La opinión de Sergio Pérez

La libreta de Velázquez y el manual para revivir a un muerto

El Zaragoza que Julio Velázquez se ha encontrado está casi muerto futbolística y anímicamente, sin ninguna confianza en lo que hace, sin armas que le den seguridad ni caminos para revertir la situación. Además, el nivel de la inmensa mayoría de los jugadores está siendo bajísimo con momentos alarmantes en hombres capitales en la estructura diseñada en verano. El trabajo de reconstrucción que tiene por delante el técnico es de una dimensión importante 

Julio Velázquez da instrucciones a Jair en el partido de Albacete.

Julio Velázquez da instrucciones a Jair en el partido de Albacete. / CARLOS GIL-ROIG

Sergio Pérez

Sergio Pérez

El día de su debut en el banquillo, en el que nada salió como esperaba ni por la más mínima aproximación, Julio Velázquez fue realizando anotaciones en una pequeña libreta a lo largo de todo el partido. Bien la pudo llenar de apuntes después de la mala actuación que realizó su equipo, reconocida con absoluta sinceridad por el propio entrenador en la rueda de prensa posterior.

El Real Zaragoza no fue nada de lo que Velázquez había soñado con encontrarse en su primera puesta en escena. Casi nulo ofensivamente (cero remates en la primera parte y muy pocas llegadas en total, solo alguna esporádica con cierto peligro al final), el equipo estuvo sometido por el ritmo del Albacete. No mezcló, no combinó, no produjo juego, estuvo liviano, llegó siempre un segundo más tarde que el rival y, producto de ello, siempre estuvo a su merced.

La inclinación del partido fue constantemente local y lo que sucedió al final con el gol de Quiles resultó una consecuencia natural de lo que había ocurrido anteriormente. El Real Zaragoza sumó en Albacete su tercera derrota consecutiva en Liga, la cuarta en los últimos seis encuentros y alargó su tenebrosa racha, que ya da para echarse a temblar. La caída desde el liderato continúa agrandándose.

Velázquez tiene muchísimo trabajo por delante. El equipo que se ha encontrado está casi muerto futbolística y anímicamente, sin ninguna confianza en lo que hace, sin armas que le den seguridad ni caminos para revertir la situación. Tiene un importante problema de generación que nace en el origen de la jugada, momento en el que el cortocircuito es general. Todavía nadie ha dado con la tecla, el modelo y el lugar para hacer crecer a Marc Aguado y Toni Moya. Tampoco ellos se están encontrando a sí mismos.

El Real Zaragoza arrastra, además, un sinfín de problemas individuales: el nivel de la inmensa mayoría de los jugadores está siendo bajísimo con momentos alarmantes en hombres capitales en la estructura diseñada al principio de la temporada. Muchos están muy lejos de su punto ideal. En Albacete solo Francés estuvo digno. Velázquez va a tener que tirar de máximos en la tarea de reconstrucción y rearme que le ha sido encomendada, va a tener que echar mano del manual para revivir a un muerto.