

La pérdida del modelo clásico abre la puerta a los grandes poseedores de tierra

Los agricultores familiares descienden por centenares cada año en la comunidad. | ÁNGEL DE CASTRO

Los agricultores familiares descienden por centenares cada año en la comunidad. | ÁNGEL DE CASTRO / sergio h. valgañón

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

El sector primario aragonés vive desde hace años uno de los peores momentos de su historia. Las constantes sequías y los problemas con los precios repercuten en la merma de personas que trabajan como autónomas en el mundo rural. Una pérdida de autónomos año a año, como un goteo incesante, que invita a pensar en la desaparición del modelo tradicional a medio y largo plazo a menos que se intervenga en el sector. Una situación que está llevando al abandono gradual de unos 200 autónomos cada año en el sector primario aragonés, en beneficio de otro régimen de explotación en el que toman protagonismo los grandes propietarios y los fondos de inversión.

La organización agraria UAGA, en su balance de final de 2022, critica «la reducción anual de explotaciones y por tanto de cotizaciones a la seguridad social», ratificándolo con los datos de los pasados años. El 2021 se cerraba con 18.206 autónomos en el régimen de la seguridad social agraria, mientras que el 2022 lo hacía con 18.020 afiliados en este mismo régimen. La cifra a cierre de septiembre de 2023, según los datos facilitados por la Seguridad Social, reflejan esta negativa tendencia: 17.881 personas cotizan como autónomos en el sector primario.

Según la propia organización agraria, esta situación se lleva agravando desde «el último lustro» de manera continuada y no parece tener fin a menos que se cambie la tendencia. «Aunque la producción final agraria se haya incrementado y los cotizantes de la seguridad social hayan disminuido, no significa que los agricultores profesionales incrementen su renta, sino todo lo contrario, los que se lucran son las grandes empresas», insisten desde la organización agraria.

El descenso en los autónomos familiares en el campo también se nota en los trabajadores por cuenta ajena. Mientras que entre 2018 y 2020 se superaron las 13.000 contrataciones de media mensuales, en 2021 se rebajó esa «barrera psicológica» antes del desplome definitivo en 2022, donde se registraron 10.899 de media cada mes.

Cifra ideal de "20.000 personas"

Los sindicatos agrarios son conscientes desde hace varios años de la sangría que sufre el sector primario en la comunidad y analizan las causas y posibles soluciones a un problema que puede acabar con el modelo agrario aragonés conocido hasta ahora. Para José María Alcubierre, secretario general de UAGA, la cifra ideal de trabajadores autónomos en el sector primario se sitúa «en torno a 20.000 personas». «Cada año perdemos unos 400 trabajadores y se incorporan entre 150 y 200, de ahí ese déficit de 200 autónomos que registramos cada curso», detalla Alcubierre.

Para el sindicato, la solución pasa por que lleguen «las ayudas a los agricultores y ganaderos, a los que trabajan y producen en el territorio», con el objetivo claro de que «siga existiendo el modelo del campo aragonés». Sin una intervención a tiempo que proteja a estos pequeños empresarios, Alcubierre augura un futuro oscuro: «No podemos permitirnos un Aragón en el que haya solo 5.000 agricultores autónomos».

"No queremos que llegue una gran empresa, compre miles de hectáreas, contrate a sus trabajadores y les de unas furgonetas para que sigan viviendo en las ciudades"

José María Alcubierre

— Secretario general de UAGA

Ese posible futuro de la comunidad puede trastocarse con la implantación de un modelo radicalmente distinto que según el secretario general de UAGA ya se puede empezar a observar en el mundo rural aragonés. «Los fondos de inversión se están implantando y no es un modelo que queramos para Aragón», señala Alcubierre, que sigue considerando que la agricultura y la ganadería a escala son «fundamentales» para hacer territorio: «No queremos que llegue una gran empresa, compre miles de hectáreas, contrate a sus trabajadores y les de unas furgonetas para que sigan viviendo en las ciudades». Alcubierre insiste en que el sector primario «hace territorio y logra el desarrollo del mundo rural».

Sin embargo, para Fernando Luna, portavoz en la comunidad de Asaja, la presencia de los grandes fondos de inversión no está afectando a la pérdida de trabajadores en el campo. «El autónomo desaparece porque el campo no es rentable», comenta Luna, que dice que pese a ello «siempre habrá gente que estará interesada en comprar las tierras».

El problema en el sector primario y el análisis de Asaja lo certifica. «Pasa en todos los trabajos que se desarrollan en el mundo rural, pero es que la agricultura no rinde y hace que los jóvenes no vean este trabajo como una primera opción para su futuro», cita Luna, que lamenta que «falta relevo generacional».

Luna ve otra problemática sobre los riesgos que asumen los autónomos rurales, que es la cotización. «No se tiene una buena prestación de jubilación», insiste el portavoz agrario, que lamenta que en la actualidad prolifera el modelo de los falsos autónomos: «Esto deteriora la situación y daña todavía más a los pequeños empresarios».

«La solución pasa por dar apoyo, una discriminación positiva y ayudas económicas al campo», resume Luna, que insiste en que es tarea de todos «creerse que el sector es estratégico, y no nos podemos quedar en las palabras». Para el portavoz de Asaja, el campo «está en las últimas, pero si se apuesta por él seguro que sale hacia delante».