Mujer y deporte

María Pérez: un caso único

María Pérez es la única jugadora aragonesa en la máxima categoría del voleibol español con el Cuesta Piedra de Tenerife, donde lleva siete años

María Pérez es la capitana del Cuesta Piedra de la Superliga.

María Pérez es la capitana del Cuesta Piedra de la Superliga. / SERVICIO ESPECIAL

Se apuntó a voleibol con once años siguiendo a sus amigas y dos décadas después se ha convertido en la única jugadora aragonesa en la Liga Iberdrola, la máxima categoría del vóley español. María Pérez Castillo ha debutado esta temporada con el Santa Cruz Cuesta Piedra, el club que le fichó con 18 años y con el que ascendió la pasada temporada.

«Empecé en el colegio Rosa Molas y el año siguiente me fui al Aljafería a entrenar. Allí ya me iban subiendo de categoría, siendo cadete iba con las juveniles, por ejemplo, hasta que llegué al sénior en Primera Nacional y ahí estuve tres años», resume María Pérez, que también ha destacado en el vóley playa. «En verano iba a Alicante con Geli Gómez. He ido a la selección sub-17 y sub-19 de vóley playa y a concentraciones de vóley pista, aunque ahí no he jugado ningún partido», señala. Geli Gómez, Paco Díaz y Diego Carreras han sido clave en su formación. Son los nombres que sustentan este deporte en Zaragoza.

Con 18 años tuvo que tomar una gran decisión. «El Cuesta Piedra me quería de colocadora y me vine a la Superliga 2. Es mi séptima temporada aquí. Hace tres años ya jugamos la fase de ascenso y la temporada pasada conseguimos subir», recuerda, señalando estas dos fases y la Copa Princesa que también disputó con el equipo insular como lo más importante que ha vivido en su carrera.

Pero con 18 años fichar por un club no es lo único que tuvo que decidir esta zaragozana nacida circunstancialmente en Badajoz porque allí fue donde su padre, Javier Pérez Villarroya, puso fin a su carrera como futbolista profesional. «Tenía 18 y lo típico, a ver qué estudio… No había INEF, que era mi primera opción, pero fisioterapia también me interesaba, la terminé y ya estoy trabajando», señala María.

Una carrera y un trabajo que han estado, y están, íntimamente ligados a su faceta como jugadora. «Las prácticas las hice con el club. Un año jugaba y, al tiempo, era la fisio. Ahora puedo corregir gestos a las compañeras o recurren a mí cuando no está el fisio», señala. Además, ha continuado su formación con diferentes cursos.

El salto de categoría ha sido importante. «El año pasado descansábamos un día o dos si jugábamos el sábado. Este entreno por la mañana en el gimnasio y luego tenemos dos sesiones en pista. Me levanto a las 6.30 para ir al gimnasio, trabajo y luego hago pista. Es una rutina. Hay mucha diferencia de la Superliga 2 a la 1, el nivel se duplica», reconoce, y por eso está satisfecha porque su equipo está dando la cara en este inicio de temporada.

La Liga, aunque sea de la máxima categoría, no es profesional. «Podría ser mejor, más profesional. En la Liga Iberdrola hay 12 equipos y cinco de esos son canarios, aquí hay mucho vóley. Por eso se miran un poco más las subvenciones, las ayudas. En Zaragoza no se reciben muchas ayudas. Por ejemplo, para ir al Campeonato de España no te pagan el billete, te lo tienes que pagar tú, y no todo el mundo puede asumirlo».

Por eso ella agradece a sus padres el esfuerzo y el apoyo que siempre le han brindado. Y el ejemplo que ha tenido con su progenitor. «Mi padre se retiró el año que nací, pero me lo ha contado todo. Me ha contado que eran una familia de 7 miembros viviendo en 30 metros cuadrados y mi abuela no sabía que entrenaba y tenía que coger dos autobuses para ir al entrenamiento. Me ha inculcado esos valores de esfuerzo”, dice. Por eso, María Pérez tiene clara una cosa: «el gen competitivo lo he sacado de mi padre. Siempre me dice que tenga los pies en el suelo y que escuche a todo el mundo», indica. El gen será cosa familiar, pero su carrera es mérito suyo. Desde una actividad extraescolar en el colegio hasta convertirse en la única jugadora aragonesa en la máxima categoría del voleibol nacional.