Mujer y deporte

Sheila Gimeno: La fuerza de la elegancia

A sus 20 años, la zaragozana luce, en apenas un año de preparación, un extenso palmarés que le convierte en la mayor promesa de la comunidad y del país en fisicoculturismo. «Me sobran las ganas», afirma

Sheila, junto a algunos de sus trofeos.

Sheila, junto a algunos de sus trofeos. / ANGEL DE CASTRO

Jorge Oto

Jorge Oto

Apenas tiene 20 años, pero Sheila Gimeno es todo un referente en el fisicoculturismo aragonés. Su extenso palmarés, plagado de medallas y gestas, convierte a la deportista zaragozana en una de las mayores promesas de la disciplina a nivel nacional y eso que apenas acumula un año de preparación.

Aunque, sin duda, su metal más preciado es el bronce en categoría junior internacional logrado hace escasas semanas en Portugal. «No me lo esperaba, sobre todo porque conseguí sacar un físico mejor», admite la aragonesa, que se explica. «Se valora mucho el físico seco, sin grasas, y también las poses y la puesta en escena. Poco a poco he ido cogiendo experiencia aunque en este tipo de citas no puedes evitar sentirte nerviosa».

Porque el fisicoculturismo que practica Sheila difiere del culturismo en que no solo se persigue mejorar los músculos, sino que, a través del entrenamiento, el objetivo es trabajar todo el cuerpo. «Mi categoría es la bikini y no necesitamos mucha masa muscular, sino que somos más elegantes. Digamos que es una categoría de chica de gimnasio que se nota un poco más trabajada, pero somos las más alejadas del culturismo», expone.

«Mi categoría es la bikini y no necesitamos mucha masa muscular, sino que somos más elegantes. Digamos que es una categoría de chica de gimnasio que se nota un poco más trabajada, pero somos las más alejadas del culturismo»

Así que no solo la actividad física es relevante en un deporte en el que la nutrición y la elegancia también juegan un papel muy importante. «Cuando estás en el proceso de ganar músculo comes sin hambre y se pasa peor que cuando no tienes que comer. Yo, por ejemplo, me despertaba y tenía que tomar un batido de proteínas y avena, ir a entrenar y luego beber otro batido para desayunar y después comer una barra entera de pan para almorzar, comer, merendar otra barra y cenar. Esta fase dura tres o cuatro meses y es duro», relata Sheila, que celebra haber superado ya aquella etapa. «La diferencia de peso en el que estás cuando ganas músculo al que tienes cuando sales a competir es grande. Alrededor de diez kilos de diferencia», subraya.

«La diferencia de peso en el que estás cuando ganas músculo al que tienes cuando sales a competir es grande. Alrededor de diez kilos de diferencia»

En su caso, el idilio con el fisicoculturismo nació hace apenas un año, cuando fue operada de apendicitis. «Empecé a hacer deporte a raíz de la pandemia y cuando me operaron lo pasé muy mal. No podía ir al gimnasio y perdí mucho kilos. Cuando logré recuperarme pensé que era el momento de hacer lo que llevaba en la cabeza desde que vi en Instagram a chicas posando y compitiendo. No conocía este deporte ni a nadie que lo practicara, pero me encantó ver cómo esas chicas andaban con tacones en el escenario y se superaban», recuerda la zaragozana, entrenada por Daniel Sánchez.

Aquella decisión le obligó a una rutina marcada por el entrenamiento y la nutrición. «Cuando compites, nada más despertarte haces una hora de cardio, desayunas poco, entrenas otra hora y media y te pones los tacones para posar durante una hora antes de acometer una jornada laboral de siete u ocho horas», indica Sheila, técnico de farmacia. «Vives las 24 horas para esto y sacas tiempo de donde no lo hay. Es una dedicación exclusiva que te hace sacrificar muchas cosas, pero se puede llegar a vivir de esto y, de hecho, mucha gente lo hace». Pero no es ese el objetivo de la zaragozana. «Soy ambiciosa, pero no me veo viviendo de esto. Mi objetivo es seguir entrenando y llegar a disponer de una tarjeta pro (se otorgan en algunos campeonatos a físicos demasiado buenos que se estima que deberían estar compitiendo en una categoría superior). Si la tienes empiezas a ganar dinero», resalta Sheila, que admite que su progresión supone una presión mayor. «Pesa eso de ser la mayor promesa de Aragón. Somos pocos, aunque cada vez más gente tiene planeado competir, pero creo que no hay nadie con un palmarés como el mío y eso me hace feliz».

La gente siempre prefiere ver a los que están fuertes, pero dentro somos todos iguales. El culturismo está mejor visto en hombres pero últimamente hay muchas chicas»

Y eso que el machismo sigue envolviendo al culturismo, aunque Shelia matiza que «solo fuera, dentro ya no. La gente siempre prefiere ver a los que están fuertes, pero dentro somos todos iguales. El culturismo está mejor visto en hombres pero últimamente hay muchas chicas», expone la aragonesa, que, más allá de la disciplina, considera que el factor mental es fundamental. «Lo esencial es tener la cabeza bien puesta y enfocada en lo que vas a lograr. Se trata de motivarte todo el tiempo. Obviamente, la mitad de los días que he entrenado no quería hacerlo pero quiero conseguirlo y eso obliga a tener disciplina, voluntad y tenacidad, pero, sobre todo, muchas ganas. Y a mí me sobran», asegura. 

Suscríbete para seguir leyendo