La actualidad del Real Zaragoza

Cambios en ebullición

El parón liguero tras el partido en Vitoria de este viernes abre un escenario de giro deportivo en el Zaragoza, con la salida de Torrecilla más factible que la de Carcedo, aunque se puedan dar ambas

Torrecilla, en primer plano y Carcedo justo al lado en la presentación del entrenador riojano.

Torrecilla, en primer plano y Carcedo justo al lado en la presentación del entrenador riojano. / Jaime Galindo.

La derrota ante el Andorra, el nuevo 'incendio' de La Romareda con Juan Carlos Carcedo y Miguel Torrecilla como señalados otra vez por la grada y la situación de un equipo que no arranca y que sigue en la zona baja de la tabla, con solo 16 puntos en 14 jornadas, hacen vislumbrar cambios inminentes en la parcela deportiva y que llegarían tras el partido en Vitoria del Real Zaragoza, una salida este viernes más que difícil en la que se examina más Carcedo que Torrecilla, puesto que ahora mismo el relevo en la dirección deportiva parece más candente que el del entrenador. Con todo, cualquier escenario tras jugar con el Alavés, actual segundo, que no ha perdido en su campo y es uno de los equipos más potentes de la categoría por su condición de recién descendido de Primera, es posible.

El parón por la Copa, esa semana sin competición liguera, es el escenario ideal para cualquier giro, tanto en el banquillo como en la dirección deportiva. O en ambos. Lógicamente, si el director general, Raúl Sanllehí, y la nueva propiedad decidieran que el despacho de Torrecilla iba a tener nuevo inquilino la llegada del nuevo entrenador sería posterior a la del director deportivo, un cargo para el que el hombre fuerte del grupo inversor ha estado trabajando desde hace unas semanas, con algunos candidatos tanteados, tal y como publicó este diario.

Rubén Reyes y Cordero están descartados por diferentes motivos y Juanan Pérez y Soriano son algunas de las alternativas sobre la mesa para la dirección deportiva

Lo fue Rubén Reyes, de difícil salida del Getafe y que no irá al Oviedo al final para continuar en el Coliseum, aunque no era una de las preferencias y las posibilidades para su llegada a Zaragoza apenas si existieron. Juan Carlos Cordero sí estaba en la lista en uno de los lugares preferentes, aunque su contratación es de una dificultad extrema. Tiene dos años de contrato, la nueva propiedad del Tenerife tras el retoque accionarial que ha encabezado José Miguel Garrido cuenta con él y si quisiera salir sería mediante la cláusula de desenganche pactada con el club isleño. Al menos, de momento.

La reestructuración

Mucho más asequible es la opción de Juanan Pérez Cabrero, que trabajó con Miguel Torrecilla en el Betis y que fue jefe de ojeadores del Atlético de Madrid tres años. Ahora está libre tras no acompañar a Ángel Martín González en el Huesca tras hacerlo en el Getafe. El claro vínculo del Atlético y del Fondo Ares en la propiedad zaragocista le puede dar opciones y también desde ese lado, en concreto de alguno de los consejeros del Zaragoza vinculados a Gil Marín, se ha situado el nombre de Fernando Soriano, que desempeñó esa función en el Ibiza, donde fichó a Carcedo y que además cuenta con el aval de su zaragocismo, ya que como jugador se formó en esta cantera y jugó en el primer equipo entre 2002 y 2005, tres temporadas. Con todo, el excentrocampista, por ahora, es solo un nombre puesto encima de la mesa, sin contactos por el momento.

Otra de las opciones que baraja Sanllehí es la reestructuración de la parcela deportiva, con un director de Fútbol, figura que él ocupó en el Barcelona y en el Arsenal, y un secretario técnico o director deportivo. En ese escenario también sería muy improbable la continuidad de Torrecilla, tocado en el estado de ánimo por todo lo que está viviendo en los últimos meses. Llegado al club en diciembre de 2020 tras rescindir del Waasland-Beveren, el ejecutivo salmantino renovó con el aterrizaje de la nueva propiedad por un año en una decisión en su momento difícil de entender. Solo unos meses después, con La Romareda pidiendo su dimisión y tras un mercado donde la pauta en los fichajes, la última palabra, la han tenido Sanllehí y los nuevos propietarios, su salida se antoja como probable en los próximos días, como principal damnificado de la deficiente configuración de la plantilla.

Por su parte, Carcedo tomó aire con el triunfo en Tenerife y es una apuesta personalísima de Sanllehí, que lo conocía de su etapa en el Arsenal con Emery y que le firmó por dos años con uno de los salarios más altos que ha tenido un entrenador del Zaragoza en la historia reciente y que alguna fuentes sitúan en torno a 350.000 euros. Sin embargo, la nueva derrota ante el Andorra, donde por tercera vez La Romareda le pidió de forma clara que se marchara tras hacerlo en el empate ante el Oviedo y en la victoria ante el Villarreal, le deja de nuevo expuesto. Los números son pobres y la sensación de no arrancar, de giros inexplicables y de cierta depresión del equipo todavía le ponen más en el foco.

Un buen resultado en Vitoria le puede mantener en el puesto, pero al igual que sucede con Torrecilla, en el caso del director deportivo por el tiempo hasta el mercado de enero, donde los refuerzos, sobre todo en ataque, con un extremo como prioridad, son ineludibles, el momento para un giro en el preparador del equipo con esa semana sin Liga es el propicio. Obviamente, Carcedo, al que solo se le transmite la confianza desde la propiedad pero que conoce las leyes del fútbol, no tiene la culpa de los déficits de una plantilla con poco gol, sin extremos y con algunas posiciones mal cubiertas y otras con excedente, pero no es menos cierto que el Zaragoza solo ha ganado cuatro partidos de 14 y que La Romareda ya lo ha señalado más que suficiente, lo que puede llevar a que acabe por apuntar más alto en el palco si ese relevo no llega ahora y ante el Málaga en el fin de semana del 20 de noviembre se da un nuevo tropiezo en casa.

A la hora de su relevo, el perfil es el de un entrenador joven, aunque con algo de experiencia ya en la categoría o en el fútbol español, y sin poder destinar un gran esfuerzo económico en ese técnico, cuyos emolumentos serían inferiores a los que tiene ahora Carcedo.

 

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