Entrevista | Luis Martín Presidente de la Asociación de Jóvenes de Empresarios (AJE) de Zaragoza

«En Aragón nos falta orgullo emprendedor y visibilizar más lo que hacemos»

Luis Martín Nuez ha sido elegido este miércoles nuevo presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Zaragoza. Releva en el cargo a Silvia Plaza, que le cede el testigo al frente de una organización con 300 socios que cumplirá el próximo año su 35 aniversario

Luis Martín, presidente de AJE, este miércoles invocando la 'magia de emprender', el lema de la asociación para este año.

Luis Martín, presidente de AJE, este miércoles invocando la 'magia de emprender', el lema de la asociación para este año.

Luis Martín Nuez (Zaragoza, 1990) fue elegido este miércoles nuevo presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Zaragoza, un emprendedor nato que se define ante todo como inventor. De ahí que sea el fundador y CEO de la Academia de Inventores, que enseña a niños y jóvenes todas las posibilidades de la educación en materias STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Releva en el cargo a Silvia Plaza, que le cede el testigo al frente de una organización con 300 socios que cumplirá el próximo año su 35 aniversario.

¿Cómo se hizo empresario?

Empecé a trabajar en Libelium con una beca, justo cuando estaba acabando los estudios de ingeniería superior. Viví de primera mano lo que era una empresa innovadora y tecnológica en crecimiento. Cuando entré en 2011 éramos diez y cuando me fui en 2018 había 90. En paralelo a eso, había montado con unos compañeros un makerspaces, un local dónde los frikis íbamos a hacer cosas con electrónica, impresoras 3D o drones.

Ese fue el embrión de la Academia de Inventores.

Primero empecé con Dlabs, un hackerspace que funcionaba como una asociación en Delicias. Luego con otros compañeros nos mudamos a La Madalena y creamos Makeroni Labs, donde empezamos a hacer cosas bastante notorias. Ganamos una final mundial de robótica, con la que fuimos a Dubai, y un premio de la Nasa con un dispositivo para llevar a personas invidentes. Y salimos también en el programa de El Hormiguero. De ahí, surgió montar una pequeña empresa que hiciera esos desarrollos tecnológicos en entornos creativos, para empresa que querían hacer cosas raras. Lanzamos la aventura desde el vivero de Zaragoza Activa. Pasado un tiempo, nos dimos cuenta de que en el tema formativo estábamos empezando a ser una referencia y creamos nuestra propia Academia. Gracias al grupo Edelvives, que entró en su fundación, dimos un paso muy grande y nos posicionamos en la educación STEAM.

¿Cómo está el ecosistema emprendedor de Zaragoza? 

Nosotros lo vemos desde la lupa de la asociación. Los jóvenes aragoneses que quieren emprender tienen una serie de barreras que son comunes a cualquier otra ciudad, pero se le suma que la visibilidad de un proyecto que se quiera escalar rápidamente es mucho menor que en Madrid, Barcelona o Málaga, donde hay apuestas claras de las instituciones.

¿Falta apoyo institucional respecto a otras comunidades?

No es tanto por qué los gobiernos no quieren, si no por la propia historia. Aragón no es cuna de innovación. Está más ligada al sector primario y el secundario; agricultura, automoción, porcino... Más allá de esos pilares, con los que hay que seguir contando, no hay una gran cantera de innovación. Tampoco pretendemos ser el MIT (Massachusetts Institute of Technology), pero sí que tengamos todos puesto el foco en la tecnología, que por h o por b es clave y tractora. Y realmente es la que menos inversión necesita porque es casi todo digital.

Lo cierto es que Aragón está a la cola de España en emprendimiento, ¿cómo se puede cambiar esa inercia?

En parte no es porque no haya emprendedores de éxito, sino porque no lo comunicamos. Tenemos aquí empresas referentes en metaverso, con dos de los principales agentes a nivel nacional como son Deusens e Imascono. Nos falta tener más orgullo emprendedor sobre los proyectos buenos que tenemos y darles el peso que deberían tener. Lo que hay que hacer es visibilizarlos más y llevar clientes a esas entidades. Por otra parte, tenemos unos sistemas muy descentralizados, muchas instituciones que no tienen clara la definición del objetivo de cada una. Unas se pisan con otras. Es algo en lo que se está trabajando para que todo menor esté más coordinado. 

¿Qué es lo que más preocupa a los jóvenes empresarios?

Pagar el IVA y facturar trimestralmente. Más allá de eso, los contactos y las relaciones. Para eso estamos nosotros como asociación y otras organizaciones, que somos los encargados de detectar esas preocupaciones que son dispares porque nos enfocamos en los jóvenes empresarios con startups o proyectos tecnológicos, pero también en quienes emprenden en sectores tradicionales.

¿Qué objetivos se marca en AJE?

Mi objetivo es continuista. Solo espero mantener lo que se ha hecho hasta ahora, con el mismo nivel y estando a la altura. Eso sí, me considero inventor y trataré de aportar mi punto de innovación, de dar soluciones distintas a lo que ya estamos haciendo. Nuestra misión es seguir creciendo pero no tenemos a todos los socios que nos gustaría. Tenemos que mejorar para ser un referente entre los jóvenes empresarios y que nos vean como una oportunidad de valor.

¿Cuál es el estado de salud de la asociación?

Es el mejor de sus momentos, salvando distancias con la época de bonanza de principios de 2000. La asociación viene de una serie de deuda que se han tenido que regularizar, problemas que ha logrado resolver Silvia Plaza, que me ha dejado todo como un borrón y cuenta nueva, además de haber generado un ambiente de confianza y de familia. No somos unos novatos, es una asociación que va a cumplir 35 años en 2025, con un legado detrás de personas que han hecho posible esto.