Un proyecto estratégico

Tres gradas de La Romareda podrán demolerse a la vez para ganar tiempo

El arquitecto del nuevo estadio, César Azcárate, prevé que las obras se puedan reducir entre 18 y 24 meses si el Zaragoza se muda al Parking Norte de la Expo

Perspectiva del estadio de La Romareda desde una de las esquinas del graderío.  | JAIME GALINDO

Perspectiva del estadio de La Romareda desde una de las esquinas del graderío. | JAIME GALINDO / IVÁN TRIGO

Iván Trigo

Iván Trigo

La vieja Romareda podría desaparecer de la escena urbana de la ciudad antes de lo que se había planteado. En un inicio, el cronograma diseñado por Idom a petición del club tenía previsto derruir una grada cada verano durante los próximos cuatro años. Pero si el Real Zaragoza cuenta con un estadio en el Parking Norte al que poder mudarse, las obras podrán avanzar más rápido. Y según explica el arquitecto encargado del diseño del campo, César Azcárate, en ese caso «lo mejor es tirarlo todo al mismo tiempo».

No obstante, Azcárate, en declaraciones a este diario, afirma que la sociedad Nueva Romareda, que es la encargada de construir el estadio, «todavía» no les ha pedido que rehagan el proyecto constructivo, que hasta ahora está dividido en cinco fases, la primera de las cuales empezará este mismo mes de julio.

«Sí que nos han comunicado que existe la posibilidad de que el Zaragoza pueda jugar en un campo modular y que en ese caso no será necesario compaginar las obras con los partidos. Pero nosotros de momento seguimos trabajando en la misma línea que hasta ahora porque primero quieren estudiarlo con más énfasis», afirma el arquitecto.

En el caso de que se opte por la opción de que el Zaragoza salga de La Romareda –una determinación que ya se ha tomado pero que todavía tiene que atarse desde el punto de vista técnico y jurídico–, «adaptar el proyecto básico» a esa nueva realidad «no será complicado». «Es muy habitual que cambie la planificación de una obra de estas características», comenta.

«Estamos trabajando para terminar el proyecto definitivo. Si tenemos que eliminar las fases no supondría una complejidad. El producto final no cambia, el proyecto será el mismo pero la obra será mucho más fácil si se da esa posibilidad de que el Zaragoza no tenga que jugar en La Romareda», explica Azcárate. El arquitecto, eso sí, defiende la viabilidad del plan que han diseñado desde Idom puesto que ya hay «muchos ejemplos» en los que se ha reformado un estadio «por completo» mientras se ha seguido jugando. «Tanto en España como fuera. En el Monumental, del River Plate, por ejemplo, hay muchas más fases planteadas que en el caso de La Romareda», dice Azcárate.

El arquitecto César Azcárate sobre el césped de La Romareda.  | JAIME GALINDO

El arquitecto César Azcárate sobre el césped de La Romareda. | JAIME GALINDO / IVÁN TRIGO

Según el planteamiento de las cinco fases, «el momento más complicado» está previsto durante el derribo de la Tribuna Preferente, que coincidirá con la construcción de la este. «Pero en la primera fase», cuando se derribe la grada del Gol Sur, la antigua Gerencia de Urbanismo y el Cubo, no habrá complicaciones», dice.

Quedan sorpresas

Esta primera fase de las obras es la que se va a acometer según lo planeado. Si la sociedad Nueva Romareda comunica a Idom que no será necesario compaginar las obras con el desarrollo de partidos, «entonces las obras se simplifican». «En ese caso lo mejor será tirar todo lo que quede en pie al mismo tiempo», insiste. Así, si se construye el estadio modular del Parking Norte, como es voluntad de la sociedad mixta, habrá un momento en el que se estará construyendo la grada del Gol Sur, que se tirará este verano, mientras se derriban las dos tribunas y el Gol Norte. Y el terreno de juego quedará a la vista de todos.

Esta opción alternativa que han impulsado el Zaragoza, la DGA y el ayuntamiento tiene toda una serie de ventajas, explica Azcárate. El tiempo de la obra se reduciría «un año y medio o incluso más, aunque tendríamos que estudiarlo», por lo que el estadio podría estar acabado entre finales de 2026 y mediados de 2027 y ya no a finales de 2028.

También se reducirían los costes de la obra. Por ejemplo, los dos millones que constan en el presupuesto básico en concepto de «faseado» ya no tendrían que gastarse. Ahí entran, cuenta Azcárate, «gastos en materia de seguridad e instalaciones provisionales que se tendrían que montar para seguir utilizando el estadio, como por ejemplo el espacio para las cámaras de televisión que tendría que habilitarse en la tribuna este cuando se tire la Preferente». «Todo eso ya no sería necesario, pero si se hace todo a la vez se podría ahorrar por muchos otros aspectos», admite Azcárate.

El arquitecto se encuentra ahora perfilando el proyecto definitivo, que deben entregar a finales de junio. «Todavía quedan cosas por saberse, sí –ríe–. Hay espacios y lugares que todavía no se han mostrado. No porque no se quiera sino porque, conforme profundizas en el diseño, vas detallando todo mucho más». «Es el estadio que quiere y requiere Zaragoza», zanja.

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